Una exposición fotográfica llega para reivindicar su identidad y rescatar su memoria colectiva. Se podrá ver hasta el 11 de noviembre en el Centro Cívico Teodoro Sánchez-Punter
Montemolín es uno de esos barrios de Zaragoza que pocos sabrían ubicar con precisión, a pesar de su larga historia. Situado entre San José y Las Fuentes, ha sido durante décadas un territorio de paso más que un destino. Pero una nueva exposición fotográfica llega para reivindicar su identidad y rescatar su memoria colectiva.
Hasta el 11 de noviembre, el Centro Cívico Teodoro Sánchez-Punter acoge una muestra compuesta por 36 fotografías acompañadas por textos, que invitan a recorrer la evolución urbana y humana de Montemolín, desde sus orígenes rurales hasta su integración definitiva en la ciudad de Zaragoza.
UN VIAJE VISUAL POR EL PASADO DE MONTEMOLÍN
Las imágenes, que combinan historia y emoción, se pueden visitar de lunes a viernes, de 8.30 a 21.30 horas, y los fines de semana de 9.30 a 20.30 horas. Además, habrá visitas guiadas los días laborables, de 18.00 a 20.30 horas, y los fines de semana de 11.00 a 13.30 horas, una oportunidad perfecta para descubrir los secretos de este antiguo enclave zaragozano.
El catálogo de la exposición se abre con un prólogo que revela cómo nació Montemolín: «Puede confirmarse que el barrio de Montemolín, como unión de casas y vecinos en un entorno urbano, aunque con referencias rurales anteriores, nació alrededor de una posada, pero se desarrolló con la construcción de la estación de Cappa (luego de Escatrón y más adelante de Utrillas) y del Matadero Municipal, hoy Centro Cívico Salvador Allende».
Estos dos espacios, que comenzaron a funcionar en la década de 1880, impulsaron el crecimiento de un pequeño núcleo de viviendas para los trabajadores del ferrocarril y del matadero, dando forma al germen del barrio.
DE BARRIO RURAL A PARTE DEL ENTORNO URBANO
Montemolín siguió creciendo y transformándose durante casi un siglo, manteniendo un carácter rural dentro de la ciudad. No fue hasta 1981 cuando Zaragoza reorganizó sus distritos municipales, y Montemolín quedó dividido entre Las Fuentes y San José, dos zonas más jóvenes pero que acabaron heredando su territorio y su historia.
Con esta exposición, se reivindican la solera montemolinera y la memoria de un barrio que fue pionero antes que sus vecinos, pero que el tiempo y la urbanización quieren difuminar en el mapa y, sin embargo, crece y vive con energía y pujanza.













