Los padres de los alumnos expulsados de la Salle de Palma exigen una rectificación al colegio

Las familias lamentan que el centro reconoció que los menores no tuvieron mal comportamiento y aunque se comprometió a hacer un comunicado interno subsanando las «omisiones y falsedades» contra sus hijos no lo ha hecho

Los padres de los alumnos de 1ºB de bachillerato del colegio La Salle de Palma expulsados por colgar la bandera de España en el aula exigen a la dirección del centro una rectificación por escrito. Las familias piden que se reconozca que no hubo enfrentamiento, ataques, burlas o coacciones por parte de los menores hacia la profesora de Lengua Catalana ni hacia una alumna señalada, en contra de lo que afirmó la circular firmada por el director técnico de Secundaria del pasado 25 de noviembre, donde se acusó a los menores, entre otras cosas, «de insubordinación deliberada» y de «actuar en masa»

Las familias quieren que el centro repare la imagen que se trasladó de sus hijos, y que acepte que actuó de «forma precipitada y atendiendo sólo la versión de la docente», tal y como el equipo directivo ha reconocido de forma privada a las madres delegadas de 1ºB de bachillerato.

Dos semanas después del incidente, y tras ver que la dirección sigue sin asumir ningún fallo públicamente, la mayoría de padres de alumnos de 1º B han presentado este viernes un escrito en el colegio y ante la Conselleria de Educación para exponer su versión y forzar al centro a emitir un comunicado interno subsanando «todas las omisiones y falsedades».

Se quejan de que el centro omitió que los alumnos tenían permiso para colgar la bandera por parte de su jefe de estudios y tutor, y de que expulsó a los menores y emitió la circular sin conocer la versión de los alumnos.

«Nuestros hijos, al contrario de lo expresado por el colegio en un comunicado interno, no actuaron en un acto de ‘insubordinación deliberada’ y la profesora no fue vitoreada ni aplaudida ‘con sorna por la mayoría de los alumnos’. No hubo insultos, ni gritos, ni ovaciones simplemente la profesora se fue y después otro docente les dijo que se marcharan fuera del colegio», exponen los padres.

Una serie de «fallos desafortunados»

Recalcan que uno de los aspectos «más graves» fue que no se les avisó de que los menores abandonaban el centro en horario lectivo, tal y como es preceptivo. «¿Qué hubiera sucedido si a alguno de ellos le pasa algo?», se preguntan.

A raíz de estos hechos, el pasado 29 de noviembre, las madres delegadas y otra madre representante se reunieron con el director técnico de secundaria, el jefe de estudios y el director del centro «en un intento de aclarar lo ocurrido y tratar de restablecer el clima de normalidad».

Los padres cuentan que en dicho encuentro «la dirección del colegio La Salle reconoció que no existía ninguna norma escrita en el centro que prohibiera expresamente la colocación de banderas ni de símbolos». Además, admitieron «una serie de ‘fallos desafortunados‘» y que «actuaron de forma precipitada al enviar el comunicado del día 25» pensando que «en ningún momento pensaron que esto iba a trascender fuera del centro».

«También se nos reconoció que sólo se había escuchado la versión de la profesora de Lengua Catalana, que ‘se puso muy nerviosa’, según subrayaron, y que nuestros hijos no se comportaron de la manera violenta que expresó el comunicado, que no hubo ningún enfrentamiento con la profesora ni coacción a la compañera que se indicaba en el comunicado», recalcan.

En cuanto a la expulsión, aseguran los padres que el jefe de estudios admitió que usó «indebidamente» este término cuando lo comunicó a la madre delegada.

En la citada reunión, las familias de los alumnos mostraron su desacuerdo con que el centro tomara medidas disciplinarias al considerar que «no habían cometido ninguna falta». De hecho, la dirección no ha comunicado a las familias ningún tipo de amonestación.

«Pasados ya 12 días desde el incidente, el centro aún no ha facilitado a las familias ni ha hecho público el reglamento de régimen interno del colegio que supuestamente infringieron nuestros hijos, tal y como se les ha solicitado en reiteradas ocasiones», recuerdan.

