Netanyahu y Gantz luchan por el voto indeciso en las elecciones de Israel

Cuando hoy a las diez de la noche se cierren las urnas, Israel despejará el dilema. Si el Likud de Beniamin Netanyahu sale triunfador, el actual primer ministro sumará a sus 13 años al frente del país un nuevo mandato, que lo convertiría en el líder israelí con más años ejerciendo como primer ministro, superando así al histórico líder David Ben Gurion, fundador del estado judío.

Por el contrario, si Benny Gantz, el principal opositor del partido centrista de los generales “Azul y Blanco” logra una sólida mayoría, podría conformar una nueva coalición que ponga fin al gobierno más derechista de los 71 años de historia de Israel. La decisión final sobre quien será el encargado de formar el gobierno estará en manos del presidente Reuven Rivlin, quien tras escuchar las recomendaciones de los 120 diputados electos, escogerá al líder mejor posicionado para formar coalición, que debe contar con el apoyo mínimo de 61 representantes.

En una jornada electoral festiva, 5,8 millones de israelíes están llamados a votar para la constitución de la vigésimo primera Knesset, donde deberán escoger entre una amplia oferta de 39 partidos. En una campaña que se ha tornado en un plebiscito sobre la continuidad del actual primer ministro, asuntos clave como las vías de resolución del conflicto con los palestinos, la economía, la política exterior o las delicadas relaciones con la diáspora judía han quedado en segundo plano.

Ayer, en un esfuerzo de última hora para convencer al elevado porcentaje de indecisos, los dos principales candidatos redoblaron esfuerzos para intentar lograr la victoria. Entre imponentes medidas de seguridad, Netanyahu se subió a una mesa en el mercado “Majané Yehuda” de Jerusalén y clamó: “¡los sondeos nos dan menos diputados, Gantz y Lapid (socio del ex jefe del ejército) van a ganar!”. Y continuó ante los seguidores que lo aclamaban: “el único camino para evitarlo es un Likud grande. Muchos se creen a la prensa, que intenta deslegitimarnos. Si los likudniks no salen con sus familias y amigos a votar, nos levantaremos mañana con un gobierno de izquierdas”, afirmó atacando nuevamente a la prensa hebrea. A pesar de evitar aparecer en los principales canales israelíes desde su reelección en 2015 por propagar “fake news”, en la última semana Netanyahu concedió varias entrevistas televisivas, donde pasó serios apuros.

Por su parte, Benny Gantz se dirigió a los israelíes desde la sede electoral de “Azul y Blanco”: “es urgente tumbar a este gobierno, hay una necesidad histórica de cambio, más cuando Netanyahu está lanzando una campaña para garantizarse protección judicial sobre las acusaciones de corrupción. No se lo permitiremos”, afirmó sobre las tres carpetas abiertas por corruptelas que involucran al premier israelí. Y prosiguió: “no hay nada más importante que unirse a nosotros y lograr el cambio. Lideraremos el estado de Israel, estamos a medio metro de la victoria”.

Apelando a la experiencia en seguridad de tres ex dirigentes de las fuerzas armadas, la unidad nacional, la moderación y “evitar un gobierno con los radicales” –en clara alusión al acercamiento de Netanyahu al partido racista anti-árabe “Poder Judío”- el partido centrista de Gantz ha evitado pronunciarse con claridad sobre su posición respecto al conflicto con los palestinos para intentar atraer a electores de la derecha, evitando pronunciamientos explícitos a favor de la solución de los dos estados.

Para intentar lograr el vuelco electoral, el partido de Gantz anunció que “15.000 activistas se repartirán a lo largo de puentes, cruces y puntos de votación. Más de 4.500 personas han sido entrenadas para expandir el mensaje en el país y convencer a los indecisos”. Desde “Azul y Blanco” redoblan esfuerzos, conscientes de que a pesar de las encuestas que indicaban un posible triunfo del ex jefe del ejército, el bloque de derecha y partidos religiosos seguía apuntando una ligera ventaja. Decenas de israelíes consultados por este diario reconocen que decidirán su voto minutos antes de acercarse a la urna.

En un claro intento por evitar la dispersión del voto hacia otras formaciones de ultraderecha, tildado por la ministra de justicia Ayelet Shaked como “un tsunami contra los partidos pequeños”, Netanyahu lanzó un guiño a la base electoral de los partidos representantes de los colonos judíos al prometer que

“mantendremos el control de Cisjordania y formalizaremos la soberanía israelí en los asentamientos donde residente más de 400.000 israelíes”.

Además, enfatizó que “no distingo entre los grandes bloques de asentamientos y los aislados, en mi opinión todos son parte de Israel”. En el centro y la derecha israelí, hay un extendido consenso sobre que en un eventual acuerdo de paz que conlleve la creación de un estado palestino, los tres bloques de colonias judías en Cisjordania se integrarían en Israel a cambio de otros territorios, pero los asentamientos “aislados” son considerados un obstáculo, por estar ubicados en áreas de predominante población palestina.

Gantz criticó las intenciones anexionistas de Netanyahu, un plan que desde la izquierda israelí y partidos árabes es considerado como un “camino hacia el Apartheid”, ya que supondría integrar un territorio donde residen unos tres millones de palestinos sin garantizar el voto o igualdad de derechos. El veterano diplomático palestino Saeb Erekat replicó las palabras del premier israelí afirmando que “las palabras de Netanyahu no sorprenden. Israel continuará violando la legalidad mientras la comunidad internacional seguirá premiando a Israel con la impunidad, en especial la administración Trump”. Durante la jornada electoral, los cruces hacia Israel desde la Franja de Gaza y Cisjordania se mantendrán cerrados.

Los movimientos a última hora pueden ser trascendentales durante la jornada de hoy. En 2015, cuando los sondeos apuntaban a una clara mayoría del laborista Itzhak Herzog, Netanyahu lanzó una masiva campaña de sms alertando que “los árabes están viniendo a votar masivamente” para favorecer a la izquierda, y logró vencer in extremis.

El presidente Rivlin, también del Likud pero abiertamente enemistado con Netanyahu, alertó que “durante la campaña hemos visto demasiados vídeos y declaraciones que nos llenaron de miedo, sobre nosotros y sobre el futuro”. Según informó el canal 13, el Likud teme una nueva revelación sobre corruptelas de la familia Netanyahu, mientras que en las filas de Gantz inquietan posibles revelaciones sobre la infiltración iraní en su Smartphone.