El líder del PP busca perfiles técnicos entre los territorios para completar su equipo

Pablo Casado llegó a la presidencia nacional del PP con un déficit claro de experiencia en la gestión. El equipo nuevo con el que aterrizó en Génova adolecía de horas de vuelo en cualquier gobierno, aunque fuera municipal. Y el líder del PP trató de contrarrestarlo con el fichaje de exministras como Elvira Rodríguez y Ana Pastor, para dar ese cariz de veteranía que tanta falta le hizo hasta el final.

Aun así, en sus equipos faltaron referentes y voces claras en áreas que son clave en el PP, como en economía, en Justicia o en Interior. Mientras, en los segundos y terceros niveles de Génova, y más allá, figuraban nombres cuyo protagonismo fue nulo y a los que apenas se les dio juego. Uno de los casos más notables fue, por ejemplo, el de Juan Bravo, secretario de área casi desconocido con Casado y referente nacional con Feijóo.

Que Casado tenía un problema con sus equipos es algo que hoy reconocen la mayoría de los populares, y que pudo ser una de las causas principales de su defenestración. A eso se añade la falta de coordinación o entendimiento que demasiadas veces existía entre Génova y el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados, según comentan fuentes populares. En Economía, sin ir más lejos, se vivía un enfrentamiento entre Elvira Rodríguez y Mario Garcés, apenas disimulado entre ambos.

El choque entre las directrices de la dirección nacional del partido y la dirección del Grupo parlamentario causó malestar en no pocos diputados, que a menudo se vieron con las manos atadas. «En el Congreso teníamos poca visibilidades, porque no nos la dieron», lamentan los populares.

El presidente nacional del Partido Popular y del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, saluda tras presidir una reunión de la Junta Directiva del PP de Galicia, el 18 de abril
El presidente nacional del Partido Popular y del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, saluda tras presidir una reunión de la Junta Directiva del PP de Galicia, el 18 de abril – EFE

Alberto Núñez Feijóo llegó a Génova con la asignatura de la experiencia aprobada con nota. El político gallego no ha necesitado forzar ninguna situación y desde el primer momento ha puesto por delante la gestión, los perfiles técnicos y los resultados para hacerse cargo de las áreas más sensibles, como la económica. Feijóo busca talentos que sepan gestionar. Lo de ser buenos políticos o no, le importa menos. «Quizás no somos mejores políticos que los demás, entre otras cosas tuiteamos menos y tenemos menos presencia en las redes, pero en gestión no nos gana nadie», presumen en el equipo de Feijóo. Los criterios de eficacia ganan enteros y el choque dialéctico frontal con el Gobierno pierde puntos en este PP.

Feijóo quiere referentes en el partido que sean ‘ministrables’. Perfiles que pudieran encajar mañana mismo en un Gobierno de la Nación y que pusieran en práctica las propuestas que hagan en la oposición. Está pidiendo a los suyos que las medidas que planteen estén justificadas hasta el último céntimo, y no se queden en un brindis al sol desde la oposición. El plan anticrisis que envió a Sánchez el viernes no llevaba el logo ni las siglas del PP, porque es un plan que va más allá de un partido, según subrayan en Génova.

Alternativa, no oposición

Gestión, gestión y gestión. Esa es la línea que está marcando Feijóo en este primer mes como presidente nacional del PP. Gestión de los mejores. Ni siquiera les gusta que se les llame oposición, porque no llegan para oponerse, sino para poner soluciones. «Somos alternativa, no oposición».

Sus primeros pasos indican con claridad que la economía es su máxima prioridad. Las cuestiones internas del partido quedan en un segundo plano. El hecho de que casi un mes después no se hayan nombrado los segundos niveles de Génova es un mensaje en sí mismo: no es algo prioritario para Feijóo. Será un próximo Comité Ejecutivo Nacional el que dé luz verde a los coordinadores de área que completen los equipos de los cinco vicesecretarios.

El líder del PP contará con todos los territorios, para que se sientan representados en el organigrama nacional del partido. Pero no le valdrá cualquier perfil. Quiere personas que si las ves sentadas en un Consejo de Ministros no desentonan ni causan extrañeza. Necesita referentes en áreas clave, que tuvieron un vacío en la etapa anterior. Y sobre todo quiere un equipo compacto, en estrecha relación con los consejeros del partido allá donde se gobierna. De momento, los contactos con los barones autonómicos ya han empezado para los ‘fichajes’ que completarán la red de Génova.