«Debo fijarme un poco en Fritz, porque creo que jugó un gran tenis. Simplemente, no estuve tan sólido como quería en el encuentro y estas condiciones son bastante lentas», explicó
La Laver Cup es uno de esos torneos que gustan, y mucho, a los tenistas. El deporte de la raqueta, por definición, es muy solitario, pues un jugador trata de ser el mejor superando al resto, donde debe de sobreponerse a sus problemas, sus dudas y sus miedos. Pero este torneo es diferente, porque enfrenta a Europa con el Resto del Mundo en una competición por equipos, algo no muy común en el tenis, salvo por la Copa Davis. Por eso, es tan atractivo.
De hecho, La Laver Cup es uno de los torneos que Carlos Alcaraz todavía no tiene en su poder y, salvo milagro, todo indica que este año no podrá levantarlo. Y el que el Resto del Mundo parte en la última jornada con un marcador muy adverso, de 3 a 9 en contra, lo que significa que en la jornada de este domingo, están obligados a una remontada épica si quieren el triunfo. Y la verdadera noticia no es otra más que el español volvió a perder mucho tiempo después.
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Alcaraz está en el momento más dulce de toda su carrera, mostrando un tenis y unas capacidades realmente asombrosas para un joven de solo 22 años. Los datos hablan por sí solos, pues ha disputado las ocho finales de los últimos ocho torneos en los que ha participado, algo solo al alcance de los privilegiados. Y, dentro de esa increíble racha, su última derrota en un partido oficial fue precisamente en la final de Wimbledon, donde no pudo con Jannik Sinner.
Desde entonces, el número uno del mundo había ganado todo lo que había jugado, una racha triunfal que se rompió este sábado. Y es que el español no pudo con un Taylor Fritz brillante, que encontró la manera de hacer daño al juego de Alcaraz para infligirle la primera derrota en algo más de dos meses, desde aquel 13 de julio. Pese a ello, Europa todavía tiene opciones y no tiene previsto rendirse, ante lo que el propio murciano afirma que tiene que aprender.
«Sentía la obligación de ganar por cómo estaba yendo el día, pero no fue el partido que esperaba. Debo fijarme un poco en Fritz, porque creo que jugó un gran tenis. Simplemente, no estuve tan sólido como quería en el encuentro y estas condiciones son bastante lentas», explicaba después de la derrota. Lo sorprendente es que la derrota del español sea noticia, lo que realmente muestra el nivel que está teniendo en una temporada para el recuerdo.
Pero la Laver Cup también sigue teniendo cierta mística por su creador, Roger Federer. Ya hace tres años que el suizo decidió dejar el tenis y, de hecho, fue él quien quiso que fuera en la Laver. No solo por ser un torneo que había creado el genio helvético sino, especialmente, por el hecho de poder decir adiós con todos aquellos compañeros que, durante tantos años y en cada extremo del planeta, se enfrentaron habitualmente. De hecho, había una razón poderosa: «No quería sentirme solo».
«Fue un proceso intenso porque siempre supe que la retirada me sería muy difícil de llevar porque amo el deporte y todo lo que le envuelve significa mucho para mí. Mi rodilla llevaba tiempo haciendo el tonto y sabía que me iba a retirar, así que me tomé un descanso ese verano para decidir dónde retirarme. No quería estar solo en la pista al retirarme y escogí Londres porque allí viví de los mejores momentos de mi carrera«, explicaba en Served, de Andy Roddick.
Es el mismo torneo que Alcaraz nunca ha levantado —al menos, de momento— y donde el español ha sufrido su primera derrota dos meses después. Federer nunca quiso estar solo y, por eso, decidió retirarse de esa forma. Y ha sido también una bajada a la tierra para el número uno del mundo, donde ha vuelto a ser mortal y ha confirmado que no es imbatible. Un terreno en el que volver a coger impulso de cara al final de temporada y, por qué no, soñar con una remontada milagrosa.










