El frenazo económico obliga al BCE a retrasar aún más la subida de tipos e inyectar más liquidez

Los pasos hacia la normalización monetaria apenas le han durado a Mario Draghi tres meses y la desaceleración de la economía de la Eurozona ha obligado al Banco Central Europeo (BCE) a volver a poner en marcha la máquina de imprimir dinero. El organismo ha mostrado incluso cierta urgencia en el anuncio. El consejo de gobierno del banco emisor ha decidido aprobar una nueva inyección masiva de liquidez barata a los bancos condicionada a que estos la destinen a dar crédito a empresas y familias (TLTRO), cuando los mercados no esperaban decisiones hasta próximas reuniones. Además, ha retrasado varios meses, hasta finales de año, el plazo mínimo para subir los tipos de interés, ahora mismo en el 0%, dando marcha atrás en una agenda largamente debatida por el consejo.

Todo esto ha sido decidido por unanimidad, contando con los votos de miembros tan reticentes a esa política laxa como el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, lo que da una idea de la gravedad de la rebaja de previsiones de crecimiento que ha tenido que encajar la entidad europea. El BCE ha recortado sus previsiones de crecimiento para la zona euro en 2019 hasta el 1,1%, desde el 1,7% anterior. Además, prevé que la inflación se moverá a la baja de aquí a final de año. «Algunos miembros del consejo propusieron incluso un retraso de movimiento en los tipos hasta marzo de 2020, era una opción, pero otros miembros discutieron, alegando las consecuencias de prolongar hasta ese momento las tasas de interés negativas», ha reconocido Draghi en la rueda de prensa posterior a la reunión del consejo.

Reacciones de los mercados

Tanto las decisiones tomadas por el consejo como el tono utilizado por Draghi para comunicarlas suponen el punto máximo de docilidad a los mercados de la historia del BCE. «Esto es muy inusual», se ha visto también obligado a admitir, «suele suceder que una batería de medidas de política monetaria obtiene una reacción en la inflación, pero el hecho es que se mantiene nuestra percepción y estamos dispuestos a la acomodación necesaria». «Esperamos mantener el actual nivel de los tipos de interés al menos hasta finales de 2019 y, en cualquier caso, tanto tiempo como sea necesario para asegurar una convergencia continuada de la inflación hacia nuestro objetivo (2%)», ha insistido.

A medida que Draghi iba relatando la reunión del consejo, las Bolsas se movían sin embargo en zig-zag. Los anuncios arrancaron de entrada fuertes subidas en los mercados europeos, pero la digestión de la rebaja de previsiones, en toda su seriedad, devolvía los índices al terreno negativo, lastrados principalmente por las entidades financieras. Draghi recordaba a los bancos la importancia de que funcione la correa de transmisión para que el crédito llegue a la economía real. «En las primeras operaciones de liquidez, mucho de aquel dinero terminó dedicado a la compra de bonos soberanos, por eso hemos mejorado el diseño para asegurarnos de minimizar esa posibilidad y garantizar que el crédito llega a las familias y a las empresas», ha reconocido.

Más liquidez barata a la banca

Este tercer programa de inyecciones trimestrales masivas de liquidez comenzará en septiembre y terminará en marzo del 2021. Cada una tendrá un plazo de devolución de dos años. «Estas nuevas operaciones contribuirán a mantener unas condiciones de financiación favorables y una transmisión fluida de la política monetaria», argumenta el BCE. Los bancos podrán pedir prestado al organismo una cantidad equivalente a hasta el 30% de su cartera de crédito al cierre del pasado febrero y a un coste igual al tipo de interés oficial vigente en cada momento y que ahora está en el 0%.

El precio oficial del dinero seguirá en el 0%, mientras que la facilidad marginal de crédito, el dinero que cobra a los bancos por prestarles, se mantendrá en el 0,25% y la facilidad de depósito, el dinero con que remunera a los bancos por guardarles el dinero, permanecerá en el -0,40%. Los expertos estiman que el primer encarecimiento del dinero no llegará hasta bien entrado 2020, habida cuenta la desaceleración que está sufriendo la economía de la zona euro, principalmente por Alemania e Italia. Tanto este retraso como la inyección masiva de liquidez dan muestra de la preocupación del BCE por la situación económica.

«Llevará más tiempo», se ha limitado a decir sobre el calendario de recuperación del PIB y la inflación. El banquero central ha vuelto a mencionar la importancia de completar la unión bancaria, que es «esencial», y de las contingencias políticas y el deseo del BCE de actuar de manera proactiva. «Los factores externos continúan ahí aumentando los riesgos», ha apuntado, pero sin entrar a definir las causas de un mal que podría haberse convertido ya en crónico, a juzgar por los años que lleva el BCE anclado en las políticas de hacer lo que sea necesario («what ever it takes», según la famosa frase pronunciada por Draghi en 2012), sin que la economía euro logre deshacerse de la respiración artificial. Al menos, el consejo «no ha discutido volver a poner en marcha los programas de compra de bonos», según ha informado Draghi, pero la rueda de prensa ha dejado un sabor de boca pesimista del que difícilmente podrán distanciarse los mercados.