Etapas hacia Transjordania. Conquista de Transjordania. El rey de Moab llama a Balaán.

Etapas hacia Transjordania.

Partieron los israelitas y acamparon en Obot. Partieron de Obot y acamparon en las ruinas de Abarín, en el desierto que limita con Moab, hacia la salida del sol. Partieron de allí y acamparon en el torrente de Zéred. De allí partieron y acamparon más allá del Amón, que está está en el desierto y sale del territorio de los amorreos, pues el Amón hace de frontera de Moab, entre moabitas y amorreos. Por eso se dice en el libro de las Guerras de Yahvé: … Vaheb, en Sufá y los torrentes del Arnón, y la pendiente de los torrentes que corren hacia la región de Ar y confina con la frontera de Moab. Y de allí fueron a Beer.  Este es el pozo a propósito del cual dijo Yahvé a Moisés: «Reúne al pueblo y les daré agua.»

Entonces Israel entonó este cántico: ¡Arriba, pozo! Cantadle: Pozo que cavaron Príncipes, que excavaron jefes del pueblo, con el cetro, con sus bastones. – Y del desierto a Mataná, de Mataná a Najaliel, de Najaliel a Bamot, y de Bamot al valle que está la campiña de Moab,  hacia la cumbre del Pisgá, que domina la parte del desierto.

Conquista de Transjordania.

Israel envió mensajeros a decir a Sijón, rey de los amorreos: «Quisiera pasar por tu tierra. No me desviaré por campos y viñedos, ni beberé agua de pozo. Seguiremos el camino real hasta que crucemos tus fronteras.» Pero Sijón negó a Israel el paso por su territorio; reunió toda su gente y salió al desierto, al encuentro de Israel, hasta Yahás, donde atacó a Israel.    Pero Israel le hirió a filo de espada y se apoderó de su tierra, desde el Arnón hasta el Yaboc, hasta los límites de los hijos de Amón, porque Yazer estaba en la frontera de los hijos de Amón. Israel tomó todas aquellas ciudades. Ocupó Israel todos los pueblos de los amorreos, Jesbón y todas sus aldeas. Es que Jesbón era la ciudad de Sijón, rey de los amorreos y éste había combatido al primer rey de Moab, y le había quitado toda su tierra hasta el Arnón. Por eso dicen los trovadores: «¡Venid a Jesbón, que sea construida, fortificada, la ciudad de Sijón!       Porque fuego ha salido de Jesbón, una llama de la ciudad de Sijón: ha devorado Ar Moab, ha tragado las alturas del Arnón.      ¡Ay de ti, Moab!, perdido estás, pueblo de Camós.        Ha entregado sus hijos a la fuga y sus hijas al cautiverio, en manos de Sijón, el rey amorreo.         Su posteridad ha perecido, desde Jesbón hasta Dibón, y hemos dado fuego desde Nofaj hasta Mádaba».     Así Israel se estableció en la tierra de los amorreos.

Moisés mandó a explorar Yazer y la tomaron junto con sus aldeas, despojando al amorreo que vivía allí.         Se volvieron y subieron camino de Basán. Og, rey de Basán, salió a su encuentro con toda su gente, para presentarles batalla en Edreí. Yahvé dijo a Moisés: «No le temas, porque lo he puesto en tu mano con todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sijón, el rey amorreo que habitaba en Jesbón.» Y le derrotaron a él, a sus hijos y a toda su gente, hasta que no quedó nadie a salvo. Y se apoderaron de su tierra.

Luego partieron los israelitas y acamparon en las Estepas de Moab, al otro lado del Jordán, enfrente de Jericó.

EL rey de Moab llama a Balaán.

Vio Balac, hijo de Sipor, todo lo que había hecho Israel con los amorreos y se estremeció Moab ante pueblo, pues era muy numeroso. Tuvo miedo Moab de los israelitas y dijo a los ancianos de Madián: «Ahora veréis cómo esa multitud va a devastarlo todo a nuestro alrededor, como devasta el buey la hierba del campo.»

Balac, hijo de Sipor, era rey de Moab por aquel tiempo. Envió mensajeros a buscar a Balaán, hijo de Beor, a Petor del Río, en tierra de los hijos de Amav, para decirle: «He aquí que un pueblo que ha salido de Egipto ha cubierto la superficie del territorio y se ha establecido frente a mí. Ven, pues, por favor, maldíceme a ese pueblo, pues es más fuerte que yo, a ver si puedo vencerle y lo arrojo del país. Pues sé que el que tú bendices queda bendito y el que maldices, maldito.»

Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián, con la paga del vaticinio en sus manos. Llegaron donde Balaán y le dijeron las palabras de Balac. El les contestó: «Pasad aquí la noche y os responderé según lo que me diga Yahvé.» Los jefes de Moab se quedaron en casa de Balaán. Entró Dios donde Balaán y le dijo: «¿Qué hombres son ésos que están en tu casa?» Le respondió Balaán a Dios: «Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, me ha enviado a decir: Un pueblo que ha salido de Egipto ha cubierto la superficie del territorio. Ven, pues, maldícemelo, a ver si puedo vencerlo y expulsarlo.» Pero dijo Dios a Balaán: «No vayas con ellos, no maldigas a ese pueblo porque es bendito.» Se levantó Balaán de madrugada y dijo a los jefes de Balac: «Id a vuestra tierra, porque Yahvé no quiere dejarme ir con vosotros.»
Se levantaron, pues, los jefes de Moab, volvieron donde Balac y le dijeron: «Balaán se ha negado a venir con nosotros.»

Balac  envió otra vez jefes en mayor número y más ilustres que los anteriores. Fueron donde Balaán y le dijeron: «Así dice Balac, hijo de Sipor: No rehúses, por favor, venir donde  mí, que te recompensaré con grandes honores y haré todo lo que me digas. Ven, por favor, y maldíceme a ese pueblo.» Respondió Balaán a los siervos de Balac: «Aunque me diera Balac su casa llena de plata y oro, no podría traspasar la orden de Yahvé mi Dios en nada, ni poco ni mucho.        Quedaos aquí también vosotros esta noche y averiguaré qué más me dice Yahvé.» Entró Dios donde Balaán por la noche y le dijo: «¿No han venido esos hombres a llamarte? Levántate y vete con ellos. Pero has de cumplir la palabra que yo te diga.» Se levantó Balaán de madrugada, aparejó su asna y se fue con los jefes de Moab.