El episodio de inundaciones del pasado fin de semana tuvo un desarrollo «explosivo» , acompañado por numerosos rayos y granizo
La tormenta del pasado fin de semana en las provincias de Zaragoza y Teruel tiene pocos precedentes. En la delegación aragonesa de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) están trabajando con los datos excepcionales recopilados durante esas horas, insistiendo en la práctica imposibilidad de predecir un fenómeno «explosivo» con precipitaciones de carácter local, que llegó acompañado de numerosos rayos y granizo. La precipitación estimada por los datos del radar avanza que en algunas zonas pudieron rozar los 180 litros por metro cuadrado, unas cantidades que están cercanas a los episodios más destructivos que se han registrado en España en otros momentos.
El delegado territorial, Arcadio Blasco, reconoce que la situación fue «impredecible» con las consecuencias destructivas que todavía se notan sobre el terreno. Y detalla que aunque el fenómeno fue violento, y se acumularon 90 litros por metro cuadrado en un pluviómetro de un colaborador de Aemet, con una estimación a través del radar de unos 180 litros por metro cuadrado en la zona de máxima precipitación, «no se trató de una situación de lluvias torrenciales generalizadas, sino de un fenómeno local» que se complicó por la coincidencia con otros factores, como puedan ser el crecimiento de los ríos que se encuentra analizando la CHE.
«Nos encontramos con descargas de mucha cantidad en lugares extremadamente concretos, algo que se hace muy difícil de predecir», reconoce. Además, el propio tren convectivo que cubrió la zona de Azuara y Herrera de los Navarros agravó las cantidades de precipitación. En la noche del viernes se encadenó una línea de cinco tormentas consecutivas que dio la impresión de ser un solo fenómeno «que no acaba nunca».
A falta del informe que se está recabando y que podría estar redactado en las próximas semanas, Blasco asume que lo sucedido «no es extremadamente frecuente». De este forma, el fenómeno tuvo un desarrollo «explosivo» , acompañado por numerosos rayos, granizo, y esos 180 litros por metro cuadrado aún pendientes de validar. Con todo, los pluviómetros en Herrera, y eso no es una estimación, recogieron durante el episodio 117 litros.
De forma paralela, la Aemet defiende los diferentes avisos que se lanzaron. El nivel amarillo se estableció a las 10.50 horas del jueves en la Ibérica zaragozana. . «Somos un organismo público, como la CHE, y nos abstraemos del tema político completamente, puesto que nuestro objetivo es contribuir a la protección de la vida y de los bienes mediante una adecuada predicción y vigilancia de los fenómenos meteorológicos adversos», recuerda Blasco.
Nivel naranja
En vistas de la evolución desde las 8.49 horas de la mañana del 13 de junio ya había avisos de nivel naranja por tormentas en buena parte de Aragón y, concretamente, en las zonas donde se produjeron los chubascos intensos. «Un aviso naranja supone peligro importante por tormentas muy fuertes y este tipo de avisos contempla que la intensidad de la lluvia puede ser torrencial de forma local», recuerda.
La profesora en los grados de Ciencias Ambientales e Ingeniería Agraria en el Campus de Huesca, Julia Marín, reconoce que lo vivido en esas jornadas es «poco frecuente», tanto por la intensidad como por los litros recogidos. Algo evidente cuando se analizan los valores promedio de los últimos treinta años.
De cara a la posibilidad de predecir con precisión uno de estos fenómenos, indica que con los medios de observación actuales no es posible, aunque se realice una actualización constante de los avisos. «Nos encontramos ante ecuaciones que no se pueden despejar, pues una tormenta así es un sistema caótico que depende mucho de las condiciones iniciales», afirma.