EE.UU. aumentará el suministro de gas natural licuado a la UE para ayudarle a romper con Rusia

El presidente norteamericano Joe Biden ha pedido unidad a las democracias occidentales frente a la amenaza que representa Rusia. A su entrada en el edificio del Consejo Europeo, donde ha participado simbólicamente en una reunión de los dirigentes comunitarios, Biden ha hecho una defensa a ultranza de la democracia. «La única cosa muy importante que debemos hacer en Occidente es permanecer unidos y no es un eufemismo» porque «el principal objetivo de Putin es demostrar que las democracias no pueden funcionar en el Siglo XXI» y «dividir a la OTAN». Biden continuó diciendo que por ello «mi principal objetivo es mantener una unidad completa y total entre las principales democracias del mundo» y para enfatizarlo subrayó «y no estoy bromeando con esto.

Estoy hablando en serio». Tan en serio que poco después la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que se estaba ultimando un acuerdo por el que Estados Unidos se compromete a suministrar gas licuado a Europa durante los próximos dos inviernos y así reducir la dependencia energética de Moscú. La UE importa de Rusia el 40% del gas que consume, pero la Comisión quiere reducir este porcentaje en dos tercios antes de fin de año.

La presencia de Biden en la zona principal del Edificio Europa, que es un escenario previsto únicamente para reuniones de los jefes de Estado o de Gobierno europeos y a la que no se permite entrar ni siquiera a sus ministros, representaba una simbólica excepción y una imagen explícita de que la Unión Europea y Estados Unidos están claramente en el mismo bando. Después de haber participado durante la mañana en una reunión con los presidentes de los países miembros de la OTAN (la mayor parte de ellos lo son también de la UE) y otra con los del G7 (que excepto Japón son todos miembros de la Alianza Atlántica) los mensajes redundantes han sido inevitables y en todos los casos han ido en la misma dirección: apoyo a Ucrania, condena de la invasión rusa y unidad en el mundo libre frente al totalitarismo ruso.

El acuerdo sobre el suministro de gas licuado, que hará de España un punto crucial en el panorama energético continental por sus grandes infraestructuras en gasificación, evoca inevitablemente el puente aéreo con el que los aliados mantuvieron el suministro en el Berlin Occidental que Moscú intentaba asfixiar al inicio de la guerra fría. Rusia suministra anualmente a la UE 50.000 millones de metros cúbicos de gas y Estados Unidos 22.000. El acuerdo que está previsto anunciar hoy formalmente supondría aumentar esa cantidad en 15.000 millones de metros cúbicos, lo que no permite cortar todo el suministro ruso pero si disminuirá los ingresos que Putin recibe para financiar su ejército. El presidente del Consejo había decidido eludir precisamente el debate sobre las cuestiones de la energía y el precio del gas en la sesió de ayer y dejar el tema para hoy por la mañana, cuando está previsto que se discutan los posibles remedios a la subida de los precios.

Los Veintisiete no aprueban más sanciones a Moscú por las reticencias de Hungría, que no quiere implcarse en la guerra

Precisamente, antes de la reunión del Consejo Europeo y después de la de la OTAN había tenido lugar una de los líderes del G7 (Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Japón) en la que se aprobó una declaración en la que piden a los países productores de petróleo y gas una actitud «responsable» para decidir aumentar la producción de modo que se mitigue la subida de precios debida a las sanciones contra Rusia. En este sentido recordaron que la OPEP tiene «un papel muy importante».

En esta reunión intervino por teleconferencia el presidente ucraniano Volodimir Zelenski que ha vuelto a pedir todo el apoyo militar posible para su país porque «es mejor aprobar ahora el evío de armas a Ucrania que tener que enviar armas para otros países más tarde: Georgia, Moldavia, los estados bálticos, Polonia, Asia Central».

