Alemania destina otros 4.200 millones de euros a la acogida de refugiados

ZAPORIYA (UCRANIA), 02/05/2022.- Policias revisan documentos de identificacion de refugiados en el estacionamiento de un centro comercial, hoy lunes 2 de mayo del 2022 en Zaporiya (Ucrania). La ciudad de Zaporiya, a unos 220 kilómetros de Mariúpol, espera la llegada del convoy con los primeros civiles que permanecían dos meses escondidos en la acería de Azovstal, con técnicos municipales, médicos y organizaciones humanitarias preparados para atenderlos. EFE/ MIGUEL GUTIÈRREZ

Más de un millón son ucranianos. De enero a septiembre, los solicitantes de asilo han crecido un 34% debido a que la ‘ruta de los Balcanes’ vuelve a funcionar

Cada semana llegan más de mil refugiados solo a la ciudad de Berlín, sobre todo sirios, iraníes y afganos

Más de un millón de refugiados ucranianos han sido ya acogidos en Alemania. Y siguen llegando. Además de los ucranianos que huyen de la guerra, entre enero y septiembre 134.908 personas solicitaron asilo, un 34% más que en el mismo periodo de 2021, debido a que la denominada «ruta de los Balcanes» vuelve a funcionar a pleno rendimiento tras la pandemia. Solo a Berlín llegan unos mil solicitantes de asilo cada semana, sobre todo sirios, iraquíes y afganos.

Los distritos orientales de la capital alemana, Marzahn-Hellersdorf, Lichtenberg y Pankow, acogen a la mitad de ellos, unas 15.000 personas en 94 instalaciones, la mayor parte de improvisadas y no aptas para las condiciones del invierno. Y Berlín no es una excepción.

Los gobiernos regionales alemanes están desbordados y no pueden financiar la nueva operación de acogida. Por ello llegaron ayer a un acuerdo con el canciller Scholz, durante la Conferencia de Presidentes celebrada en Berlín, para que el Estado central aporte 1.500 millones de euros adicionales.

La partida adicional, que llegará a los Bundesländer este mismo año, se suma a los 2.000 millones de euros extraordinarios que ya se habían destinado en el actual presupuesto a la acogida de refugiados de Ucrania. Para 2023 se prevé otra salida extraordinaria de 1.120 millones de euros. «Cuidar a las personas que han huido o han sido desplazadas por la guerra es una tarea humanitaria y financiera compartida por el Estado Federal, los Länder y las autoridades municipales», justificó el canciller Scholz la derrama. En total, son 4.200 millones de euros hasta la primavera de 2023, fecha en la que volverán a reunirse.

«Putin está tratando de explotar a los refugiados para sus políticas y jugando a un juego sangriento e inhumano contra las personas necesitadas».

«Los gobiernos federal y estatales hablarán sobre el desarrollo adicional de la situación en la Pascua de 2023», dice el acuerdo, en el que los gobiernos regionales se comprometen, a cambio de la financiación, a inscribir plenamente a todos los solicitantes de asilo en el Registro Central de Extranjeros. Ya adelantan que no será suficiente. El presidente regional de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst (CDU), pidió «un compromiso claro del gobierno federal para financiar los desafíos locales» y una mayor participación en los costes de alojamiento de los refugiados.

«Esto es aún más importante porque el presidente ruso, Vladimir Putin, está tratando de explotar a los refugiados para sus políticas», advirtió tras la reunión, «Putin está jugando un juego sangriento e inhumano con las personas necesitadas. Cada vez es más claro que quiere ver un gran número de refugiados a lo largo de los Balcanes y todos aquellos que huyen de la guerra y la expulsión deben obtener un alojamiento y una atención decentes, lo que nos sitúa ante un gran desafío para el invierno que todos los niveles de gobierno deben enfrentar juntos«.

La UE plantea soluciones flexibles y voluntarias

Alemania cuenta con recursos para afrontar la situación, pero para otros resulta imposible. La UE plantea soluciones «flexibles» y «voluntarias» para los estados miembros más afectados por esta nueva ola de refugiados. Este pasado verano, los países de la UE acordaron los llamados reglamentos Screening y Eurodac, que refuerzan los controles en las fronteras exteriores y permiten tomar las huellas dactilares de los solicitantes de asilo que llegan, no solo de los que presentan sus solicitudes.

Sin embargo, los legisladores del Parlamento Europeo aún deben acordar una posición conjunta para iniciar negociaciones con el Consejo. «Debido a los vínculos profundos con las otras propuestas, aspiramos a una posición armonizada», señala la eurodiputada socialdemócrata Birgit Sippel, a cargo del archivo de regulación, aunque todavía no hay una fecha concreta prevista para un debate o votación.

Solidaridad voluntaria

En ausencia de una solución a nivel de la UE, algunos países de la UE acordaron en junio el mecanismo de solidaridad voluntaria, una propuesta en la que los estados miembros ayudan voluntariamente a otros países de la UE que se ven gravemente afectados por la afluencia migratoria, ya sea mediante reubicación o con financiación. Hasta el momento, 19 estados miembros apoyan este plan, con la exclusión de Eslovenia, Austria, Hungría, los principales países de llegada de asilo a lo largo de la ruta de los Balcanes Occidentales, así como Estonia, Eslovaquia, Letonia, Polonia y Suecia.

Además, trece estados miembros acordaron proporcionar «compromisos de reubicación» para más de 8.000 personas, mientras que Alemania, Dinamarca, los Países Bajos, la República Checa y Suiza se ofrecieron a contribuir financieramente. Pero esa cifra se ve ya claramente superada, tanto en cantidad como en calidad.

La senadora de Asuntos Sociales de Berlín, Katja Kipping, lleva cuatro meses advirtiendo regularmente al Senado que los distritos no pueden proporcionar más alojamiento, no por problemas de financiación sino por falta de espacio físico. Aziz Bozkurt, secretario de Estado de Juventud y Familia, constata que la afluencia de menores no acompañados (UmF) se ha multiplicado por diez en Berlín en pocos meses.

«Están llegando en promedio unos diez por día, hemos cuadriplicado los esfuerzos pero no es suficiente en absoluto», contabiliza. La mayor parte de ellos menores provienen de Irak, Siria, Afganistán y Ucrania, por este orden. «Para gestionar esto, necesitaríamos en teoría 17 nuevos trabajadores sociales por día, 170 nuevos especialistas por semana, eso es lo que dice la ley, pero es imposible cumplirla».