Pablo Casado: «La campaña fue un acierto y yo tengo mandato para cuatro años»

Tras el batacazo de las generales, y a bocajarro de las críticas internas que le afean los «errores», el presidente del PP ve en el 26-M la oportunidad de reivindicarse como «única alternativa» al PSOE. Pablo Casado asegura que no dimitirá «pase lo que pase», porque opina que su proyecto tiene legitimidad «a largo plazo».

¿A qué errores atribuye su mal resultado en las generales?
El análisis que hemos hecho de las elecciones es que hubo un error, y tres espacios de mejora… subjetivos. El primero de esos espacios fue que hemos hecho un programa muy extenso y hay quien nos ha dicho que no fijamos el mensaje. El segundo: hemos hecho una campaña racimo, con muchos actos, y hay quien ha dicho que no nos hemos centrado en los sitios prioritarios. Y el tercero: se ha hecho una campaña muy abierta a los medios de comunicación, y hay quien ha dicho que Pedro Sánchez y Santiago Abascal no han dado casi ninguna entrevista y les ha ido mejor. Son cosas subjetivas porque si las elecciones hubieran ido bien, nos dirían que esos tres temas fueron la clave del éxito.
¿Y el error?
Mi error fue no saber ver que para Vox y Cs éramos el rival verdadero. Decían que querían echar a Sánchez, y lo que querían era quitarle apoyos al PP. De eso no me di cuenta hasta la noche electoral, donde vi que ellos celebraban la victoria de Sánchez.
Era notorio que Vox y Ciudadanos competían por el mismo voto que el PP, ¿de verdad no se dio cuenta hasta la noche electoral?
No, no digo eso, sino que arremetían contra nosotros. Lo hemos visto después, en el análisis segmentado de la campaña: dedicaron muchos más minutos a meterse con el PP que al PSOE. ¿En esta campaña estamos cambiando la estrategia con Cs y con Vox? Lo que estamos haciendo es responder a algunas de las críticas. Vox se ha pasado meses insultando al PP y nosotros lo único que hemos hecho es ubicarlo ideológicamente más a la derecha que el PP. Es una cosa evidente que ellos llevan a gala. Y si hablamos de Rivera, recordamos los casos de corrupción que ya tiene, la inutilidad de su voto en Cataluña, las cuatro derrotas consecutivas que lleva o que ahora dice que son liberales y en las autonomías que gobierna el PP no querían bajar impuestos.
¿Sólo admite un único error?
Yo es el análisis que hago, sí. Es un acierto que yo haya estado todos los días hablando de economía y desaceleración, porque eso es lo que le preocupa a la gente y, como en 2008, el tiempo nos dará la razón. ¿Ha sido un error hablar de Cataluña? Para mí es el problema más importante que hay en España. El contenido, para mí, ha sido acertado. Las listas electorales de esta campaña son las acertadas. Ahí niego la mayor. Estoy muy orgulloso de decir que en el PP ha cabido todo el mundo: personas de equipos de Rajoy, de Aznar, nuevos o que han vuelto a la política. No, no creo que haya habido un error en equipos; no, no creo que haya habido un error en el contenido y sí creo que ha habido un error al no haber visto que los supuestos aliados al final no eran un bloque que quería echar a Sánchez, sino dos partidos que querían competir por la hegemonía en el centroderecha… y que han fracasado.
¿El giro al centro que escenificó la semana pasada ante los barones del PP no evidencia que antes hubo un escoramiento a la derecha?
La fuga de votos, según todos los estudios, fue simétrica. Desde ese punto de vista, la estrategia de mantenernos en el centroderecha y en una posición central de los partidos que supuestamente querían acabar con el Gobierno de Sánchez parece acertada. El PP no se ha movido. ¿Dónde está el giro? Estamos diciendo exactamente lo mismo que en las primarias y la Convención Nacional: bajada de impuestos, unidad nacional, seguridad, defensa de las familias y regeneración. ¿Eso es de centro o de derechas? El análisis está siendo más descarnado con el PP que con el resto de partidos que no han cosechado buenos resultados.
Es el barón Alberto Núñez Feijóo el que ha afeado esos «giros» y los «errores estratégicos», en plural.
Yo ya he dicho cuál ha sido el error en la campaña: no ver que Cs y Vox nos tenían como su adversario.
Eso es achacarle el mal resultado a otros.
No, no, es tener una estrategia de responder a las críticas y dedicar más esfuerzo a informar a tus electores de que eso que estaban haciendo Vox y Cs estaba pasando. El contenido de la campaña y los temas del programa han sido un acierto y por eso son los mismos ahora.
Pero Feijóo lo que le atribuye a usted es no haberse diferenciado suficientemente de ellos, sobre todo de Vox. ¿Qué le responde?
Hay que recordar una cosa: yo soy el primer presidente del PP elegido por primarias. Tengo un mandato de toda la afiliación para los próximos cuatro años. Y tengo muy claro cuál es el proyecto a medio plazo en el que hay que reconstruir el partido piedra a piedra. Yo cojo un partido al que todas las encuestas le auguraban un sorpasso claro de Cs, dividido por las primarias y deprimido por la injusta moción de censura.
