Las calles se han llenado en esta mañana de sábado a la espera del pregón a las 21.00 horas
Los que volvían de una noche de fiesta en Espacio Zity a ritmo de Rels B y los otros reguetoneros que sonaron en la correspondiente sesión nocturna se mezclaban en la mañana de este sábado con los madrugadores que con maletas se dirigían a la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Dentro de ellas llevaban sus mejores trajes regionales, las horquillas para los moños y las castañuelas a buen recaudo, pues a las 10.00 comenzaba la edición número 39 del Certamen benjamín, infantil y juvenil de jota aragonesa. Por eso los que cargaban las maletas eran los padres, ya que hoy los protagonistas eran medio centenar de chavales entre los 5 y los 15 años que comenzaban a calentar ya pasadas las 9.00.
«Es la primera vez que llego a la final y sí que estoy un poco nervioso pero haber conseguido estar aquí y llegar a cantar en la Sala Mozart es ya un orgullo tremendo», reconocía Gabriel. A su lado, su profesor confiaba en las capacidades de su alumno de 12 años y le repetía la pose y la mirada que debía hacer al acabar su actuación en el Auditorio.
Los de la disciplina de baile repetían los movimientos una y otra vez y los de canto afinaban la escala y aclaraban las gargantas. Por delante, les quedaba una gala, que se ha extendido hasta bien entrado el mediodía, en la que cinco profesionales analizaban sus movimientos o su potencia vocal. Entre bambalinas y sobre el escenario los pequeños demostraban dominar los nervios, pero en el patio de butacas (compuesto sobre todo por familiares) era otro cantar.
«La verdad es que creo que siempre estamos más nerviosos los padres que los hijos. Es la primera vez que se presenta y estar en una sala como la Mozart es siempre impresiona mucho. Ha ensayado un montón así que solo queda esperar a que todo vaya bien», expresaba Rosa junto a su hija Pilar. El Auditorio estaba lleno igual que lo estaban las calles del centro de la ciudad, ya calentando para lo que les espera a los zaragozanos en unas horas con el pistoletazo de salida oficial de las Fiestas del Pilar.
DE LA MUESTRA DE ARTESANÍA A LAS FOODTRUCKS
Una de esas paradas imperdibles es siempre la Muestra de Artesanía de la plaza de los Sitios donde los productos gastronómicos típicos se juntan con las joyas, los jabones y aromas o los juguetes tradicionales. Allí también había gran ambiente con un devenir de bolsas entre quesos y miel, buen tiempo y el ánimo de los artesanos. «Pilares es siempre una muy buena fecha y hay muchísimo ambiente, siempre venimos con muchas ganas de que la gente conozca todos los productos», expresaban algunos de los artesanos.
En las foodtrucks, los más pequeños demostraban su habilidad con el pintacaras y los títeres de la calle Moret sacaban aplausos y sonrisas. Los vermús con familia y amigos también eran recurrentes en el centro. Y es que Zaragoza tiene hoy ganas de fiesta y solo le queda descontar las horas para un pregón que dará el pistoletazo oficial a 10 días de fiesta y más de 1.000 actos.