El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ofreció en la madrugada del viernes un nuevo discurso mediante videollamada, esta vez ante el Consejo Europeo, que se reunió este jueves en Bruselas. A lo largo de su alocución, el mandatario siguió la que ha sido su retórica habitual desde el inicio de la invasión, agradeciendo la ayuda a los líderes europeos y, a la vez, criticando su lentitud e indecisión a la hora de aprobar sanciones contra Rusia. «Habéis aprobado sanciones. Estamos agradecidos. Estos son pasos poderosos. Pero llegaron algo tarde, porque si hubieran sido preventivas, Rusia no hubiera ido a la guerra», dijo Zelenski a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea.
Sin embargo, en esta ocasión el presidente dedicó un pequeño espacio de su intervención a lanzar un mensaje individual a cada uno de los estados miembros de la UE. La ráfaga de llamados, en los que mencionó a cada país por su nombre, llegó después de que mencionara la solicitud de Ucrania de entrar en la Unión Europea. Por lo tanto, ofrecen la comparativa más esclarecedora hasta la fecha sobre cómo el Gobierno de Ucrania valora el apoyo de los Veintisiete.
En primer lugar, llegaron los agradecimientos a quienes Zelenski considera como sus aliados más fuertes a lo largo de este conflicto. «Lituania está con nosotros. Letonia está con nosotros. Estonia está con nosotros. Polonia está con nosotros», indicó el mandatario. Esta misma fórmula se la dedicó a Eslovenia, Eslovaquia, la República Checa, Croacia y Bulgaria. Estos países del este, todos parte de la antigua Unión Soviética, son los principales ‘halcones’ de esta guerra, los que están impulsando a tomar medidas más severas contra Rusia y en defensa de Ucrania.
A continuación, el presidente ucraniano empezó a matizar el nivel de respaldo que percibe de otros países. Francia, «creo de verdad que estaréis con nosotros»; Rumanía, «sabe lo que es la dignidad, así que estará con nosotros en el momento crucial»; Suecia, «azul y amarillo (colores de la bandera ucraniana y sueca) siempre deben estar juntos»; Finlandia, «yo sé que estáis con nosotros»; Grecia, «creo que está con nosotros»; Chipre, «creo de verdad que estáis con nosotros». El país de Europa occidental que mayor apreciación recibió de Zelenski fue Italia, después de que su primer ministro, Mario Draghi, declarara su respaldo al ingreso de Ucrania en la Unión Europea. «Italia, ¡gracias por vuestro apoyo!», aplaudió.
Los agradecimientos acabaron aquí. A los nueve países restantes, Zelenski les dedicó palabras que indicaban indiferencia o reticencia. De España, por ejemplo, solo declaró que «encontraremos terreno en común», lo mismo que dijo de Países Bajos. Al referirse a Dinamarca y Malta, apuntó que «creo que lo lograremos»; con Luxemburgo, «nos entendemos entre nosotros»; a Austria le señaló que «esta es una oportunidad para vosotros, estoy seguro de ello».
Y, finalmente, llegaron las reprobaciones. Portugal e Irlanda recibieron un desdeñoso «bueno… casi» al llegar su turno. De Alemania, objetivo habitual de las críticas ucranianas, dijo que llegó «un poco tarde». Antes en su discurso ya se había referido a Berlín en estos términos: «Habéis bloqueado (el gasoducto) Nord Stream 2. Os estamos agradecidos. Y con razón. Pero también fue un poco tarde. Porque si hubiera llegado a tiempo, Rusia no habría creado una crisis del gas«.
Zelenski dejó para el final a Hungría, país al que dedicó varios párrafos criticando su equidistancia con Rusia. «Quiero detenerme aquí y ser honesto, de una vez por todas. Tenéis que decidir por vosotros mismos con quién estáis. Sois un Estado soberano», aseveró.
El mandatario dijo haber estado en Budapest y haber visto la instalación «Zapatos en la orilla del Danubio», una fila de 60 zapatos de hierro frente al río que homenajea a los judíos asesinados por los fascistas húngaros. «Escucha, Viktor, ¿sabes lo que está pasando en Mariupol?«, espetó, dirigiéndose directamente al primer ministro de Hungría, Viktor Orban. «Ve a tu orilla. Mira esos zapatos. Y verás cómo los asesinatos en masa pueden volver a ocurrir en el mundo de hoy. Y eso es lo que Rusia está haciendo hoy. Los mismos zapatos. En Mariupol, hay la misma gente. Adultos y niños. Abuelos. Y hay miles de ellos. Y esos miles ya no están».
«¿Y dudáis si imponer sanciones o no? ¿Y dudáis si dejar pasar las armas o no? ¿Y dudáis si comerciar con Rusia o no? No hay tiempo para dudar. Ha llegado la hora de decidir«, sentenció Zelenski.