«La pandemia ha hecho vulnerable a mucha gente que nunca lo había sido»

Después de ser voluntario durante cuatro décadas, Javier Senent (Guadalajara, 1948) fue elegido presidente de Cruz Roja Española en 2015. El año pasado revalidó el puesto. Le avala su firme compromiso con los valores humanitarios y su labor al frente de numerosas responsabilidades y en todos los niveles territoriales de una organización que, sin descuidar otros retos como el de la inmigración, se ha erigido en un dique de contención contra el coronavirus.

¿A qué situaciones se ha enfrentado Cruz Roja desde el pasado mes de marzo?
Cuando estalla la pandemia, tenemos diseñadas una serie de herramientas para dar respuesta. Nuestras operaciones a nivel internacional se centran en un hecho determinado y en un país concreto. La pandemia afecta a todo el territorio y a todas las personas. Ése es el mayor reto. También nos preocupaba verificar si las estructuras de la organización podrían soportar este sobreesfuerzo. Y creo que sí. Hicimos un llamamiento que diera cabida a la solidaridad de las personas y de las empresas. Nuestro ADN es aunar voluntades. Todo eso lo encuadramos en el programa Cruz Roja Responde, a través de seis áreas: socorro y salud, intervención social, empleo, educación y medio ambiente.
¿Están volviendo a atender en otoño emergencias similares a las de la primera ola?
Es diferente. Pertenecemos al Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. En febrero ya teníamos noticia de lo que pasaba en China. Nos preparamos para hacer frente a lo que venía. Lo primero fue atender a las personas vulnerables que necesitaban asistencia durante el confinamiento. No todo el mundo tiene internet ni la posibilidad de ir a comprar medicinas. Nos pusimos a disposición del Ministerio de Sanidad y transmitimos la información que había que trasladar a toda la población. Hicimos 600.000 llamadas para preguntar a nuestros usuarios qué necesitaban. En una emergencia, lo más importante es que la gente tenga información veraz y lo más rápido posible. No hay que dejarse llevar por el miedo. En el momento más agudo pusimos todos los medios para atender necesidades urgentes, sobre todo, la asistencia de medicinas y alimentos. Los rebrotes nos preocupan muchísimo. Tres cuartas partes de esas personas que han solicitado ayuda es la primera vez que acuden a Cruz Roja. Son nuevos usuarios.
¿Eso quiere decir que la crisis está golpeando a la clase media?
Efectivamente. Hablamos de gente que nunca se había visto en la necesidad de pedir ayuda. Un 64% de las personas atendidas son mujeres. Un 31% tienen entre 30 y 59 años, y con hijos a su cargo. Un 34% son personas mayores de 60 años. Y un 74% reside en municipios de más de 10.000 habitantes.
El perfil del usuario mayoritario, por tanto, es mujer, joven, urbanita, con estudios y con un trabajo que no le da para vivir con dignidad.
Sí, o que se han quedado sin empleo o se han visto atrapados en un ERTE o un ERE. Salíamos de una crisis y ahora viene otra que nos vuelve a hundir. No olvidemos que hay mucho empleo sumergido. Ese tipo de economía se está viendo muy afectada. Todas esas personas, aunque no figuren en las estadísticas del paro, se han quedado aún más en precario. La crisis sanitaria lleva a una crisis económica y social. Tener trabajo hoy en día no garantiza no ser vulnerable. Hay muchos trabajadores pobres y la pandemia no hace más que agudizar esta realidad.
¿Hemos tocado fondo en la emergencia social?
Eso es difícil de calibrar. La situación puede estar empeorando. Mientras sigan aumentando los contagios no se tocará fondo. Es importante que trabajemos todos juntos. No hay que mirar grandes números, sino mirarnos a nosotros mismos. Si nos protegemos nosotros, protegemos a nuestro entorno.
¿La pandemia pone en riesgo el estado de bienestar?
Por supuesto. Cuando hay menos recursos, aumenta la tasa de paro y no existe un antídoto médico para la pandemia. Todo eso afecta al estado del bienestar. Además de prestar ayuda a quien la necesita y desarrollar planes de contingencia, nos ponemos en varios escenarios en función de la gravedad. Estamos abriendo hoteles medicalizados para personas sin techo.
Un segundo confinamiento podría cerrar los colegios. ¿Qué apoyo plantean para los niños sin recursos?
El programa de apoyo escolar está dirigido a hijos de familias vulnerables y a combatir el fracaso escolar. Atendemos a más de 43.000 niños y niñas. Les hemos facilitado más de 8.000 dispositivos, incluidas tabletas, y hemos habilitado 180 cursos online. Muchos niños no tienen el material necesario para seguir las clases si dejan de ser presenciales.
En otro orden de cosas. ¿Está preparada España para atender la llegada de inmigrantes?
Ahora estamos en un periodo punta que pone a prueba la capacidad de la organización. Cruz Roja trabaja con Interior y con Sanidad. Hemos aumentado la logística para albergar a estas personas. En Canarias funcionan una serie de hoteles que acogen a inmigrantes, aunque si las llegadas son masivas la respuesta es más difícil. Hemos atendido a 23.000 personas inmigrantes. Casi un 70% es de origen magrebí y un 30%, subsahariano. La llegada de inmigrantes se ha incrementado un 125% en Canarias respecto a 2019.
En Canarias temen una nueva crisis de los cayucos, como la de 2006. ¿El Gobierno está poniéndose de perfil?
Tenemos un contacto permanente con el Gobierno central y con el canario, y creo que se está funcionando correctamente. Esto es importante, especialmente, teniendo en cuenta el doble reto que plantea la pandemia. Hemos doblado el personal para no juntar a posibles transmisores con quienes están sanos. Pero quiero dejar claro que se trabaja coordinadamente con las administraciones.
Durante la moción de censura, Santiago Abascal, líder de Vox, afirmó: «Se ayuda y subvenciona a las ONG que colaboran con las mafias mientras se abandona a la Policía y a la Guardia Civil». Va por ustedes.
Hay manifestaciones que no se corresponden con la realidad. En temas políticos no entro. Cruz Roja es una organización humanitaria con 156 años de historia y con un mandato clarísimo. No tenemos nada que ver con las mafias. Todo lo contrario. Nuestra relación con las fuerzas de seguridad del Estado es excelente. Y los recursos que ponemos encima de la mesa proceden de la Administración, de fondos propios y de los miles de voluntarios. Hay claridad en las cuentas. Si Cruz Roja dejara de atender a las personas en función de su origen, creencia o raza, no estaríamos cumpliendo con nuestra obligación.