Objetivo: detener el Brexit

Parar el Brexit. Lo que en el 2017 parecía una misión imposible, empieza a tener los visos de solución más o menos realista. La mayoría de los británicos respalda a estas alturas la convocatoria de un segundo referéndum sobre el acuerdo final con Bruselas. Y la línea divisoria está cada vez más clara entre los dos partidos: el 78% de los laboristas quiere una nueva cita con las urnas, mientras el 85% de los conservadores se opone (según un sondeo de YouGov).

Las tornas han cambiado con un rápido realineamiento de los progresistas y aprovechando el impasse de Theresa May. La entrada en escena del ex premier Tony Blair, la vuelta al ruedo político del ex viceprimer ministro Nick Clegg, el desmarque del alcalde de Londres Sadiq Khan y el último giro de la activista financiera Gina Miller amenazan con dejar en fuera de juego al líder laborista Jeremy Corbyn. El balón del Brexit está en su pie izquierdo…

NICK CLEGG

El ex viceprimer ministro y ex líder liberal-demócrata lanzó la primera piedra a finales del 2017 con su manifiesto Cómo se puede parar el Brexit (recién elegido por los parlamentarios británicos como libro del año). Tras perder su escaño en las elecciones de junio, Sir Nick Clegg ha puesto todas sus energías en su misión política, apoyado en su think tank Open Reason.

«Democracia significa permitir a la gente que cambie de opinión», argumenta Clegg. «Lejos de ser antidemocrático, parar el Brexit sería más democrático, dado que la estrecha mayoría de los partidarios de la salida de la UE se ha diluido».

Los liberal-demócratas llevan reclamando un segundo referéndum durante meses. Su nuevo líder, Vince Cable, ha propuesto incluso un calendario para celebrar la consulta: diciembre del 2018, precedido de tres meses de campaña. Pese a haber perdido su condición de partido cuña, con apenas 12 diputados, los liberal-demócratas han embarcado en la causa del segundo referéndum a los nacionalistas escoceses, al Partido Verde y a decenas de laboristas.

«La persona que puede cambiar el curso de este país es Jeremy Corbyn», escribe Clegg en su opúsculo anti-Brexit. Clegg reconoce el pasado euroescéptico de Corbyn (votó contra la entrada en el Mercado Común en 1975) y su ambigüedad en el referéndum del 2016: «El líder laborista puede verse forzado sin embargo a cambiar de opinión si crece la presión en su partido. Y si finalmente diera órdenes a sus diputados para oponerse al acuerdo negociado por May, con el apoyo de los partidos minoritarios y un pequeño número de conservadores rebeldes, se podría ganar el voto en el Parlamento». Y en ese momento se abrirían las puertas a la celebración de un segundo referéndum.

TONY BLAIR

La primera campanada del año la dio el ex primer ministro laborista, que prometió «ensuciarse las manos» con el Brexit desde su nuevo púlpito del Instituto para el Cambio Global. «El 2017 era demasiado pronto y el 2019 será demasiado tarde«, advierte Blair en un sonado artículo en The NewStatesman. «El 2018 será nuestra última oportunidad para pronunciarnos sobre si la nueva relación con Europa es mejor que la que existe ahora».

Blair se quita de nuevo el guante ante Jeremy Corbyn, le acusa de «timidez» y advierte que los laboristas pueden acabar siendo «los siervos del Brexit» si no se desmarcan a tiempo de Theresa May. El ex premier pone sobre la mesa el impacto económico que la salida de la UE está teniendo ya en el bolsillo de los británicos y en los servicios públicos. «Los votantes pueden pensárselo otra vez dadas las circunstancias«, concluye.

Su intervención ha puesto en guardia a los brexiteros, que han disparado estos días contra su falta de credibilidad tras la guerra de Irak. Blair sigue teniendo sin embargo una influencia directa entre los parlamentarios moderados del Partido Laborista. En su trinchera vuelve a estar su ex jefe de Comunicación, Alastair Campbell, que lleva meses allanando el terreno al segundo referéndum desde las páginas de The New European, la publicación que aglutina a las fuerzas vivas de la resistencia al Brexit.

SADIQ KHAN

El alcalde Londres fue de los primeros en desmarcarse de Corbyn por cuenta del Brexit. Considerado como el segundo político laborista más influyente, Khan ha defendido sin rodeos la permanencia en el Mercado Único y ha efectuado en los últimos tres meses un viraje a favor de un segundo referéndum.

«Si el Parlamento rechaza el acuerdo negociado con Bruselas por el Gobierno, la opción de un nuevo voto debe estar sobre la mesa», asegura Khan. El alcalde de Londres ha llegado a insinuar que pediría para la capital británica y para la City un trato preferencia, equivalente al de Irlanda del Norte, si May opta por la salida del Mercado Único.

LORD ANDREW ADONIS

Otra voz laborista se incorporado a las portadas de los tabloides como el «saboteador» del Brexit. Adonis presentó su dimisión como presidente de la Comisión Nacional de Infraestructura condenando la salida de la UE como «un espasmo nacionalista al estilo Trump» y lanzando una advertencia a su propio líder: «Espero que Corbyn se mueva en la dirección de un referédum sobre el acuerdo final del Brexit. Le va a ser difícil permanecer hombro con hombro con May cuando el nivel de vida del británico medio está cayendo por los suelos».

OWEN JONES

«Me gustaría escuchar un argumento para parar el Brexit, pero éste no lo es». Así titula su artículo semanal en The Guardian Owen Jones, el oráculo laborista, cercano a Jeremy Corbyn y al ala izquierda de Momentum. Jones advierte que el voto del referéndum no se puede «revocar» así como así, y menos si los líderes de la «revuelta» son miembros del establishment como Blair y Clegg. Como alternativa, Jones propone una «estrategia populista» que parta en todo caso de las bases y que vaya más allá de los baños azules de banderas europeas.

GINA MILLER

«Pongo mi confianza en la gente para reconsiderar el Brexit». La activista y financiera que llevó la salida de la UE a los tribunales (para que el Parlamento tuviera voz y voto) se resistía a respaldar el segundo referéndum. «Pero todo lo ocurrido en los últimos meses me ha hecho cambiar de opinión», asegura la fundadora del think tank Best for Britain, que advierte sobre la «influencia extranjera» que pudo haber determinado el voto del Brexit.