La dieta de Isabel II: arenques, bistec y una copita de vino

La Reina Isabel II cumplirá el próximo 21 de abril, Domingo de Pascua, 93 años. A lo largo de su extenso reinado, muchos han sido los que han desentrañado en público las intrigas de Palacio Buckingham, sobre todo antiguos miembros del servicio y, en especial, mayordomos que, al parecer, nada saben de la confidencialidad. Al fin y al cabo, satisfacen una de las pasiones de los británicos: saber lo más posible sobre la Familia Real y, en especial, sobre la monarca con récord de permanencia en el Trono -67 años y dos meses y medio-. En breve tendrán un aliciente más para acudir a las librerías y «devorar» un nuevo anecdotario que, en forma de manuscrito, desvela los gustos y hábitos alimenticios de Isabel II y el Príncipe Felipe de Edimburgo, quien a sus 98 años, está razonablemente en forma.

Antes de que «Dinner at Buckingham» vea la luz y podamos descubrir qué platos y bebidas forman parte del menú real, su autor, un extrabajador de palacio, Charles Oliver, ha desvelado en exclusiva pasajes a la revista «¡Hello!». En ellos asegura que la comida favorita de la Reina es el arenque, cocinado de distintas formas, y que lleva siéndolo desde hace más de 70 años. No falta en este libro la anécdota que llevo a la monarca a tenerlo siempre presente en sus platos y en sus desayunos desde los años 40. Isabel II y su hermana, la Princesa Margarita, se encontraban en el castillo de Windsor cuando una mañana descubrieron un «aroma irresistible» que procedía de la cocina privada de la señora Alice Bruce, quien más tarde ejercería de ama de llaves del castillo. Una vez allí, «llamaron a la puerta y fueron recibidas en la cocina antigua con un gran horno de leña, con sus arenques friéndose. La señora Bruce les dio a las princesas su primer bocado de arenque y les enseñó a cocinarlo», continúa el pasaje. Desde entonces, este pescado se convirtió en el plato favorito de la monarca.

El libro desvela, además, que el Duque de Edimburgo es el más gastrónomo de la pareja, un «apasionado» de la cocina, siempre dispuesto a busca probar y probar cosas diferentes, mientras que Isabel II es más conservadora en cuanto al menú se refiere. En este siempre suele haber platos como el bistec gaélico, el filete de ternera con salsa de whisky, la carne de venado o el conocido como paté de Gleneagles -salmón ahumado, trucha y caballa-. Todo, si puede ser, con productos procedentes de sus distintas propiedades repartidas a lo largo y ancho de la geografía británica.

Pero lo que siempre tienen que evitar los que alguna vez agasajan a la Reina y al Duque con un menú es un producto en particular, las ostras. Las detestan. «Los anfitriones están debidamente advertidos de antemano», asegura este extrabajador de Buckingham Palace.

La hora del gin-tonic

En lo que a las bebidas se refiere, ya se conocía que Isabel II es una gran aficionada a los gin-tonic. También, según este libro, «suele beber un vaso de vino tinto o blanco con sus comidas, así como zumo de naranja. Prefiere la tónica con ginebra o la cerveza al champán antes de las comidas o durante el día».

Además, Oliver revela las pautas sobre donde se deben sentar en la mesa quienes ejercen como anfitriones durante las visitas de la monarca y su marido. «El anfitrión debe tener a la Reina a su derecha y al Príncipe a su izquierda» y «el siguiente invitado masculino más importante debe sentarse a la derecha de la Reina». Eso sí, para comidas más informales, a Isabel II y a Felipe de Edimburgo «les gusta sentarse uno frente al otro en la mesa».