Del aceite de orujo a las sardinas, la lista de compra alternativa y barata para combatir la subida de precios

La espiral inflacionista, con una tasa del 9,8% en marzo, se ve impulsada por todas las partidas, entre ellas, la alimentación. La tendencia al alza de precios se debe a que una ‘tormenta perfecta’ se cierne sobre la cesta de la compra por la escalada de los costes logísticos y energéticos, así como por el efecto de la guerra y el ya desconvocado paro de los transportistas. Desde Gelt, aplicación de promociones en el sector de gran consumo, calculan que desde mediados de enero hasta ahora la cesta media en el supermercado ha subido un 7%.

Según el análisis de Gelt, basado en los tiques del súper de más de un millón de hogares, los productos que más se encarecen son los siguientes: cereales (24%), aceite (19%), huevos (17%), galletas (14%) y harina (10%) (ver blata).

Con incrementos medios de entre el 4 y el 9% se encuentran el papel higiénico, merluza, tomates, plátanos, leche, arroz y pasta. Por contra, pese al impacto de la crisis bélica, la cerveza y el pan no varían; mientras que tanto el pollo como los yogures se anotaron incrementos más suaves del 2 y el 1%, respectivamente.

Por su parte, la OCU ha cuantificado la subida de la compra de alimentación en una media del 9,4% en el último año. Así, hasta un 84% de los 156 del total de productos analizados se encarecieron, frente a solo un 16% que se abarataron. Los artículos que más subieron de precio fueron el aceite de oliva suave de marca blanca (53,6%) y el aceite de girasol de marca blanca (49,3%), seguido de la botella de lavavajillas (49,1%) y la margarina (41,5%).

Ofertas y sustitutivos

Ante esta situación, el precio cada es más importante en las decisiones de compra de los españoles: el 65% de los consumidores están ahora mucho más pendiente de los precios y las promociones, según el último estudio de Aecoc Shopperview. Por ello, el 52% de los hogares españoles, según este estudio, ya apuesta más por las marcas de distribución o blancas.

Otra opción para ahorrar, además de buscar ofertas o elegir marcas blancas, reside en seleccionar productos sustitutivos en la cesta de la compra. «En tiempos de crisis, los consumidores suelen funcionar de la misma manera: son muy sensibles al precio y reaccionan buscando productos sustitutivos», afirma el portavoz de la OCU, Enrique García.

La clave, según los consejos de la OCU, para elaborar una lista de la compra alternativa más barata para conseguir ahorrar en tiempos de repunte de la inflación está en consumir frescos de temporada. Así, en el apartado de frutas y verduras conviene elegir los productos que se recolectan en cada momento del año. «Si nos empeñamos en comer fresas en agosto, ésta fruta nos saldrá más cara que en primavera», advierte García.

Por otro lado, aunque suban los costes de producción y, por tanto, los costes, siempre saldrá más barato decidirnos por piezas de menor calibre, como las manzanas pequeñas. Si queremos ahorrar, también hay que huir de frutas tropicales o exóticas que vienen de países lejanos.

Tanto el aceite de oliva como el de girasol se han disparado más de un 50% en el último año. Las alternativas más baratas son el aceite de orujo de oliva o los que provienen de la soja, el maíz o la colza.

En el caso de productos básicos como la leche y los huevos no existen productos sustitutivos, pero sí se puede optar por las gamas más baratas. Por ejemplo, desde la OCU instan a evitar las leches enriquecidas o las categorías de huevos más caras en caso de que se quiera ahorrar. «Los huevos están subiendo mucho de precio por el encarecimientos de los piensos», explica el portavoz de la asociación de consumidores.

El pescado también se dispara, especialmente especies como el salmón. En esta categoría conviene apostar también por pescados de temporada, como la caballa, los boquerones o los sardinas. También se ahorra en la cesta si se evitan las especies más caras o el marisco y si se eligen otras más baratas como, por ejemplo, la pescadilla. También se puede ahorrar con pescados de acuicultura, que aunque no siempre son los más baratos, no sufren tantas variaciones de precios.

Los platos preparados también suelen salir más caros. Por ejemplo, sale más a cuenta comprar una lechuga entera que despiezada en bolsas o envases. Respecto a las carnes, desde la asociación de consumidores recomiendan seleccionar las partes más baratas como o la falda o el morcillo en el caso de la ternera; o las costillas, el filete de jamón o la aguja en el caso de cerdo. En el caso del pollo, sale más barato comprarlo entero que en filetes.

Optar por legumbres o huevos también es una alternativa barata a las proteinas de la carne, según la OCU.