«La socialdemocracia es el fracaso de España y la UE, nos lleva a un disparate de consecuencias impredecibles»

Daniel Lacalle, que acaba de publicar su ensayo ‘El nuevo orden económico’, advierte de los riesgos del «estatismo depredador’ y las políticas ‘woke’

Daniel Lacalle acostumbra a decir lo que piensa sin tapujos y con argumentos. Con el mismo espíritu aborda sus ensayos. El último se titula El nuevo orden económico mundial (Deusto), un análisis de rabiosa actualidad en el que el economista alerta de los males que provoca el «intervencionismo ‘woke’ descontrolado». En la sede madrileña de la Fundación Rafael del Pino, Lacalle reflexiona sobre los polémicos aranceles de Donald Trump, las recetas de Javier Milei o los retos del PP de Alberto Núñez Feijóo. «El objetivo fundamental del Partido Popular debe ser desmontar completamente el sanchismo», asegura. Economista jefe de Tressis y gestor de fondos de inversión, Lacalle pide valentía a los empresarios para contribuir a la profunda regeneración que necesita España.

¿Qué ha traído de bueno y de malo la globalización?

Prácticamente todo lo que ha traído ha sido bueno: crecimiento económico, innovación, tecnología, la mayor reducción de la pobreza de la historia… La globalización ha sido una bendición. El problema es que a la globalización le han metido un regalito que nadie había que nadie quería: el de los gobiernos perpetuándose y disparando lo que yo llamo el estado de depredador y el estatismo. Esto ha provocado que no tengamos comercio libre, sino mercantilismo y un aumento brutal de la deuda pública y del gasto de unos estados que ya no son administradores que son gastadores.

Trump ha dado un golpe al tablero internacional y China sigue ganando terreno de manera imparable. ¿La UE está a tiempo de reaccionar? 

Sí. La UE tiene dos opciones. Una, el fracaso absoluto, que es por donde vamos. Y dos, darse cuenta de que no tiene un problema de empresarios, ni de empresas, ni de capital humano, ni capital financiero. Tiene un problema de intervencionismo absurdo y hay que exigir que se acabe. La propia Comisión Europea estima que cuesta un billón de euros al año, pero lo mantiene y lo aumenta. La UE no tiene por qué estar condenada a ser el Museo del Mundo. En 2013, en mi libro Viaje a la libertad económica, generó mucha polémica cuando dije que la UE se parecía cada vez más a una estructura como la del Politburó soviético. Ahora estamos en 2025 y no lo duda nadie, es una evidencia. Por tanto, hay que dejar de ser un proyecto de estancamiento, que considera a las empresas como cajeros automáticos, para dejarlas que florezcan y que la economía crezca.

¿La UE lleva demasiados años mirándose el ombligo? Como denuncia en su libro, en Europa se ha regulado mucho y se ha innovado poco.

Totalmente. Recuerda a los cantantes que venden 20 millones de copias con su primer disco y los siguientes son un fracaso absoluto. Eso es lo que le ha pasado a la Unión Europea. La UE es el mayor éxito político de la historia, es la unión de países cuya historia previa consistía en matarse entre ellos. El euro también es el mayor éxito monetario de la historia. Pero la UE no se ha dado cuenta de que el mundo no solamente cambiaba, sino que un montón de las políticas que estaba aplicando generaban descontento en un porcentaje cada vez mayor de gente. Y en vez de escucharla, decidió ignorarlos. Así hemos pasado de tener un 5% de partidos euroescépticos en el Parlamento a un 30%.

«La UE se parece cada vez más a una estructura como la del Politburó soviético»

En España hay pocas voces que defiendan, o entiendan, la guerra arancelaria de Trump. Usted sí se ha mostrado comprensivo. ¿Los aranceles benefician a alguien?

Los aranceles son la norma en el comercio mundial. En España hay una especie de visión mediática y entre los economistas, como que nosotros vivíamos hasta febrero de 2025 en un vergel de libre comercio. Pero vivimos en un mundo de mercantilismo estatista, donde los estados perjudican o eximen a otros por interés político. Lo que ha hecho la administración Trump ha sido, simplemente, poner el espejo en el mundo. Estados Unidos no puede utilizar las barreras no arancelarias que utilizamos nosotros, como la regulación o la legislación, porque es un país mucho más libre y abierto. Obama puso montones de aranceles y nadie decía nada. Es exactamente igual que un estado que, para prevenir la guerra nuclear, tiene que tener armas nucleares. Los aranceles se lanzan para forzar una negociación. Se ha creado un maniqueísmo con respecto a la posición comercial de Trump, que ignora que lo que busca es una negociación que sea positiva para todos.

¿Qué se entiende por políticas ‘woke’? ¿A quién benefician y a quién perjudican?

El el ‘wokismo’ es la política perfecta para el estatismo depredador. El ‘wokismo’ hace varias cosas. Utiliza la libertad de expresión, la democracia y las  instituciones para introducir el totalitarismo, el pensamiento único y la victimización. Por un lado, convierte en víctimas a todo el mundo, divide a los grupos en malos y buenos. Cualquiera nos hemos encontrado en los últimos meses, seguro, con momentos en los que dices: «Casi mejor no digo esto.» Es un proceso de autocensura y de hacer que la inmensa mayoría de la población mire hacia abajo y trague. Sirve al estado depredador para perpetuarse en el poder. Hay un pensamiento único y en el momento en el que alguien se sale de él, se busca la destrucción de esa persona. La inmensa mayoría de la gente, ante ese ejemplo, lo que hace es bajar la cabeza, callarse. Todo el mundo está constantemente asustado.

