En apenas 5 años, esta peregrinación da «frutos eternos para las vocaciones de los jóvenes, las familias y la relación con Cristo», señala el cardenal Burke
Cuando Marcus Robinson y otros padres organizaron hace seis años una breve peregrinación para sus hijos (13 familias en total), no imaginaban que, año tras año, invitando a más personas, se convertiría en un evento de alcance impresionante. «Muchos peregrinos dicen que es el momento más destacado de su año y que tienen muchas ganas de volver y participar», declaró Robinson a OSV News.
En octubre de 2020, en medio de la pandemia de Covid-19, unas 500 personas respondieron a la invitación para caminar y rezar por el país. Hoy, la Peregrinación de los Tres Corazones espera reunir a 3.000 participantes para el próximo 9 de octubre para recorrer 56 kilómetros en dos días a través de la Oklahoma rural hasta la abadía de Nuestra Señora de Clear Creek, un monasterio benedictino.
Niños y jóvenes vigorosos e ilusionados, algunos caminando descalzos y ondeando banderas; sacerdotes en sotana desgranando misterios del rosario y celebrando la misa tradicional en medio de los campos; y familias con sus carritos: esta es una de las imágenes características de la peregrinación, que recuerda a las rutas europeas cristianas que se realizan cada año y que, con el tiempo, no dejan de crecer en fuerza y participantes.

Los tres corazones: Jesús, María y José
Nombrada en honor al Sagrado Corazón de Jesús, al Inmaculado Corazón de María y al castísimo corazón de San José, esta peregrinación busca fortalecer los lazos familiares mientras se reza por el país. «Nos centramos en la familia, y para eso es la peregrinación», aseguró Robinson. «Caminamos en defensa de la familia tradicional, así como de la santidad de la vida», añade.
El evento inicia el 9 de octubre con una concentración en el río Illinois en Tahlequah, donde los peregrinos escucharán una charla y acamparán. Al día siguiente comienza la caminata, con misa al aire libre y almuerzo a mediodía. Por la noche del 10 de octubre, se celebra adoración eucarística bajo las estrellas, antes de completar la ruta hasta la abadía para la misa pontifical y una barbacoa el 11 de octubre.
Lejos del mundanal ruido
La peregrinación atrae a jóvenes, familias e incluso visitantes de otros países. «Ver la alegría y la belleza que surge de los peregrinos al hacer esto juntos es mi parte favorita de cada año», dijo Robinson. «Se ve a los padres conectar con sus hijos y a las madres con sus hijas. Todos están haciendo algo muy difícil, pero tienen un profundo sentido de espiritualidad y logro», explica.
El cardenal Raymond Leo Burke también respaldó la iniciativa: «No puedo expresar lo suficiente mi apoyo a esta devoción. Lo que están haciendo da frutos eternos para las vocaciones de los jóvenes, las familias y la relación con Cristo».
Esa misma visión de impacto espiritual y familiar es la que destaca Robinson al hablar de la peregrinación: más que una caminata, representa un tiempo significativo, alejado de las distracciones modernas, donde padres e hijos fortalecen sus lazos. «Hacer esta peregrinación en familia los une y les permite sentirse realmente conectados», afirmó.
El evento también se ha convertido en una tradición anual: familias esperan reencontrarse con amigos mientras caminan juntos. «Parte de lo que atrae a todos es ver las caras conocidas y experimentar ese vínculo y esa comunidad de estar juntos una vez al año», expresó Robinson. Con la vista puesta en el futuro, Robinson confía en que cada vez más jóvenes y estudiantes católicos se sumen, porque el futuro, asegura, «está en la juventud».