Miedo a la libertad

Libertad y responsabilidad son inseparables. Sin embargo, queremos ser libres pero, nos cuesta asumir los riesgos que comporta el uso de nuestra libertad. Ya que nuestros actos de acción u omisión siempre tienen consecuencias, independientemente de que nos gusten o no. Es por lo que he detectado un cierto miedo a ser libres, entre los chavales y sobretodo, entre algunos padres y educadores.

¿Es miedo a la libertad, o miedo a la responsabilidad que ser libres comporta?… ¿Es miedo a educar en libertad?… ¿Nos parece una tarea demasiado exigente?… Parece que, preferimos dejarnos manipular y seguir manipulando, que afrontar el riesgo de luchar por cambiarnos a nosotros mismos, y pelear por ser mejores, y así, poder pedir a los demás que pongan manos a la obra para lograr mejorar y, ser más ellos mismos.

No queremos pensar en el esfuerzo que ocasiona el tratar de educarnos, y el ayudar a educarse a los que nos rodean. Preferimos dejar las cosas como están, o -a lo sumo- tratamos de abandonar (retirarnos), para ocasionar “el menor daño posible (sic)”. Desistiendo en nuestros esfuerzos de mejorar y dejando que los demás sigan su curso, y que hagan –solos- lo que puedan o, confiando su educación en otras manos, estamos actuando por omisión. Somos responsables ante nosotros de lo que lleguemos a ser y de lo que puedan ser aquellos de los que, querámoslo o no, somos responsables..

Los padres, delegando su responsabilidad, en la escuela o colegio; los profesores en los padres pretextando, que ellos son sólo enseñantes; y los educadores (monitores de deportes y tiempo libre), queriendo entretener y divertir a los chicos, sin más complicaciones. Los legisladores, parece que andan en una especie de adoctrinamiento, con asignaturas y slogans, para lograr comportamientos menos violentos y más tolerantes. ¿Hay miedo a que los ciudadanos seamos libres?… ¡Es más fácil tratar de adiestrar que asumir la responsabilidad de educar!…

Los miedos paralizan. No es bueno tener miedo. Hay que lanzarse a la conquista de la libertad personal, esforzándonos por conseguir los valores que entendemos necesarios para nosotros y para los demás. Si nos es costoso, comprenderemos las dificultades que encuentran aquellos a quienes queremos ayudar y, obtendremos la virtud de la paciencia para nosotros y para los que, en la lucha por superarse, fracasan y precisan de nuestro apoyo. Paciencia que es tan necesaria como útil, en la tarea educativa. Insistir –seguros- de que en su momento, nuestra perseverancia dará sus frutos.

De otra parte, no es beneficioso tener miedo a la verdad, ya que ella, nos hace libres. Es falso, que la felicidad –a que todos aspiramos- resida en el triunfo sobre los otros (ser los primeros de la clase); en el tener más que otros (más dinero, mejores ropas, más cosas…), eso es lo que nos reduce a ser “consumidores”; en ser famosos… porque todo ello, no nos ayuda a ser más y mejores personas, no nos hace más libres.

Hemos de ser rebeldes y educar a los hijos en la rebeldía ante una sociedad que nos utiliza y nos ata con ligaduras de oro, impidiéndonos gozar de la autentica libertad y haciéndonos incapaces para el amor. Hoy la educación ha de ser una educación para la rebeldía. Inconformismo ante aquello que nos reduce y convierte en objetos.

¿Miedo?… A ser cobardes, y no luchar contra todo aquello que nos tiraniza, que no son los otros, sino nuestras propias debilidades y egoísmos. No queremos la violencia, en un mundo violento (léanse los periódicos, véase la televisión). Para lograrlo, hemos de hacernos fuertes en la lucha contra nuestras personales flojeras. Los que no se dominan a sí mismos y no alcanzan, por su debilidad, los “éxitos” a los que aspiran, acaban agrediendo a los próximos e incendiando los coches de sus vecinos.

Es un problema de educación que hay que afrontar, y al que no hay que tener miedo. Si somos educadores, que nos vean que nos rebelamos contra nuestras personales debilidades, que luchamos para superarlas, y que sepan, que estamos dispuestos a ayudarles, si ellos quieren también ser libres.