La Central Térmica de Andorra se apaga definitivamente tras 40 años de historia minera

La Central Térmica de Andorra escribe este martes el punto y final a sus 40 años de historia. Después de décadas siendo el puntal económico de prácticamente una provincia, la planta echa el cierre definitivo este 30 de junio marcado por las normativas europeas y la incertidumbre del futuro de los trabajadores, pendientes de iniciar el desmantelamiento y de las nuevas oportunidades que se puedan generar.

Un día que, para el alcalde de la localidad, Antonio Amador, es “difícil y triste”, pero que “debe servir como acicate para redoblar todos los esfuerzos”. “El mayor activo de Andorra es su gente, y tenemos que luchar para que su gente siga estando, que tengan esa posibilidad de continuar y no se tengan que ir”, ha aseverado.

Por el momento, los trabajadores continuarán en su puesto al menos un mes para trabajar en el desacoplamiento de la Central a la red eléctrica y preparar el desmantelamiento, cuyo hito principal será el derribo de la chimenea de 343 metros, la tercera mayor estructura de España. No pasa lo mismo con los empleados de las contratas. Los trabajadores de Maessa ya han pactado un despido colectivo para este mismo 30 de junio.

Ahora queda un largo trabajo por delante para reindustrializar la localidad, una tarea nada sencilla y que requiere un tiempo que se agotó por no haber actuado años atrás. “Yo soy optimista siempre y cuando todos cumplamos con nuestro cometido. Se está trabajando para diversificar la industria y la economía, para que no dependamos solo de un sector, pero esto necesita un tiempo”, ha señalado, poniendo como ejemplo la necesidad, evidenciada por la pandemia de la Covid-19, de contar en España con una industria farmacéutica potente.

Pero, para ello, Amador ha reclamado a las instituciones que la reducción de los plazos administrativos necesarios para la instalación de empresas, advirtiendo de que está en juego el futuro de una comarca. “Tenemos otros proyectos que generan demanda de empleo a corto plazo, como la construcción de los parques fotovoltaicos y el desmantelamiento de la Central. Lo que da rabia es que hoy se pierdan empleos, que tengamos herramientas para generar esta demanda a corto plazo, y que por cuestiones burocráticas y administrativas no terminan de arrancar”, ha manifestado.

Sobre la mesa, Endesa ha presentado un plan de futuro que incluye la recolocación de los 153 empleados de la central y la total prioridad a la contratación de trabajadores actuales en las empresas auxiliares para los trabajos de cierre y desmantelamiento que se prolongarán durante cuatro o seis años. “A los empleados de la Central se les están ofreciendo recolocaciones de manera personalizada en distintos puestos de trabajo según sus funciones”, explicaba el director de Endesa en Aragón, Ignacio Montaner. Además, los trabajadores de las empresas contratistas “podrán hacer cursos de formación para sumarse a los trabajos de desmantelamiento o ser contratados en las nuevas instalaciones renovables”.

Ese plan a futuro prevé una inversión de 1.427 millones de euros y tiene como objetivo la construcción de 1.725MW de potencia de los cuales 1.585 MW corresponderán a plantas fotovoltaicas y 140 MW a parques eólicos. Un proyecto que se ha diseñado en tres fases y concluirá en 2026.