Las mil joyas de la Biblioteca Nacional que Franco llevó al Valle de los Caídos

El 14 de abril de 1961, la Biblioteca Nacional (hoy BNE) perdió casi mil libros de gran valor. Se los tuvo que entregar al abad de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, que por entonces era el padre Laurentino Sáenz de Buruaga. Según la documentación del archivo de la institución, fueron un total de 973 volúmenes, que correspondían con 494 ediciones que aparecen numeradas en un listado llamado «Libros para el Valle de los Caídos».

En la selección que se hizo para la comunidad benedictina, que se instaló en Cuelgamuros en julio de 1958, hay auténticas joyas: ‘Las Vidas’ de Plutarco en edición de Basilea de 1535; unas ‘Obras’ de Platón en edición de Marsilio

Ficino, publicadas en Lyon en 1567 por Antoine Vincent; una obra de Juan González Martínez sobre la ‘Física’ de Aristóteles, impresa en Alcalá de Henares por la viuda de Andrés Sánchez de Ezpeleta en 1622; un diccionario árabe-latino de Jacob Golius de 1653; un alfabeto tibetano, de Agustino Antonio Giorgi, impreso en Roma en 1762. Es solo una pequeña muestra.

Este ‘regalo’ está ahora a punto de volver a la BNE, después de una reclamación realizada a través de Patrimonio Nacional y una investigación que se inició en 2018. Un informe de la Abogacía del Estado afirma que se trata de «bienes del Patrimonio Histórico Español de titularidad de la Biblioteca Nacional de España, y son bienes de dominio público, inalienables, imprescriptibles e inembargables, por lo que su depósito en la Biblioteca del Valle de los Caídos, solo pudo haberse hecho en concepto de préstamo o comodato».

«Estos libros constituyen un conjunto de gran valor patrimonial, cuya salida supuso una importante pérdida para las colecciones de la BNE, especialmente por lo que respecta a algunos ejemplares singulares», afirman desde la BNE. Está previsto que en las próximas semanas se firme un acuerdo de devolución entre las dos entidades.La próxima reunión se celebrará el 20 de abril. Por lo visto, la anterior cita «se desarrolló en un clima de cordialidad», y en ella «se llegó a un acuerdo satisfactorio para las partes».

Según el estudio preliminar de la Biblioteca, al que ha tenido acceso ABC, hay un total de 47 ediciones del siglo XVI: la más antigua es de 1535. Del XVII hay 232 ediciones; del XVIII, 194; y del XIX hay, curiosamente, 19. Del siglo XX solo constan dos ediciones. El total de casi mil libros responde a que la mayoría de las ediciones son de más de un volumen. Aún falta, eso sí, que la Biblioteca pueda contrastar los registros y revisar los ejemplares físicos. De momento se sabe que del las 494 ediciones de la lista de entrega de 1961, 37 no han podido ser localizados en el Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico (CCPB).

Según el trabajo de investigación realizado, en los libros hay información sobre procedencias que indican directamente su relación con la Biblioteca Nacional de España, por ejemplo, referencias como: B. de U. (Biblioteca de Uclés), Biblioteca Real, Biblioteca Carderera, alguna signatura BU o sello de Biblioteca de Ultramar, Librería de Agustín Durán, Pascual de Gayangos, exlibris de Cayetano Alberto de la Barrera o legado de Hartzenbusch, entre otros. Además, tienen la antigua signatura y el sello de la BNE.

La mayoría de los textos son de tema religioso: hay sermones, vidas de santos, obras de teología y moral, derecho canónico, historia eclesiástica, Biblias y reglas de órdenes religiosas y militares. También hay obras de historia, derecho, filosofía, geografía, medicina y matemáticas, así como clásicos griegos y latinos. Hay poca literatura –principalmente poesía– y algunos estudios de lengua latina, griega, árabe y copta.

En este primer análisis ya se precisa que hay «encuadernaciones singulares, especialmente en el caso de ediciones de los siglos XVI y XVII: renacentistas, en piel sobre tabla, en piel gofrada con hierros dorados, con supralibros, procedentes de la biblioteca del Duque de Uceda, etc». También se detalla que hay «marcas de expurgo o menciones de estar las obras incluidas en diversos índices expurgatorios»: «Se han identificado un total de 20 ejemplares de los siglos XVI y XVII con este tipo de marcas y anotaciones. Junto a ellos, se cuentan 4 índices de obras prohibidas y expurgadas de los siglos XVIII y XIX».