Alemania no es capaz de cumplir con las tareas asignadas por la OTAN por razones logísticas

Los dos últimos Puma que aún estaban operativos fallaron durante la maniobra «después de una hora y media con fallas en la torre»

El vehículo alemán de combate de infantería Puma, de última generación, debería formar parte de la fuerza de reacción rápida de la OTAN. Ese era el menos el plan del Ejército alemán. Pero tras una larga serie de problemas técnicos masivos durante las últimas maniobras, ha sido retirado y sustituido por modelos más antiguos. Ninguno de los 18 blindados superaron las pruebas de funcionamiento por problemas que van desde su operatividad hasta sus sistemas electrónicos, diagnosticados como «particularmente vulnerables», según ha publicado el semanario alemán Der Spiegel, que cita como fuente un informe enviado por el comandante de la 10ª división de blindados, el general Ruprecht von Butler, al estado mayor de defensa.

Los dos últimos Puma que aún estaban operativos fallaron durante la maniobra «después de una hora y media con fallas en la torre», escribió von Butler sobre los equipos, fabricados por las empresas de armamento alemanas Krauss-Maffei Wegmann (KMW) y Rheinmetall Landsysteme GmbH (RLS), «la disponibilidad operativa del vehículo se está convirtiendo en un juego de lotería a pesar de todos los buenos preparativos… esto es estresante, especialmente para las tropas bajo mi mando… Las tropas ya eran conscientes de la naturaleza de los defectos, pero nunca antes habían ocurrido con esta frecuencia».

La ministra alemana de Defensa, Christine Lambrecht, ha convocado hoy lunes una reunión de urgencia de la Comisión de Defensa y los altos mandos militares para discutir la situación, que afecta a los planes el gobierno para ayudar a Ucrania. Asistirán el secretario de Estado de Defensa, Benedikt Zimmer, el inspector general Eberhard Zorn, el inspector del ejército Alfons Mais y el comandante de división responsable, el general de división Ruprecht von Butler. El Puma, cuya producción comenzó en 2009 y cuyo cometido era inicialmente sustituir a los Marder, forman parte de la ayuda militar que Alemania ha prometido a Ucrania. El margen de maniobra de la Comisión es relativamente estrecho, porque las reparaciones necesarias llevarán al menos tres meses, según el informe técnico.

Evaluación inmediata de daños

La primera intención del Ministerio es, junto con especialistas de la industria de armamento, realizar una evaluación inmediata de los daños, ha informado el inspector general de la Bundeswehr, Eberhard Zorn. La oficina de adquisiciones BAAIN y el inspector del ejército «harán todo lo posible para restaurar el estado despejado del Puma», ha dicho el general, «cumpliremos nuestro compromiso con la OTAN a partir del 1 de enero». Pero los serios problemas técnicos, que se manifestaron durante los ejercicios de la llamada punta de lanza de la OTAN (VJTF) han sembrado serias dudas en la Alianza sobre la conveniencia de contar finalmente con estos activos. También desde el gobierno alemán se cuestiona el futuro de los Puma. Los Verdes, miembros de la ‘coalición semáforo’, han expresado dudas sobre posibles nuevas compras del vehículo. «Preguntaremos si todavía tiene sentido adquirir Pumas adicionales», confirma Niklas Wagener.

‘Tanque-avería’

El fiasco con los Puma, apodado por la prensa alemana como el ‘tanque-avería’, no es sino otro capítulo del culebrón de la falta de operatividad del ejército alemán. De momento, el gobierno ha anunciado la compra de 35 cazas estadounidenses F-35, pero la Asociación Bundeswehr está pidiendo un mayor enfoque inversor en las fuerzas terrestres, en referencia a la partida extraordinaria de 100.000 millones de euros para rearmar el ejército solamente en 2022, a la que su sumará un gasto sostenido de al menos el 2% del PIB a partir de 2023. «Finalmente necesitamos nuevas fuerzas terrestres para la defensa nacional y de la OTAN, porque la disuasión y la defensa requieren fuerzas que ganen en caso de disputa», protesta el presidente de la asociación, André Wüstner, «y eso solo puede tener éxito con sistemas de armas que permanezcan operativos en todas las condiciones. Por lo tanto, el Ministerio de Defensa debe concentrarse en las fuerzas terrestres».

El inspector general Eberhard Zorn ha anunciado un esfuerzo conjunto del ejército, la oficina de adquisiciones BAAINBw y especialistas de la industria armamentista para resolver los problemas, que no se limitan a los Puma. La más llamativa de las carencias tiene que ver con las municiones. Si Alemania entrase en guerra, la munición acumulada llegaría para dos, máximo tres días de combate, según diversos informes. El gobierno ha saludado la iniciativa de la empresa Rheinmetall para construir en suelo alemán una fábrica de munición de calibre medio (20 a 35 milímetros) que permita independizarse de proveedores extranjeros. Comenzará a operar en junio, con los primeros suministros a los cañones Gepard. Pero además de no tener balas, las carencias del ejército alemán son tan generalizadas como para que el informe citado por Der Spiegel reconozca que Alemania no es capaz de cumplir con las tareas asignadas por la OTAN por arzones logísticas.

Según este documento confidencial, Alemania no puede suministrar fuerzas de artillería al grupo de combate multinacional desplegado en Lituania ni de garantizar por completo su defensa aérea con baterías Patriot. Faltan dispositivos digitales de teleconomunicaciones y los sistemas de radares están tan envejecidos que no garantizan la seguridad del espacio aéreo alemán. «Las lagunas de personal, de equipamiento de material, de infraestructura y de piezas de repuesto y municiones, abiertas durante décadas de subfinanciación estructural, no pueden cerrarse de un plumazo», se defiende la ministra Lambrecht.