Las asociaciones familiares contrarias a los dispositivos tecnológicos en las aulas reclama «volver a los libros de texto» para garantizar el desarrollo de los menores
El movimiento off en Aragón espera retomar sus protestas con el inicio del curso. Las asociaciones familiares contrarias a los dispositivos tecnológicos en las aulas quieren reclamar «volver a los libros de texto» para garantizar el desarrollo de los menores a pesar de los «pasos atrás» anunciados desde la consejería de Educación y de la comisión especial que se está desarrollando en las Cortes. «Reconocemos que son necesarias las competencias digitales, pero los niños no necesitan tener una tableta o un portátil para hacer sus tareas todos los días», manifiesta la portavoz de Salud Digital en la comunidad y también docente, Silvia Abad.
La entidad pide que en los planes escolares se tengan en cuenta las recomendaciones de la asociación española de pediatría, basada en ensayos clínicos, y que en la comunidad solo se permita una hora de pantallas entre los siete y los doce años. Y elevarla a solo dos horas entre los 13 y los 16. «Como padres tenemos derecho a exigir que se cumplan estas condiciones», asegura.
La decisión de la consejería de limitar el uso de los dispositivos a partir del curso que empezará en 2026 ha sido bien recibida por estas entidades. Pero temen que por la letra pequeña se evite dar un volantazo firme que ponga coto a las pantallas. «La moratoria en su aplicación en determinados centros no se corresponde con ningún criterio sanitario», alerta Abad.
Una posición similar mantienen en el colectivo Off Huesca. El portavoz del movimiento, Paolo Valenti, anuncia que volverán las movilizaciones «en septiembre» para garantizar que se aplica este «importante paso atrás». La entidad altoaragonesa considera que en las clases de Primaria deberían desaparecer todo tipo de pantallas, al considerar que este es el mejor modo de «desarrollar el cerebro y las habilidades básicas». De hecho, en su manifiesto se muestran rotundos: «Estamos ante un grave problema de salud pública».
Pizarra digital
Valenti, como padre de una niña de diez años, señala que las únicas pantallas a las que tiene acceso son las que encuentra en el centro escolar como pizarra digital. «La apuesta por los dispositivos fue un error desde el primer momento y ahora estamos viendo que no será fácil volver atrás», lamenta.
El que puedan pasar, al menos, tres años hasta que en algunos colegios se haga efectiva la limitación de tabletas en los centros escolares preocupa a las entidades familiares. «Es muy difícil de digerir que los menores tengan que esperar tanto tiempo cuando hasta la propia consejera, Tomasa Hernández, ha reconocido que se tienen que tomar medidas», explica Abad.
Los familiares indican que cada vez existen más voces en las escuelas pidiendo el fin de los portátiles y adelanta que se están multiplicando las quejas, algo que también se han notado en el Justicia de Aragón, según ha explicado su titular en la comisión de las Cortes. «Nosotros no rechazamos la tecnología, pero queremos que su uso sea prudente», indica la portavoz de la entidad. Por el momento han recogido más de 1.500 firmas contra los planes de digitalización.










