Estas piezas son extremadamente escasas, lo que aumenta su valor entre quienes coleccionan monedas con tiradas limitadas o características poco comunes
La próxima vez que revises tus cajones o tu hucha, presta atención a las monedas de un céntimo. Aunque parecen insignificantes, una de sus ediciones podría esconder un valor inesperado y alcanzar una cifra sorprendente en el mercado de coleccionistas. Detrás de su diseño se encuentra el arquitecto alemán Rolf Lederbogen, responsable de la cara nacional de las monedas de 1, 2 y 5 céntimos de euro en Alemania.
Algunos ejemplares fabricados en Alemania en 2002 se han convertido en piezas de gran valor para los coleccionistas, llegando a alcanzar cifras de hasta 44.000 euros en plataformas de subastas. El motivo de su cotización se encuentra en su diseño y en el material con el que fueron acuñadas. En el caso de la moneda de 1 céntimo, su reverso muestra la hoja de un roble con dos bellotas, rodeada por las doce estrellas de la bandera de la Unión Europea.
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Más allá de su apariencia, lo que hace especial a esta moneda es el material empleado en su fabricación. Algunos ejemplares se acuñaron con un tipo de acero distinto al habitual, lo que les otorga un tono diferente al de las monedas de un céntimo comunes. Estas características distintas la convierte en una pieza muy codiciada en el mercado de la numismática.
En portales de compraventa y subastas online como eBay, la moneda ha llegado a tasarse en 44.000 euros, aunque en algunas ocasiones los precios pueden variar en función de su estado de conservación o de la demanda del momento. Estas piezas son extremadamente escasas, lo que aumenta su valor entre quienes coleccionan monedas con tiradas limitadas o características poco comunes.
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Otros ejemplares con alto valor
La moneda alemana de 1 céntimo no es la única que ha alcanzado precios elevados. En el mercado numismático existen otros ejemplos que despiertan el mismo interés. Entre ellos destaca el centén segoviano o los 100 escudos de oro, de los que solo se conocen siete ejemplares. Una de estas monedas, datada en 1609, fue vendida por 944.000 euros, y los expertos estiman que su valor actual podría duplicarse.
También las 5 pesetas de 1949, conocidas como “duros”, se han revalorizado con el tiempo. Acuñadas hasta 1952, estas piezas pueden alcanzar precios de entre 12.000 y 20.000 euros según su conservación. Estos casos confirman que, aunque hoy en día los pagos electrónicos sean lo habitual, el dinero físico —especialmente las monedas raras o defectuosas— sigue siendo una fuente de sorpresa y valor inesperado.