El nombre de Perelló surgió la semana pasada durante una conversación informal entre vocales de distinta sensibilidad
Una llamada de teléfono salvó in extremis la presidencia del Consejo General del Poder General (CGPJ). El nombre de Isabel Perelló apareció cuando las negociaciones volvían a asomarse al abismo. La magistrada de la Sala Tercera del Tribunal Supremo desde 2009 fue elegida este martes presidenta del órgano de gobierno de los jueces. La primera mujer en la historia. Era un requisito indispensable para el sector progresista, que había propuesto a Pilar Teso y Ana Ferrer, ambas vetadas por los conservadores por «su marcado perfil ideológico». Los 10 vocales de esa tendencia han votado a la catalana porque «no llega con el aval de Moncloa». Se han sumado otros seis progresistas.
Las negociaciones para elegir al nuevo presidente del CGPJ se encontraban estancadas. En el horizonte se cernía el acto de apertura del año judicial, que tendrá lugar este jueves con la presencia de Felipe VI. Todos los caminos abocaban al fracaso. La elección de Perelló, de 66 años, comenzó a fraguarse el pasado miércoles. Durante una conversación informal, el vocal conservador José Antonio Montero planteó a su compañero progresista Carlos Hugo Preciado la necesidad de abrir la relación de candidatos.
Durante la charla telefónica, Montero lanzó el nombre de Perelló, compañera del Supremo con la que mantiene una gran amistad. Preciado acogió la idea con sumo interés. Le pareció un perfil idóneo que cumplía todos los requisitos para convertirse en la candidata de consenso, explican fuentes judiciales a THE OBJECTIVE. El magistrado catalán, próximo a Sumar, se comprometió a trasladar la propuesta a los vocales progresistas, aunque estos la desestimaron en un primer momento.
Consenso en el CGPJ
Era viernes y las negociaciones para elegir al presidente del CGPJ parecían encaminadas a otro naufragio. Los progresistas reconsideraron la propuesta y trasladaron a sus colegas que iban a estudiarla. Varios vocales alzaron la voz a favor de Perelló, lo que terminó por inclinar la balanza a su favor. El lunes, ambas sensibilidades volvieron a reunirse, ya con un plan b en previsión de que no resultara elegido alguno de los candidatos propuestos en la sesión constitutiva del 25 de julio.
La favorita inicial de los progresistas era la magistrada de la Sala Tercera del Supremo Pilar Teso, pero los conservadores la descartaron hace semanas al considerar que no era necesaria «ninguna discriminación positiva». Estos apostaban por otro magistrado de la Sala Tercera, Pablo Lucas. Ambos obtuvieron 10 votos, insuficientes para alcanzar la presidencia del CGPJ. Para conseguirla se requiere el apoyo de tres quintos del pleno, lo que supone 12 votos, tal y como pactaron PSOE y PP en junio para reforzar las mayorías.
Los progresistas optaron entonces por Ana Ferrer, la primera mujer en la historia en ocupar un asiento en la Sala Segunda del Supremo. Los conservadores también vetaron su candidatura por su «marcado perfil ideológico». Especialmente, después de que este mismo verano se mostrara partidaria de aplicar la amnistía. En 2022, ya emitió un voto particular en la sentencia del caso ERE.
Los conservadores, conscientes de que sus colegas no iban a transigir con un aspirante masculino, propusieron a Carmen Lamela, otra magistrada de la Sala Segunda. Los progresistas la descartaron y ambas aspirantes obtuvieron 10 votos este lunes. Entonces se activó la vía Perelló. A propuesta del sector conservador, se pactó incluir nuevos candidatos a la relación de siete nombres seleccionados en la sesión constitutiva. Entre esos perfiles se encontraba la nueva presidenta del CGPJ, de la asociación Juezas y Jueces para la Democracia.
Perfil independiente
La propuesta surgió del sector conservador, consciente de que la presidencia debía tener una sensibilidad progresista. Se consideró el perfil de Perelló «por tener un nivel técnico alto, disponer de un gran currículo profesional y gozar de una imagen de independencia». De hecho, fue la ponente del auto con el que el Supremo rechazó hace un año la petición del PSOE de revisar los votos nulos de las elecciones generales del 23 de julio en la provincia de Madrid al considerar que «la mera diferencia numérica en los resultados» que se aducían (1.200 votos) no era «base suficiente» para la revisión.
Esa circunstancia convenció a los conservadores del CGPJ, hasta el punto de que sus 10 vocales han apostado por Perelló. La magistrada obtuvo en la votación de este martes 16 votos, cuatro por encima de los que necesitaba. Ferrer se hizo con cuatro apoyos. La elección contenta a todas las partes. A los conservadores porque se trata de un perfil independiente «que ha dictado sentencias contra el Gobierno y niega la existencia de lawfare». Se felicitan porque han «evitado» que Moncloa coloque a una de sus candidatas (en referencia a Teso y Ferrer).
Un argumento del que huyen los progresistas, que destacan que la elección de la presidenta del CGPJ se ha realizado «sin ninguna injerencia política». Este bloque también se congratula del resultado final, aunque lamentan que con las candidaturas de Teso y Ferrer «nunca hubo negociación». Desde el 25 de julio, abanderados por las vocales Inés Herreros y Argelia Queralt, han defendido la necesidad de que el cargo recayese en una mujer, que representa el 57% de la carrera judicial.
«Días con los que sueñas… y se hacen realidad», resumió Queralt este martes en X. El entorno de Perelló la califica de una mujer afable, trabajadora y cercana. Pese a su amistad con la ministra de Defensa, Margarita Robles, no cuenta con el aval de Moncloa, que prefería a Teso y Ferrer. Quienes han trabajado con la nueva presidenta del CGPJ destacan su discreción, a pesar de que hace años envió una carta a su predecesor Carlos Lesmes quejándose del lenguaje sexista de los escritos judiciales.