Real Zaragoza 2-0 Andorra./ Piqué en La Romareda, una ola que acaba en gol y abrazo de gladiadores: la otra cara del partido

El partido dejó varios detalles en la grada y en el césped más allá del triunfo zaragocista.

Cerca de dos meses después, parón por medio eso sí, el Real Zaragoza volvía a ganar en el Estadio Municipal de La Romareda. Lo hacía ante el Andorra, al que tiene la medida cogida esta temporada como ya demostrara en la primera vuelta. Un choque que deja muchos detalles clásicos de contra crónica y que, en esta ocasión, se mirarán con una sonrisa de oreja a oreja. Y con la satisfacción del trabajo bien hecho.

Comenzando por la grada. 17.854 espectadores contemplaron el 2-0 de los de Julio Velázquez en un choque que se tendría que haber disputado este viernes, pero la borrasca Juan quiso aplazarlo. De hecho, y pese al gran trabajo de los operarios encargados de limpiar el césped, todavía se podían ver acumulaciones de nieve en los laterales del césped. Rastros de esperanza para quien se quiera acoger al “año de nieves, año de bienes”.

LA OLA QUE PRECEDE AL GOL

Tenía ganas de “jarana” la hinchada de La Romareda, pese a un inicio típico de partido frío. Frío hacía también en La Romareda cuando el sol ha decidido dar paso a la oscura (pero alegre) noche. Han sido varias las olas que, aunque tímidas, han cruzado de norte a sur el graderío, con la curiosidad o casualidad de que una de ellas se ha roto por lo que más quiere gritar todo el mundo: el gol.

En plena ola, Marc Aguado ejercía la presión inteligente y necesaria para robar en la salida de balón del Andorra. Regalito para Francho Serrano, que con el interior golpeaba para batir a Dani Martín en el primer tanto del partido. La ola se convirtió en marejada y en un caudal de abrazos justo al filo del descanso. Ya en la segunda parte se repitió con éxito, pero, eso sí, sin correr la misma suerte de encontrar el momento puntual de otro gol.

UN ILUSTRE VISITANTE ESCONDIDO

Propietario del Andorra, una temporada brillante vistiendo la elástica del Real Zaragoza, un Mundial, una Eurocopa y una infinidad de títulos con su club. Hoy La Romareda ha recibido a Gerard Piqué, futbolista ya retirado pero al que se recuerda con cariño en la entidad aragonesa. Durante su etapa como zaragocista, corta pero intensa, el conjunto maño se clasificó para la ya extinta UEFA, antes de dar el paso al F.C. Barcelona.

Eso sí, Piqué no estado en el palco y ha buscado una cabina, concretamente la 21, para tratar de pasar desapercibido. Aunque los ojos más avispados han dado con él, comprobando in situ la derrota de su equipo y, de paso, la victoria de su ex equipo.

EL ABRAZO DE LOS GLADIADORES

Son muchos siempre los duelos individuales que dejan los partidos de fútbol, pero en esta ocasión ha habido uno que, siempre dentro de la deportividad, ha hecho saltar las chispas. En las filas blanquillas el incansable Mollejo; en las andorranas, el incombustible Petxarromán. Ambos se han batido el cobre para tratar de apagar el brillo del otro, aunque a los puntos ha salido vencedor el bueno del zaragocista.

El reconocimiento mutuo entre ambos al trabajo ha llegado mediada la segunda parte, en una jugada aislada que parecía acabar con un rifirrafe pero no. De hecho, se han dado un deportivo abrazo en reconocimiento a una lucha sana. Eso sí, el colegiado, buscando protagonismo, les ha advertido que “ni una más”, quedando fuera de lugar.

FRAN “POSTIGA” GÁMEZ

No es habitual en el fútbol ver goles de chilena, y menos en Segunda División. Pues Fran Gámez lo ha hecho. Lo que podía haber sido el mejor gol de la temporada, tras un lanzamiento sobresaliente de Toni Moya a la cruceta, se ha convertido en el mejor gol de la temporada. Valga la redundancia, por supuesto. El lateral se ha inventado una tijera para batir a Dani y hacer el definitivo 2-0.

De bellísima factura, pero quizás no tanta como la que en su día endosó Hélder Postiga tras centro de Efraín Juárez en La Romareda. Pero da igual. Golazo del carrilero que demuestra un día más ser de los hombres más en forma del equipo.