Bolivia concede al «hermano Rey Felipe VI» el lugar más destacado

El Rey ha emprendido regreso esta noche a Madrid tras una fugaz visita de 24 horas a La Paz, donde ha asistido a la toma de posesión del nuevo presidente de Bolivia, Luis Arce, el delfín de Evo Morales. A pesar de que se trataba de un relevo presidencial más, similar a los otros 73 a los que Don Felipe ha acudido en Iberoamérica de mandatarios de todas las tendencias políticas, la visita a La Paz fue analizada con lupa y reflejó el agrio enfrentamiento que vive el mundo entre dos corrientes cada vez más polarizadas.

Hasta la versión del Himno de España, con la que los Colorados de Bolivia rindieron honores al Rey el sábado a su llegada al aeropuerto fue interpretada por algunos sectores como un intento de humillación a España. Y es que la banda desafinó tanto que, en algunos momentos, costaba identificar que aquello fuera el himno nacional, aunque bien es verdad que esto ha ocurrido también en otros países sin que se interpretara como un desprecio. Mientras sonaba la peculiar versión, el Rey permanecía impasible sobre un podio y debajo, a su derecha, hacía lo mismo el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, que se apuntó por primera vez a un viaje de Don Felipe y siempre lució un traje de chaqueta y corbata.

Puños y reverencias

También la interpretación del Himno de Bolivia suscitó críticas, pero no por su calidad musical, sino porque mientras sonaba, las dos autoridades que flanqueaban al Rey -los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado- escenificaron el gesto marxista de levantar el puño izquierdo, muy del estilo de la llamada izquierda bolivariana y habitual ahora en Bolivia.

Pero a uno de los que levantaron el puño, el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, le cayó también un buen chorreo de críticas por la reverencia con la que saludó al Rey en el aeropuerto. Rodríguez inclinó su cuerpo hacia adelante mientras se llevaba la mano al pecho, y algunos sectores utilizaron la foto del saludo para criticar al presidente del Senado, que también es del Movimiento al Socialismo (el partido de Evo Morales) y desempolvar sus reivindicaciones indigenistas contra la Conquista.

Al margen de estas polémicas, el Rey fue recibido en Bolivia con los máximos honores, con aplausos y con toda cordialidad. Después de 25 años representando a España en las tomas de posesión de los mandatarios iberoamericanos y acudiendo a los principales foros internacionales, Don Felipe es un viejo conocido para todos al que ven como una figura institucional que se mueve entre ellos con la misma neutralidad que en España.

Aunque Bolivia podría parecer un terreno ideológicamente más favorable para Pablo Iglesias que para el Rey, lo cierto es que tanto las nuevas autoridades bolivianas, de Movimiento al Socialismo, como el presidente de Argentina, Alberto Fernández, recibieron a Don Felipe con enorme simpatía y luego fue el Rey quien les presentó al «vicepresidente Iglesias».

Como es habitual desde que era Príncipe de Asturias, el Rey suele aprovechar estos viajes para mantener encuentros con otros mandatarios y, en esta visita a La Paz, se reunió con los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Colombia, Iván Duque, además de con el nuevo mandatario boliviano. Lo que no hubo en esta ocasión fue el habitual encuentro con el gobierno saliente.

Tras la reunión con Duque, el Rey asistió a la transmisión del mando presidencial, una ceremonia muy indígena y con referencias a las tribus precolombinas que Don Felipe siguió desde un palco de honor de la Asamblea Legislativa junto a los presidentes de de Colombia y de Paraguay, mientras Iglesias la seguía desde otro palco. En su discurso, Arce empezó sus saludos con el «hermano Rey Felipe VI de España» y, más adelante, citó también «al vicepresidente segundo de España, don Pablo Iglesias».

A la derecha de Arce

Después, Don Felipe, los otros tres jefes de Estado extranjeros y los «invitados especiales» se dirigieron a la Casa Grande del Pueblo, donde se tomó la fotografía oficial, en la que el Rey volvió a ocupar el lugar más destacado, a la derecha de Arce. Tras asistir al almuerzo que el nuevo presidente de Bolivia ofreció a los invitados, el Rey y la delegación española emprendieron regreso a Madrid.