En Ucrania, bajo las bombas, 768 jóvenes quieren ser sacerdotes

Ayuda a la Iglesia Necesitada ha apoyado más de 600 proyectos y destinado alrededor de 25,2 millones de euros al país desde el inicio de la guerra con Rusia

Nunca lo ha tenido fácil: brutalmente perseguida durante el comunismo, sufre ahora, como el resto de sus compatriotas, la guerra con Rusia desde febrero de 2022. La Iglesia en Ucrania, pese a ello, persevera e incluso florece. 768 seminaristas del castigado país eslavo siguen formándose para llegar algún día a poder celebrar misa. «Este horror ha contribuido a mi vocación», ha explicado Oleh a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

La institución caritativa de la Iglesia ha derivado hacia Ucrania 25,2 millones de euros para apoyar más de 600 proyectos todas las eparquías greco-católicas y diócesis de la Iglesia católica latina, llegando a los rincones más castigados por el conflicto. «Ucrania ha sido el país que más ayuda ha recibido por parte de ACN en los últimos años», han explicado los responsables de la fundación pontificia, que acaban de regresar de un viaje por el país para conocer de primera mano las necesidades de sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas.

«En medio del estruendo de bombas, apagones y largos inviernos sin agua ni conexión con el exterior, la vocación de estos jóvenes no se apaga, sino que se fortalece gracias a tu ayuda. Así nos lo contaron Taras, Oleh, Ruslan, el Hno. Meletij y otros seminaristas que, a pesar del dolor y el miedo, siguen firmes en su decisión de ser sacerdotes», han explicado desde ACN. Taras Hardyhura, un joven de cuarto año que estudia en el seminario greco-católico de los Tres Santos Jerarcas, cerca de Kiev, señalaba que «los niños maduran antes en tiempos de guerra. Nosotros, los seminaristas, también. Nos sentimos más responsables de las personas que la Iglesia nos confía».

Sin agua, pero con fe

En ese seminario, «55 jóvenes se preparan para ser luz en medio de la oscuridad. Muchos de ellos ya acompañan a familias desplazadas, oran con feligreses a través de internet o sirven en parroquias de zonas en guerra. A veces sin electricidad, ni calefacción, ni agua, pero nunca sin fe, estos futuros sacerdotes necesitan terminar su formación para poder servir allí donde más se les necesite», explican desde ACN.

Monseñor Mykola Bychok, arzobispo greco-católico de esa diócesis, ha lanzado la voz de alarma: «Solo gracias a vosotros nuestro seminario podrá seguir funcionando. ¡Sin vuestra ayuda sería imposible!». Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada han recogido el guante y han lanzado una campaña de donativos: «Las familias ucranianas no pueden costear su formación, y los seminarios necesitan tu apoyo urgente para reanudar las clases en septiembre». Con 800€ al año por seminarista, explican los responsables de ACN, se garantizaría el sustento de cada uno de ellos.