Esa unidad que predicaba Biden ha sido efectiva en los símbolos aunque mucho menos práctica, sobre todo en lo que se refiere al marco europeo, donde la situación que ha creado la guerra y la necesaria reacción contra el ataque por parte de Rusia está tensando extraordinariamente la situación. En la reunión, ya sin Biden, se pudo apreciar una diferencia clarísima entre las posiciones de Polonia, que es partidaria de ampliar las sanciones a Rusia y dejar de comprar cuanto antes su gas y su petróleo, frente a las de Hungría, que no quiere hablar ni de una ni de otra posibilidad.

«Lo que sucede en Ucrania no es una guerra, es una masacre», dijo a su entrada a la reunión el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki. «Precisamente por eso pedimos que se corten las fuentes de financiación de la maquinaria de guerra rusa. Si no pagamos este precio hoy, lo pagaremos mañana o pasado mañana». La declaración final no habla de suprimir las compras de gas de Rusia, que Alemania ya ha dicho que no puede asumir todavía a pesar de la llegada del gas norteamericano, y solo dice que los Veintisiete han adoptado ya cuatro rondas de sanciones y «seguimos dispuestos a actuar rápidamente con más sanciones coordinadas».

Zelenski ha vuelto a pedir en el G7 más armas para Ucrania «para no tener que ayudar luego a otros»

En una mención que se ha interpretado que está dirigida a Hungría, el Consejo «insta a todos los países a alinearse con esas sanciones» y recuerda que «debe detenerse cualquier intento de eludir las sanciones o de ayudar a Rusia por otros medios». El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ha establecido lazos muy estrechos con Rusia en la última década, ha condenado la guerra pero no quiere señalar personalmente a Vladímir Putin como su responsable y se ha negado a permitir que transiten armas para Ucrania a través de su territorio, como han hecho todos los demás países fronterizos.

El Consejo propone también empezar a crear un fondo y algunos países como Estonia han propuesto poner allí el dinero que dejen de gastar en comprar gas a Rusia, para reconstruir Ucrania después de la guerra que es un objetivo para el que la UE se está preparando, igual que para acoger en su territorio a los millones de ucranianos que huyen de la guerra.

Finalmente, la reunión del Consejo Europeo sirvió para confirmar la renovación del mandato para su presidente, el belga Charles Michel, a quien a falta de candidato alternativo y en medio de esta crisis fenomenal nadie ha querido cambiar, ni siquiera recordando sus discutibles problemas con el protocolo a la hora de apoyar a la presidenta de la Comisión en Turquía. La decisión ha sido un mero trámite que se ha ventilado con el procedimiento habitual, es decir, con el candidato fuera de la sala. Michel ha tenido tiempo de explicárselo a Biden mientras le acompañaba por el largo pasillo de entrada al edificio en el patio de banderas. El americano reconoció que «yo sueño con una reelección sin ninguna oposición».

«Mañana, con Biden, presentaremos un nuevo capítulo de nuestra asociación energética: gas natural licuado adicional de Estados Unidos a la Unión Europea para reemplazar el gas natural licuado que tenemos de Rusia. Un importante paso adelante», ha detallado la presidenta de Ejecutivo comunitario a la prensa a su llegada a la cumbre de líderes de la UE.

La presidenta de la Comisión Europea se reunirá este viernes con el presidente estadounidense. En dicho marco se anunciará este acuerdo en la cumbre de líderes de la UE al que ha sido invitado el presidente estadounidense tras la reunión del G7.

A finales del pasado enero, Estados Unidos y la Unión Europea sellaron un acuerdo para garantizar el suministro energético al mercado comunitario ante la posibilidad de ruptura con Rusia en plena escalada de tensiones con Moscú. Von der Leyen y Biden firmaron, en ese momento, una declaración por la que se comprometían con la seguridad y la sostenibilidad energética así como la aceleración hacia las energías limpias.

La presidenta del Ejecutivo comunitario ha destacado que los líderes de la UE, EEUU, Reino Unido, Canadá y Japón han decidido reforzar su apoyo a Ucrania, aumentar las sanciones a Rusia y romper con la dependencia de Moscú en el suministro de combustibles fósiles.