León XIV almuerza con 1.300 pobres y prostitutas: «Dios os mira con ternura»

El Aula Pablo VI se ha convertido este domingo en un enorme comedor repleto de mesas por las que pasó un menú compuesto por lasaña, filete de pollo y fruta

El Papa León XIV almorzó este domingo en el Vaticano con cientos de personas necesitadas, siguiendo la estela de Francisco con este gesto organizado con motivo del Jubileo de los Pobres. La comida tuvo lugar en el Aula Pablo VI del Vaticano y sentó a la mesa a unas 1.300 personas necesitadas de todo el mundo, que han llegado hasta allí gracias a organizaciones caritativas y voluntarios.

«Con gran alegría nos reunimos para comer en esta jornada que tanto quiso nuestro amado papa Francisco. Un fuerte aplauso para Francisco», empezó el pontífice antes de sentarse a la mesa, acompañado por su secretario, el cura peruano Edgard Iván Rimaycuna. El Aula Pablo VI, donde los Papas celebran sus grandes actos con los fieles en caso de clima adverso en la plaza, se convirtió en un enorme comedor repleto de mesas por las que pasó un menú compuesto por lasaña, filete de pollo y fruta, según recoge Efe.

El Santo Padre, durante su almuerzo con los pobres

El Santo Padre, durante su almuerzo con los pobres EFE

Entre las personas necesitadas había unas cincuenta personas transexuales, la mayoría de ellas, hispanoamericanas, que se ganan la vida prostituyéndose en el municipio de Torvaianica, en el litoral romano. Estuvieron acompañadas por el párroco del lugar, don Andrea Conocchia, y por la monja francesa sor Genevive Jeanningros, gran amiga de Francisco, al que llevó a las periferias y recordada también por velar su féretro durante su funeral el pasado abril.

«Pidamos que el Señor bendiga los dones que recibiremos, que bendiga la vida de cada uno aquí presente, de nuestros seres queridos, de los familiares y personas que tanto han hecho por acompañarnos. Que bendiga a las muchas personas que sufren a causa de la violencia, la guerra y el hambre», dijo el Papa antes de sentarse en su mesa, junto a otras personas necesitadas.

Una misa con los menesterosos

Por la mañana había oficiado en la basílica de San Pedro la misa por el Jubileo de los Pobres. Alrededor de seis mil personas participaron en esta liturgia dentro del templo. En las lecturas, el profeta Malaquías anuncia un tiempo nuevo en el que el «sol de justicia» –Cristo mismo– se alza para dar respuesta definitiva a las esperanzas de los pobres y derrotar la injusticia. León XIV afirmó que este anuncio no debe provocar miedo, sino perseverancia, porque la promesa de Jesús –«ni un cabello de su cabeza perecerá»– sigue siendo firme y válida para todos.

El Santo Padre, durante la misa del Jubileo de los Pobres

El Santo Padre, durante la misa del Jubileo de los Pobres EFE

El Papa recordó que, a través de toda la Escritura, Dios se revela como defensor del huérfano, del extranjero y de la viuda. En Jesús, esa cercanía alcanza su plenitud: Él trae la Buena Noticia a los pobres y proclama el año de gracia del Señor. El Pontífice quiso transmitir con fuerza el mensaje central del Evangelio: «Te he amado» (Ap 3,9). A pesar de nuestras fragilidades, Dios mira con ternura a cada persona, y la Iglesia desea ser hoy «madre de los pobres, lugar de acogida y de justicia».

Aunque las pobrezas materiales siguen siendo un desafío urgente, León XIV subrayó que existe una herida más profunda y transversal: la soledad. Por eso invitó a promover una auténtica cultura de la atención que rompa ese aislamiento, comenzando por la vida familiar y extendiéndose a escuelas, lugares de trabajo, comunidades y también al mundo digital. La cercanía, dijo, es el rostro concreto de la ternura de Dios.