Cultura y educación I : Llegar a ser quien eres

“Llegar a ser quien eres”, requiere esfuerzo personal y la inapreciable ayuda de los que llamamos padres, amigos, “maestros” o educadores. La familia, los amigos, los profesores y educadores son necesarios en el aprendizaje y cultivo de la persona. Sin embargo, quien se cultiva y educa es cada uno, tanto física como intelectualmente, adquiriendo destrezas y conocimientos. Ello lleva consigo el desarrollo de cualidades y valores que fortalecen la voluntad y ordenan los sentimientos. Como consecuencia se crece en autodominio y en libertad, lo que permite el desarrollo de un pensamiento libre, que lleva a la persona a elegir las ideas y acoger las creencias en las que fundamentar la vida.

La vida, la educación y la cultura son realidades dinámicas y activas que nada tienen que ver con un almacenamiento pasivo de años, normas de comportamiento, y de conocimientos. Al contrario, a pesar de no estar muy de moda, -a causa de la ignorancia imperante en algunos ámbitos que deberían de iluminar y animar a todas las generaciones-, la educación y la cultura han de promover la asimilación y desarrollo de las cualidades del espíritu que son: el que las personas piensen y de su mano desarrollen el sentido crítico, la búsqueda de la verdad, el deseo del bien, la belleza y el amor.
En cuanto cultivo, lo es la tierra humana trabajada que llega, a través del conocimiento, al saber y, mediante ese saber, a aprender a vivir mejor. En el sentido de ser mejor, más libre y en consecuencia capaz de amar, al amar servir y, al hacerlo, ser feliz.
Es en la tierra humana trabajada, donde crecen los seres libres, es decir, las personas. El protagonista es el ser humano que se cultiva. Personas que vivieron en esta tierra hace muchos o pocos años nos han dejado una herencia en forma de libros, composiciones musicales, obras pictóricas, escultóricas, arquitectónicas, etc. Otros muchos viven, y con sus obras y creaciones nos hacen llegar sus pensamientos y emociones, que son vehículos de comunicación de personas –lejanas o próximas en el tiempo o en espacio- con los que, si queremos, podemos mantener una relación cultural que facilita nuestro cultivo y mejora personal.
El ser humano tiene que crecer… aprender…llegar a saber… y para ello es preciso que sea consciente de lo que necesita para llegar a ser una persona culta y educada. Después, debe querer y poner los medios que le llevan a lograrlo.
Debe saber también, que es, -mediante la correcta realización de ese trabajo intelectual que es el estudio-, como crecerá en conocimientos y competencias, llegando así, a ser culto y educado. Es decir, más y mejor persona. Esa es una tarea que ocupa toda la vida.
La ciencia y la técnica también son productos humanos que facilitan nuestro desarrollo como personas. Son tan importantes, evidentes y habituales que apenas reparamos en su novedad (la evolución tecnológica es vertiginosa) y no obstante, son tremendamente relevantes como vehículos de la cultura y paradójicamente, peligrosos porque pueden hacernos sentir que la ciencia y la técnica nos harán a los hombres autosuficientes, todopoderosos, eternos y eso, sencillamente, no es verdad. Pero ello puede dar pie al argumento de otro artículo. ¿Os parece?…