Rajoy exhibe su experiencia para atajar la fuga de voto a Ciudadanos

Mariano Rajoy ha asumido en primera persona toda la estrategia electoral del PP catalán, anímicamente «tocado» por las encuestas que señalan su descalabro el 21-D. La dirección del partido maneja estudios propios que ahora les dan entre 8 y 9 escaños, pero no quiere dar la partida por perdida antes de jugarla. A todo lo que aspiran en Génova es a «salvar los muebles», lo que significaría obtener 10 escaños, uno menos que ahora. Para eso necesitan fidelizar un votante que sopesa cambiar a Ciudadanos, identificado por todos los sondeos como una opción de victoria clara el 21-D. Esa bolsa de indecisos se sitúa en el 30% del electorado, según recuerda Génova, que se resiste a ponerse la venda todavía.

El propio Rajoy lleva días practicando un ejercicio de didáctica sobre el sistema electoral español -«la famosa ley D’Hont», dijo ayer en Barcelona- para hacer ver que, tal y como está el reparto, el voto a Ciudadanos puede restar los últimos escaños al PP, y por tanto, al bloque constitucionalista. El partido distribuyó un vídeo electoral para incidir en la idea de que el «voto útil» servirá para que ellos ganen en los restos «a la CUP o ERC» según la circunscripción. Los populares han buzoneado una información gráfica que explica cómo es el reparto de los restos, que hace que peleen el último asiento en el Parlament con la CUP por 600 votos. En Lérida rivalizan con el PDECat y pueden perder su único representante por apenas 300 votos. En Tarragona la pugna es con ERC, igual que en Barcelona, aunque en este caso se la juegan también con el PSC.

«Hablar es fácil, decidir no»

Con esa intención, Rajoy se remangó ayer su traje de candidato electoral, tanto o más que el propio Xavier García Albiol, y pidió a quienes alguna vez apoyaron al PP un esfuerzo extra de lealtad el 21-D. «Todo el mundo sabe lo que es el PP, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Pero este partido ha sido capaz de saber superar la peor crisis económicas en décadas», arrancó el presidente del Ejecutivo, que apeló a quienes le votaron en las generales de 2016 porque su apoyo le ha permitido dar respuesta al desafío separatista. «Esos votos han servido para que continúe la recuperación económica y para defender en las Cortes la unidad nacional mediante el artículo 155», aseguró ayer en Barcelona.

En esta recta final, el presidente del Gobierno ha insistido en que la capacidad de gestión del PP está acreditada, mientras que Ciudadanos nunca ha gobernado. «Porque hablar es muy fácil, pero decidir, no tanto», aseguró en su cuarto mitin. Hoy seguirá de campaña en Gerona y cerrará en la cena del PP catalán en Barcelona. «De momento estamos a empate a cero, pero se va a decidir el último escaño en los últimos momentos. Peleando con la CUP o con ERC. Y si no llega, no habrá escaños suficientes. Y no es posible, eso lo saben todos, una alternativa aquí a los independentistas sin un PP fuerte», fue su mensaje.

Mientras tanto, desde Génova trasladaban ayer la idea de que aunque Inés Arrimadas gane, tiene muy difícil gobernar porque el PSC no la apoyará. Por eso incidieron en que su posición en el Parlament también debe ser fortalecida. El líder del PP demandó fidelidad a un partido que siempre ha defendido la unidad de España en Cataluña. «Os pido que nos ayudéis a mantener las posiciones, que no han sido fáciles. Si hay un partido que seguirá defendiéndolas es el nuestro. Porque hablar es muy fácil, pero decidir no lo es tanto», insistió.

Los populares están resignados porque ven cómo Ciudadanos capitaliza el éxito del 155 aunque estuvo en contra «hasta el final», denuncia Génova. «En privado le decían a Rajoy que no lo aplicara y solo lo apoyaron cuando constataron que la opinión pública estaba a favor. Son unos oportunistas», remarca un cargo de la dirección.

Rajoy ha evitado el cuerpo a cuerpo con el que es su socio de legislatura, aunque ayer le dejó otro recado al pedir en un acto con la federación de casas regionales de Cataluña que no se azuzen «agravios» entre las comunidades autónomas, que es lo que según el Gobierno hace Rivera cuando ataca el pacto del Cupo vasco. Aseguró que esa estrategia es propia de los nacionalistas y deseó que los resultados del 21 de diciembre permitan «quitar tensión» y devolver la unidad entre los catalanes.

El candidato del PP, García Albiol, pidió el voto a las miles de personas llegadas a Cataluña desde otras partes de España y acusó al anterior Govern de «clara voluntad de marginación» a los no independentistas.