Los cubanos, más preocupados por comer que por el VIII Congreso del Partido Comunista

Este viernes comienza el VIII Congreso del PCC, que concluirá el lunes, en el que Raúl Castro dejará de ser secretario general del Partido Comunista, el cargo con más poder en la isla. Le dará el relevo a otra persona, que muchos creen será el actual presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Por primera vez, en 62 años, ningún Castro detentará el poder. Sin embargo, la población en la isla parece vivir de espaldas a este acontecimiento histórico, pues está inmersa en otras preocupaciones, como sobrevivir a las graves carencias de un país, que sufre también los efectos de la pandemia del Covid-19.

Inflación, desabastecimiento y desigualdades sociales son algunas de las consecuencias que ha traído para Cuba la implementación de la llamada ‘tarea ordenamiento’. La política se anunció a fines del año 2020 e inició el 1 de enero de 2021, denominado ‘día 0’. Algunas de las medidas implementadas son: aumento de salarios y pensiones, así como de los precios; la unificación monetaria y cambiaría (en Cuba circulan, desde los años 90, dos monedas: el CUC, o peso convertible, y el CUP, peso cubano o moneda nacional), para lo cual dieron un plazo de seis meses (en el que desaparecerá el CUC).

Para muchos analistas, se trata de la más significativa reforma económica ocurrida en el país en más de veinte años; por otro lado, llegaron en un momento en el que Cuba atraviesa una aguda crisis económica agravada por la pandemia de la Covid-19, la caída del turismo, y el peso de las sanciones estadounidenses. El régimen cubano reconoció que en el 2020 la economía se había contraído en un 11 %.

Según refirió el vice primer ministro, Alejandro Gil Fernández, este ordenamiento constituye uno de los elementos más importantes de la estrategia económica y social del país, además de ser una transformación «que la economía necesita para el bien del país y de nuestra población».

Como parte del ordenamiento económico, el gobierno comunicó, además, que eliminaría gradualmente «subsidios excesivos y gratuidades indebidas». Una de las personas afectadas con esta medida es Carmen, madre soltera de seis menores de edad, desempleada, y a quien el gobierno le retiró la pensión.

«Me dijeron que tenía que ponerme a trabajar, que ya no podrían ayudarme más, que soy una carga para el Estado; pero, ¿cómo voy a trabajar si no hay trabajo? Mi centro de trabajo está sin funcionar hace casi un año y también están cerradas las escuelas y, aunque encontrara otro trabajo, cosa difícil, no tengo quien me cuide a los niños. Ya no sé qué hacer. Estoy desesperada», expone.

Por otra parte, el salario mínimo aumentó de 400 a 2.100 CUP mensuales, un aumento de 525%; es decir, de 8 a 42 dólares, pues hoy el dólar se cotiza (en el mercado informal) a 50 CUP por cada dólar. Y es que, aunque el gobierno aseguró que vendería dólares en los bancos, a una tasa de cambio de un dólar por cada 24 CUP, hasta la fecha esto no se ha hecho.

«Los bancos nunca tienen dólares para vender, si queremos comprar en las tiendas en MLC (USD), tenemos que comprarlos en el mercado negro», refirió Pablo. «Para poder comer tienes que comprar verde (USD) porque la mayoría de los productos de primera necesidad están en las tiendas en dólares. Y yo no tengo familia en el extranjero que me envíe remesas. Lo otro es el aumento excesivo de los precios: una libra de carne de cerdo te puede costar 100 pesos o más, por solo citarte un ejemplo», añadió.

Para este trabajador estatal, el ordenamiento ha sido «fatal», un «desastre», y no ha representado «ninguna mejoría para el pueblo, todo lo contrario». Su salario mensual es de 4 410 CUP (unos 88 dólares), lo cual no le alcanza «para nada».

Las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible) o USD se abrieron en Cuba hace poco más de un año. Inicialmente serían solo para la venta de artículos electrodomésticos, poco después el gobierno las extendió también para la venta de alimentos y otros artículos de primera necesidad. Aunque para muchos representaba una mejoría por la gran variedad de productos que se ofertaban, a los cuales no se tenía acceso en el resto de los mercados en CUC o CUP, desde el inicio recibió muchas críticas ya que más del 70% de la población no recibe ni remesas del exterior ni pagos en USD.

«Hoy en las tiendas en CUC prácticamente solo encuentras agua y bebidas alcohólicas», sostiene Roberto, y agrega: «En las tiendas en CUP o CUC no hay juguetes ni ropa para los niños, y es que hasta las confituras están en MLC, además de que todo está carísimo. ¿Qué se hacen entonces los padres que no tienen dólares?».

El acaparamiento de productos ha sido otra de las consecuencias de la crisis económica, empeorada por el ordenamiento monetario. Berta estuvo seis días haciendo cola para comprar queso, puré de tomate y harina para su pizzería. duando llegó su turno, compró todo lo que quedaba de estos productos, dejando al resto si poder acceder a ellos. Y es que el Estado tampoco ha logrado establecer mercados mayoristas para los cuentapropistas y estos se han visto obligados a comprar en las tiendas en MLC.

A la par, ha aumentado el control estatal sobre el mercado con nuevas prohibiciones para ejercer el Trabajo por Cuenta Propia (TCP), anunciadas en febrero último. Según la información oficial, UN total de 124 actividades económicas se prohibirán; entre ellas: el periodismo, el cine y el arte independientes, así como la instalación de sistemas de cámaras de seguridad.

Esta última medida afectó particularmente a Roberto, quien lleva varios años dedicándose al oficio y opina que estas regulaciones solo los obligan a cometer ilegalidades, además de que «generan incertidumbre, fraude y divorcio de intereses entre el Estado y nosotros (…). Y es que ni siquiera dieron explicaciones de los motivos de estas prohibiciones», subrayó.

Ordenar el ordenamiento

A menos de un mes de iniciado el ordenamiento económico, el presidente del Consejo de Estado de Cuba, Miguel Díaz-Canel, dijo que «tenemos que ordenar el ordenamiento», debido a incomprensiones y errores en la implementación.

A Martha Beatriz Roque Cabello, economista y ex profesora de Estadística Matemática en la Universidad de La Habana, este «ordenamiento del ordenamiento» es como un puzle, un rompecabezas, «porque es muy difícil seguir todas las variantes que se ha propuesto el régimen con respecto a la forma de ordenar la economía».

Debido al descontento social, el régimen incluso ha tenido que dar marcha atrás a algunas de estas medidas como fue la del aumento de las tarifas eléctricas de hasta cinco veces.

Para muchos, el desastre económico propiciado por el ordenamiento solo demuestra que el gobierno no lo había estudiado bien, además de que el país no estaba preparado para ello.

Según Roque Cabello, «indiscutiblemente, lo que le falta a Cuba es un sistema económico». Para poder resolver estos problemas, «lo primero que habría que hacer es liberalizar la economía y la dictadura no está dispuesta a esto, porque solo quiere controlar para poder llenar sus alforjas», aseveró.