Azcón, obligado a tomar las riendas en la huelga de jardineros

Jorge Azcón tenía ayer una idea clara: que no se repitiese el espectáculo del día anterior en el salón de plenos del ayuntamiento, cuando las protestas de los asistentes derivaron primero en alboroto y finalmente en follón al tomar el alcalde la decisión de echar a los jardineros de la sesión. Lo hizo acogiéndose al reglamento, sea dicho, pero fue feo y se le quedó mal sabor de boca, a él y a casi todos los que estaban allí. Aun así, se comprometió a reunirse pronto con los trabajadores de Parques y Jardines.

Lo hizo a las dos de la tarde, hora a la que tampoco les pudo prometer gran cosa. Bueno, que ejercería de alcalde. Ayer lo hizo, comportándose a la altura que espera Zaragoza de su primer edil, sea quien sea este y su color político, suavizando las tiranteces con los jardineros, reconviniendo la fogosidad de la concejala Natalia Chueca y aceptando finalmente la condición de mediador que le pidieron PSOE, ZeC, Podemos y Vox, además de los empleados de FCC.

Los jardineros acabaron aplaudiendo a Azcón y pitando al PSOE por ayudar a tumbar el apartado de la moción que pedía que el ayuntamiento no pagara los famosos pluses de algunos encargados de FCC, esos 100.000 euros anuales que separan a decenas de familias de la vuelta a la normalidad. 24 horas después, Azcón tomó las riendas. Le queda terminar con la cuarentena que ahora acampa en la plaza Europa y que va camino de convertirse en la huelga más larga de la historia de la ciudad.

Se lo habían pedido los jardineros, que le aplaudieron tras sus palabras: «Me estoy implicando directamente en este problema. Yo sé lo que tengo que hacer y cómo, y no les quepa duda de que lo voy a hacer», dijo Azcón durante la moción en la que se respaldó que el alcalde interceda para acabar con la huelga. La petición de mediación salió adelante con los votos de PSOE, ZeC, Podemos y Vox, y la abstención de PP y Cs.

La defensora de la moción fue la concejal de Podemos, Amparo Bella, que instó a adoptar una solución que pase por solicitar la intervención del alcalde como mediador entre la concesionaria y la plantilla. Además, exigió pliegos en los que las condiciones laborales sean para la plantilla y no para los altos cargos. «Confiamos en que hoy (por ayer) haya una solución al conflicto», llegó a afirmar.

Desde Vox, Carmen Rouco coincidió con Podemos –sí, con Podemos– en que «lo mejor» es que el alcalde medie si la empresa y los trabajadores están de acuerdo. «Por qué no, señor Azcón. Quién mejor que el alcalde para salir de este enquistamiento».

El concejal de ZeC Alberto Cubero defendió una enmienda para rechazar que el ayuntamiento se haga cargo de los pluses personales de los cargos de confianza de la empresa, al argumentar que es el último escollo. Fue la que no prosperó al oponerse el PSOE. «Se sabía que esos pluses se cobraban desde hace tiempo, pero lo que no esté en el pacto convenio no debe pagarlo el ayuntamiento, aunque la empresa tiene interés en que lo pague el consistorio», manifestó.

EL RIFIRRAFE / La consejera de Servicios Públicos y Movilidad, Natalia Chueca, cargó contra el «cinismo» de Cubero por «mantener engañados» a los trabajadores al explicar que los pluses son un derecho consolidado por más de 20 años. «Deje de malmeter a la plantilla, no podemos actuar al margen de la legalidad», indicó. Cubero le respondió que, por un lado, está el pacto convenio que tiene las condiciones salariales y, por otro, el listado de subrogación. «Los técnicos municipales dicen que solo se debe pagar el pacto convenio», dijo. Chueca le contestó en corto: «No mienta».

A esas alturas, la indignación crecía en los asientos del público, que no aceptaba las vehementes explicaciones de Chueca. Azcón, y vuelta a empezar, no quería otro desorden, así que intervino para recordarle a su concejala que no se trataba de echar más leña al fuego, sino de que «entre todos encontremos una solución». ¿La dejó en evidencia? Sus lágrimas así lo mostraron.

Cuando los jardineros habían desfilado y se estaba presentando la siguiente moción, el alcalde se acercó a Chueca para hacerle una carantoña. Un besito y a otra cosa. Hoy seguirá la huelga, aunque con una diferencia: el alcalde ha tomado las riendas. Se lo pidieron desde Vox hasta Podemos, desde el PSOE hasta ZeC, sobre todo los jardineros. Lo que ayer era una exigencia, hoy es una obligación.