¿Trump o Milei son líderes realistas o populistas? ¿Dicen verdades sin tapujos o dicen lo que la gente quiere oír?

El populismo, por definición, es que te arrogas lo que piensa el pueblo y te presentas como el pueblo. Y los que no están de acuerdo contigo van contra el pueblo. Esa no es la posición para nada de Milei. No es un populista, es el antídoto al populismo, que era lo que tenía Argentina, con el kirchnerismo y el socialismo. Populismo es la administración Biden. Siempre digo ‘administración Biden’ porque no sabemos quién ha sido el presidente de Estados Unidos. Es increíble que hayamos blanqueado una administración en la que no se sabe quién era el presidente y en la que las agendas que se han financiado por todo el mundo son las de la destrucción de la libertad de expresión. Donald Trump es un negociador, punto. Está negociando todo el tiempo. Y un negociador no puede ser populista. ¿Por qué? Porque si fuera populista, no llegaría a acuerdos. Y lo que Trump constantemente es llegar a acuerdos. Otra cosa es que a la gente no le guste.

«Lo que quiere el sanchismo y su estatismo depredador es acaparar las instituciones para perpetuar su poder»

La libertad económica, el fin del intervencionismo, ¿entrañan riesgos para las clases más desfavorecidas? Que son las que, en teoría, protege el Estado…

El Estado, efectivamente, tiene una labor de proteger a las clases más desfavorecidas, pero no de crear clases desfavorecidas, que es lo que hace el intervencionismo. El intervencionismo crea pobres. El Estado está para administrar recursos escasos, no para recaudar de lo que quede y para gastar en todo lo que quiera, cuando quiera y como quiera. La visión del sanchismo y de este estatismo depredador no es que el Estado está para servir a la sociedad, facilitando el crecimiento económico, la libertad empresarial, económica, de expresión, con instituciones independientes que mitiguen su poder. Lo que quiere es acaparar las instituciones para perpetuar su poder. Las empresas y las familias están al servicio del sector político, no al revés.

¿Lo que está sucediendo con el Banco de España es un ejemplo de ese intento de controlar las instituciones independientes?

Es un ejemplo de clarísimo. Esa destrucción. Es un ejemplo clarísimo aunque no es el primero. Otros se han hecho lentamente en instituciones independientes y de manera inexorable, pero callada. En las instituciones es una constante quitar a personas no ya con perfiles de centro derecha, sino que no sean activistas. Eso tiene un objetivo. El que lo hace -en este caso, el socialismo- sabe que cuando gane la derecha no lo va a cambiar. Por lo tanto es una manera el el asaltar las instituciones desde dentro. Crear entes clientelares es una manera de perpetuarte en el poder aunque no estés en el gobierno.  Por eso es tan importante el ejemplo de Milei. Lo primero que hace es empezar a dinamitar esas avenidas de perpetuación del peronismo, que era lo que lo mantenía en el poder incluso cuando no gobernaba. Si esa lección no la aprenden los partidos de centro derecha, probablemente ganen las elecciones, pero perderán.

Por lo que explica, España necesita mucho más que un cambio político. Necesita una renovación regeneración mucho más profunda. ¿Ve al PP con la capacidad de liderazgo suficiente para afrontar ese reto?

El problema que con el que se enfrenta el Partido Popular históricamente es toda la cantidad de presiones que se dan interna y externamente para no hacer nada. No es una cuestión de capacidad. Se trata de que, cuando llegues al poder, ese enorme talento que hay dentro del partido permita que se lleven a cabo las reformas que se tienen que acometer. Cuando se tuvo que hacer una reforma como la financiera, se hizo, y se hizo bien y rápido. Me gustaría incidir en el riesgo que hay en los cantos de sirena alrededor del centro derecha por parte de muchos estamentos, que apunta a tener cuidado con hacer muchas cosas muy rápido. Eso es un error. Hay que hacer muchas cosas y muy rápido. Recuerdo las brutalidades que se decían sobre Isabel Díaz Ayuso cuando empezó como presidenta de la Comunidad de Madrid, y no me refiero a los medios o las personas de izquierda, sino al enemigo interno. Lo que está demostrando el ejemplo de Argentina es que el gradualismo, no tomar medidas urgentes, es lo que fracasa.

«Es esencial que los empresarios por fin se den cuenta de que el silencio sale muy caro»

Lo que tiene que hacer el Partido Popular español y europeo es desterrar la socialdemocracia de su ideario. La socialdemocracia ha sido el fracaso de España y de Europa, y nos está llevando no solamente al estancamiento, sino a un disparate monetario y fiscal de consecuencias impredecibles. El objetivo fundamental del Partido Popular debe ser desmontar completamente el sanchismo, desmontar todos los engranajes que llevan a que España se frene y sea el país con más paro.

¿Qué papel deben jugar deberían jugar los empresarios en este proceso  de regeneración? ¿Deberían ‘mojarse’ más?

Absolutamente, es clave. El papel de las grandes empresas y de los pequeños y medianos empresarios es esencial. A la mínima, el Gobierno siempre utiliza como chivo expiatorio a las empresas. Le ha salido mal con el apagón, pero lo intentó inmediatamente. También sucedió con los trenes. Es esencial que los empresarios por fin se den cuenta de que el silencio sale muy caro.