El Padre Guilherme abarrota la plaza del Pilar entre Aleluya y techno en una noche con ganas de más

Se estima que unas 20.000 personas han acudido al concierto de este viernes como previa a las Fiestas del Pilar

Por la novedad, porque pasaban por allí, por simple curiosidad o por ganas de ver cómo la música sacra se mezclaba con el techno. No importaba demasiado el motivo porque la realidad era la que era: una plaza del Pilar abarrotada esperando a ver al Padre Guilherme, el cura DJ portugués que ha pinchado en medio mundo, desde Río de Janeiro a Ibiza. Ya lo había augurado él esta tarde en el Auditorio de Zaragoza donde, quizás, la respuesta del público no ha sido la esperada. El sacerdote y DJ portugués sabía que lo mejor estaría en la plaza del Pilar, un lugar «hermoso» dijo hace unos días. Y así ha sido.

Puntuales a las 21.00 los fieles han acudido a su cita con el sacerdote en una plaza del Pilar donde ya se dejaba entrever las ganas que tenía Zaragoza de comenzar sus días grandes. El que no ha sido tan puntual ha sido el Padre y aproximadamente un cuarto de hora más tarde se subía al escenario no sin los pitos de impaciencia del público. Ya se sabe cómo son estas cosas.

Solo, a los platos, con cachirulo al cuello, camisa negra y alzacuellos comenzaba una sesión con una reacción primero tímida por parte del público. A medida que los decibelios subían, el entusiasmo también y la plaza se iba llenando creando un espejismo de lo que ocurrirá mañana a la misma hora con el pistoletazo de salida de las Fiestas del Pilar. Entre el público, madres, padres, abuelos, nietos y toda persona comprendida casi casi entre los 6 y los 80 años. Había de todo y es que precisamente, ya lo dijo el Padre Guilherme, ni la música ni la fe entienden de edades.

Los juegos de luces se proyectaban en las torres del Pilar y detrás del cura DJ tan solo una enorme paloma blanca como parte de la escenografía que acompañaba a la sesión. Esta ha empezado, como no podía ser de otra manera, con el «Aleluya» de Händel. «¿Pero cómo no vas a saber cuál es?», decía una madre a su hijo bien amarrados a las vallas más próximas al escenario. El repertorio no era de esos que se reconocen al instante, al menos para aquellos no demasiado familiarizados con la música sacra.

Eso ha cambiado cuando las bases techno han dejado paso a una letra de sobras conocida por los zaragozanos, al menos por los de mayor edad: «Bendita y alabada». En unos días de orgullo y sentimientos a flor de piel, no podía faltar el guiño a la tierra. La noche ha continuado y por los platos del DJ portugués, con 2 millones de seguidores en redes sociales, han sonado hasta los Gun’s and Roses con su versión de «Knocking on heaven’s door».

La sesión iba avanzando, las cervezas y bebidas iban llegando mágicamente a las manos de los asistentes (y lo seguirían haciendo a lo largo de la noche) y las ganas de fiesta iban incrementándose con cada canción. El Ayuntamiento de Zaragoza hablaba de unas 20.000 personas abarrotando una plaza que, sin duda, se ha quedado con ganas de más. Y para eso solo habrá que esperar a mañana.