Cronología del 7 de octubre: el día de la bestia yihadista y el ataque más salvaje desde el holocausto

Unos 4.000 terroristas a las órdenes de Hamás cruzaron al otro lado de la Franja. Por tierra y cielo fueron localizando a sus víctimas. En total, más de 1.500 entre vivos, muertos, degollados, mutilados, violadas y descoyuntadas sin distinción de edades o sexos

Aquel sábado 7 de octubre de hace dos años era un día más. En los kibutz desde los que se aprecia, sin necesidad de prismáticos, la verja que separa la franja de Gaza de sus tierras agrícolas no pasaba nada. Era shabat, fiesta sagrada judía donde la población descansa, reflexiona, reza, no utiliza dispositivos electrónicos y naturalmente, no trabaja.

A las 6.20 de la mañana comenzaron los primeros gritos, el ruido de los Toyotas, el silbido de las balas, las ráfagas de las ametralladoras y los golpes. Había comenzado el ataque más salvaje de la historia contra el pueblo judío desde el holocausto.

El horror de la memoria de la II Guerra Mundial y el nazismo resurgió en una veintena de kibutz como el Nirim, el Nir Yitzhak o el Be´eri. También en media docena de moshavim, cooperativas agrícolas similares. Unos 4.000 terroristas a las órdenes de Hamás habían abierto boquetes en la alambrada y cruzado al otro lado de la Franja en sus vehículos cuatro por cuatro. Otros, sobrevolaron en parapentes la zona más rica para la agricultura de Israel. Por tierra y cielo fueron localizando a sus víctimas. En total, más de 1.500 entre vivos, muertos, degollados, mutilados y descoyuntadas sin distinción de edades o sexos.

Los vehículos de los jóvenes asistentes al festival en el desierto de Negev

Los vehículos de los jóvenes asistentes al festival en el desierto de Negev

Nova Festival

En una zona desértica, a unos 5 kilómetros de esa frontera rústica entre ese pedazo o lengua de tierra palestina e Israel cientos de jóvenes de diferentes nacionalidades bailaban al ritmo de una fiesta rave. Celebraban otra edición del Nova Festival con una estética de los años 60, tipo paz y amor. Hombres de melenas con trenzas de rastafaris, otros con gorras, pantalones cortos, camisetas sin mangas y muchas chicas jóvenes de shorts y top de cuero con tirantes.

El horror que vivieron los supervivientes del festival de música que sufrió el ataque de Hamás

El horror que vivieron los supervivientes del festival de música que sufrió el ataque de Hamás

Algunos creen que los miembros de las brigadas Ezzeldin Al–Qassan, –el brazo armado y más sanguinario de Hamás–, sabían que se celebraba esa fiesta de 48 horas ininterrumpidas. Otras versiones aseguran que fue un «regalo inesperado» para los terroristas.

Las imágenes de la barbarie en el Nova Festival o Supernova Sukkut Gathering , recorrieron el mundo. La huida desesperada de los jóvenes de la cacería humana que se había desatado encarnaba una barbarie que se creía olvidaba. Muchos corrieron al enorme contenedor de basura –que hoy permanece con fotografías de algunos de los 364 muertos– con la esperanza de ocultarse entre los desperdicios.

Los yihadistas les descubrieron, les torturaron, les asesinaron y se llevaron a 44 de rehenes. Sobre camionetas arrojaban cuerpos descoyuntados de muchachas medio vivas o medio muertas… Los familiares en Alemania reconocían a una de las chicas, otros en FranciaBrasil, Estados UnidosMéxico y hasta Rusia veían a cámara lenta las imágenes de la tragedia rezando para que ninguno de los suyos estuviera entre los cadáveres.

La marabunta de yihadistas arrancaba bebés de los brazos de sus madres, violaban, mataban y después saqueaban

Mientras unos atacaban ese flanco otros se dispersaban por las granjas y viviendas de los Kibutz. La marabunta de yihadistas arrancaba bebés de los brazos de sus madres, entraban en las viviendas, disparaban, violaban, secuestraban, mataban y después saqueaban y prendían fuego a las casitas.

Hoy la mayoría permanecen como las dejaron, con las puertas de la habitación blindadas como un colador de agujeros de balas, con las fotográficas de la Familia BiBas y sus hijos Ariel y Kafir, de 4 años y 9 meses estrangulados, con las Mikael, el viejo que apenas podía andar y que arrastraron fuera y mataron. No hubo sirenas, nadie mandó un sms, nada. Era shabat y temprano. Los peores presagios y coincidencias se unieron durante horas.

Así fue la operación de rescate de los cuatros rehenes israelíes en manos de Hamás

Así fue la operación de rescate de los cuatros rehenes israelíes en manos de Hamás

Los que salvaron la vida y escaparon de los terroristas de las brigadas Ezzeldin Al–Qassan llevan dos años pidiendo por los secuestrados y por los cuerpos de los muertos. En total, según Hamás, quedan 48. Se cree que prácticamente la mitad seguiría con vida. Son su moneda de cambio en el plan de paz de Donald Trump que exige su entrega inmediata.

Los rehenes estuvieron o han estado en alguno de los túneles, se calcula que se extienden por unos 500 kilómetros. Pero también penaron en las casas de palestinos de la Franja.

Las vejaciones han continuado, las palizas, las violaciones de los hombres (hasta con sus esposas como testigos) a las secuestradas no cesaban. Los familiares evitan dar nombres y recuerdan que cada que vez que los carros de combate de Israel avanzan en Gaza y mueren los suyos, los suplicios aumentaban y aumentan.

La respuesta de Benjamín Netanyahu ha sido demoledora. No hay estadísticas actualizadas, pero en 2023 el 65 % de los israelíes estaban a favor la de operación terrestre en Gaza y el 21 % en contra. Hoy la proporción probablemente haya cambiado por el efecto contagio de antisemitismo que se ha extendido de Europa a América por la crueldad de la contraofensiva.

Miembros del Ejército de Israel apuntan a un objetivo

Miembros del Ejército de Israel apuntan a un objetivo

La guerra no ha terminado aunque el plan de Trump tiene un respaldo nunca visto: los países árabes y hasta Irán lo respaldan mientras Hamás lo acepta con condiciones y la amenaza de la Casa Blanca de una «aniquilación total» del grupo terrorista que ha estado gobernado la Franja.

Pero la paz real no llega y en este tiempo el odio inoculado en el ADN de unos y otros parece infinito. Pero los judíos que sufrieron la barbarie del 7 de octubre y el resto, sienten que el mundo, una vez más, no les entiende.