¿El PP sigue igual de dividido?
El partido está unido. Se resolvió la tensión. Si di tres vueltas a España antes de las generales fue para constatarlo en primera persona. Yo ya ni me acuerdo qué votó cada uno, y me siento apoyado. Nosotros recuperamos en los primeros meses mucho voto hasta la irrupción de Vox. Pero este proyecto no es para nueve meses: los milagros, en Lourdes. Lo que estamos haciendo es mantener la unidad y contar mucho con los presidentes autonómicos. Y estoy muy agradecido al apoyo que me han dado todos.
¿No fue un error abrirse, el último día de campaña, a que Vox entrase en un hipotético Gobierno?
¿Es un error que se diga que, a la hora de llegar a un acuerdo, el partido que tiene que plantear propuestas es el que tiene los escaños decisivos? Es un enfoque que todo el mundo ha hecho y sin embargo sólo se ha puesto el foco sobre el PP. ¿Por qué no se dice que Cs ha dejado la puerta abierta a cerrar gobiernos con el PSOE en ayuntamientos y autonomías? ¿O que no quiso un acuerdo de listas conjuntas en el Senado?
¿Pero reconoce que los guiños a Vox han beneficiado a Albert Rivera? Feijóo también ha asegurado que el PP «le ha regalado una parte de su electorado a Cs, diciendo que es un partido de centroizquierda».
¿Quién ha situado a Cs en el centroizquierda? [Lo hizo él mismo en octubre, y después de las elecciones] Yo no he hablado de Vox ni de Cs en toda la campaña, y a lo mejor ése ha sido el error. Quien se ha situado ahí es Cs diciendo que va a cerrar pactos con el PSOE. Yo, por no situar, ni he resituado al PP: llevo diciendo lo mismo nueve meses.
¿Y por qué hay personas relevantes del PP que no opinan igual?
Pregúntenselo a ellos. En el Comité Ejecutivo vi un partido unido en el que todo el mundo entiende que la nueva dirección ha hecho en pocos meses lo que tenía que hacer.
Pero si el PP no se ha movido del centro ni se ha resituado, como usted dice, ¿por qué son los propios barones populares los que le piden que vaya al centro?
A mí nadie me ha pedido que me vaya al centro, porque el PP no se ha movido de ahí desde que fue fundado.
Moreno le pidió construir mayorías desde «el centro», Feijóo le pidió ensanchar el partido para abarcar centralidad y Mañueco le pidió una nueva oferta electoral «desde el centro». Si no es para pedirle que mire al centro, ¿por qué lo dicen?
Habrá que preguntarle a Juanma Moreno si en Andalucía la negociación con Vox y Cs para llegar a la Junta se hizo abandonando el centro. Yo creo que no. Ocupar el centro no es moverse de sitio. Estar en el centro no quiere decir que renuncies a la batalla ideológica con entusiasmo. El centro no es un espacio, es cómo defiendes tus posicionamientos.
¿Feijóo lo llamó antes de la derrota para advertirle de manera previa de los «errores estratégicos» que le ha afeado ahora?
No he visto ni una sola crítica de Feijóo. Lo que he visto es mucha generosidad por su parte. Yo presido el PP y yo soy el que marca la política del PP, avalado por toda la militancia. Yo no tengo ninguna matización que hacer a nada de lo que ha dicho. Ahora estamos volcados en una campaña electoral y lo que hay que hacer es reconstruir el espacio. Creo que hay urgencia de que el PP vuelva al Gobierno de España, pero al Gobierno de España todos los presidentes han llegado a la tercera, menos Zapatero, y todos sabemos por qué fue. Felipe, Aznar, Rajoy y Sánchez, a la tercera. Estamos hablando de un proyecto que es a medio y largo plazo, que se tendrá que juzgar en el próximo congreso, en cuatro años.
¿Usted cree que sigue ejerciendo el liderazgo moral del PP?
Esto es como el liderazgo de la oposición: no es algo opinable. Eso te lo dan los congresos. Ahora mismo lo que tenemos que hacer es ganar estas elecciones. Somos la única alternativa, y las urnas han demostrado que la división del voto ha sido mejor para la izquierda.
¿Pase lo que pase el 26 de mayo, Pablo Casado seguirá siendo presidente del PP? ¿Aunque perdiese todos sus feudos regionales?
Si el resultado, que estoy convencido de que va a ser bueno, no lo fuera tanto, el proyecto de reconstrucción del partido piedra a piedra tiene que seguir. Eso no va a pasar, pero, pase lo que pase, yo tengo un mandato de los afiliados para cuatro años. Además, en estas elecciones ni me presento yo ni la dirección nacional. Una directiva, por cierto, en la que hay cuatro ex ministros, dos ex alcaldes y varios portavoces que estaban antes de que yo llegara. Por tanto, éste es un partido coral.