Las familias están molestas porque el centro admitió varios errores y se comprometió a enviar un comunicado interno subsanando todas las omisiones y falsedades emitidas en la circular del día 25 pero no lo ha hecho. «El equipo directivo presente se comprometió a hacer estas matizaciones, tras conocer las versiones de ambas partes y en aras de una mayor objetividad, y enviarlas en la mayor brevedad posible. Transcurrida más de una semana, el centro aún no se ha pronunciado», lamentan.

Los padres condenan «cualquier tipo de amenaza, insulto o acoso hacia la docente y su familia, así como hacia nuestros hijos, menores de edad, y nosotros mismos» en alusión a los ataques a través de las redes sociales que han sufrido todas las partes.

Se desvinculan de «cualquier opinión política» y aclararan que sus hijos «solicitaron colgar la bandera con el único objetivo deportivo de mostrar su apoyo a la selección española de fútbol con motivo del Mundial de Catar» y pidiendo un permiso previo.

Por último, los padres de 1º B de bachillerato se alegran de que se haya recuperado la normalidad en el aula: «La profesora y los alumnos retomaron las clases el miércoles 30 de noviembre y ambas partes manifestaron su intención de restablecer la confianza y proseguir el curso con normalidad. Pese a que en un primer momento temíamos que este incidente podía afectar la relación entre ambos, afortunadamente no ha sido así y las familias estamos muy agradecidas por ello».

Una bandera para apoyar a la selección

Tal y como ha ido informando ABC, el 21 de noviembre los estudiantes colgaron una rojigualda en el tablón de anuncios del aula, con el permiso previo del tutor y del jefe de estudios. Las quejas por parte de dos profesoras, a las que les molestaba dar clase delante de la bandera oficial, forzaron al tutor de la clase a colgar un cartel adjunto que rezaba «vamos, selección», dejando claro que se exhibía por mero interés futbolero. Esto no fue suficiente para la profesora de Lengua Catalana, que cuando llegó al aula el viernes ordenó a los chavales que quitaran la insignia. Al ver que nadie se atrevió a hacerlo, abandonó el aula.

Los alumnos perdieron dos horas lectivas por este asunto. Los progenitores, al enterarse de lo ocurrido, pusieron una reclamación conjunta ante el colegio y ante la Inspección Educativa porque no apoyaban la decisión del equipo directivo y veían injustificable la postura de la docente.

Horas más tarde, el centro envió una circular a las familias de 1º B informándoles de que los críos habían sido expulsados por haber «desoído las indicaciones de la profesora, que estaba cumpliendo con las normas de convivencia del centro y seguía las órdenes del equipo directivo».

El director técnico de Secundaria reconocía que todo surgía «a raíz de una iniciativa por parte de los alumnos para decorar el aula en apoyo a la selección española masculina absoluta de fútbol en su participación en el Mundial» y que «los alumnos de 1ºB, actuando como grupo, habían desoído las indicaciones de la profesora».

Afirmó que actuaron «en masa y negándose expresamente a obedecer», lo que considera el centro «un acto de insubordinación deliberada». Además, los acusó de «coaccionar» a una alumna que «hizo el intento» de obedecer a la profesora, y «de vitorear y aplaudir con sorna» a la profesora cuando abandonó el aula «para consultar con el equipo directivo la mejor manera de gestionar el asunto». Un extremo que la propia alumna desmintió.

El instituto mostró «rotundamente» su solidaridad con la profesora, por tener que «sufrir un desagradable episodio que no debería tener cabida en un centro educativo».

«Como director y ante la gravedad de los hechos, he decidido cancelar las dos sesiones lectivas que restaban para finalizar la jornada, pues el respeto a los profesores, así como el respeto y la solidaridad a los compañeros propiciando un ambiente de convivencia positivo, son obligaciones que tienen que cumplir todos los alumnos», indicó.