Y si la dirección es coral, ¿por qué se sustituyó a Javier Maroto por Cuca Gamarra en la coordinación de la campaña autonómica y local?
Es que no se le sustituye. Maroto es el número tres del partido. Junto con el secretario general, reforzará la estructura territorial y orgánica del partido, porque son las personas de mi máxima confianza.
Pero Maroto iba a dirigir esta campaña y ya no lo hará. ¿Y cuál será el cambio de estrategia? ¿Qué ofrece para revertir la ventaja de Cs en plazas relevantes como Madrid?
Haber gestionado mejor que nadie ayuntamientos, diputaciones y autonomías. Cs y Vox nunca lo han hecho. Cs ha gestionado Arroyomolinos, donde el alcalde está procesado por corrupción, y Valdemoro, con una moción de censura. Y en Granada gobiernan con un alcalde imputado del PSOE después de haber echado a un alcalde absuelto del PP. El segundo eje de la campaña es el contrapeso de poder de Sánchez. Y el tercero es la enseñanza del 28-A: ahora sí, para que Sánchez no tenga patente de corso, la única alternativa es votar al PP.
¿Ha podido engrandecer las expectativas de Vox entrando en su terreno en temas como el aborto?
Si el PP no hubiera respondido a cualquier debate, muchos electores no nos habrían votado. Yo no hago responsable a nadie del desgaste, pero es verdad que muchos electores que ya estaban decepcionados.
¿Fue un error plantear su «opción personal» de derogar la Ley de plazos antes que la del partido?
Lo que es un error es estar en las campañas que sirven para dividir y que interesan más a la izquierda, como la Memoria Histórica o ésta.
Intervenciones como la de Adolfo Suárez Illana, relacionando «neandertales» y aborto, sí pueden haber trasladado cierta imagen de radicalización, ¿no cree?
Si analizo las intervenciones de otros partidos, me preocupo bastante. Que el PSOE haya sido tibio con dictaduras como Venezuela, eso sí que me preocupa. Ha sido una campaña con muchas tergiversaciones, sobre todo con el PP.
En el partido escoció que se sustituyera de las listas a perfiles gestores por candidatos más mediáticos. ¿Qué explicación les da?
Todos los miembros de los gobiernos de Rajoy y de Aznar que han querido ir en listas han ido. Y hay otras personas que, muy a mi pesar, prefirieron ir al sector privado. Ojalá Fátima Báñez siguiera en el partido.
No ha criticado el último CIS de Tezanos. Es una novedad. ¿Lo hace para movilizar al electorado de derechas en torno al PP, por el miedo a perder todas las autonomías?
Nos puede pasar lo que al PSOE en 2015: que perdió en muchas capitales, pero gobernó en coalición. Hay algunas autonomías y ayuntamientos donde aunque no ganemos, podemos sumar. El poder territorial del PP podría incrementarse a pesar de no haber subido en votos. Aunque nos gusta ganar a todo.
Ha pedido a Cs que se abstenga para que la investidura de Sánchez no dependa de independentistas y Podemos. Si entiende que eso es lo mejor para España, ¿lo coherente no sería que lo hiciera el PP?
No, porque yo nunca he pactado con Sánchez, y Rivera ha pactado con él en 2015, en 2016 con Susana Díaz y ahora se ha abierto a pactar con el PSOE en autonomías y municipios. El 26-M va a condicionar no sólo el contrapeso de poder, sino qué Gobierno va a hacer Sánchez. Si tiene un mal resultado, le va a ser más difícil hacer un Gobierno con Podemos y ERC, que es lo que quiere. Y si Cs tiene un mal resultado, se le puede hacer muy largo eso de ser la oposición desde el tercer puesto. Les digo una cosa: que Rivera siga aspirando a ser líder de la oposición en las siguientes elecciones, que yo voy a aspirar a ser presidente. Yo fui el que dijo en Bruselas que estos Presupuestos eran letales y el que dijo que iban a hacer una subida de impuestos, y a los dos días de las elecciones han mandado un plan con 26.000 millones en subidas de impuestos.
El PIB ha acelerado su crecimiento en 2019. ¿De verdad ve la recesión a la vuelta de la esquina?
Cuando se encienden las luces rojas tienes que hacer lo contrario de lo que está haciendo el Gobierno por petición de los comunistas de Podemos. Hay que bajar los impuestos, reducir trabas burocráticas, flexibilizar el mercado laboral, mejorar la formación, abaratar los costes energéticos y generar confianza.
¿Habrá una bajada masiva del IRPF en las regiones del PP?
Desde luego.
¿El PP vetaría a Iceta en el Parlament catalán para que no pueda ser presidente del Senado?
No es el presidente del Senado que necesita España quien ha hablado de indultos y ha dicho que tenía que haber una consulta de autodeterminación en 10 años. Es preocupante que él presida la Cámara que puede verse abocada a aplicar el artículo 155 de la Constitución, incluso con Sánchez. Y en el Parlament, que el PSC hable con Cs.