Campaña de Feijóo para reclutar a la clase media

Batalla fiscal. Sánchez se enfrenta a la pinza del líder del PP y de su vicepresidenta, Yolanda Díaz, por el IVA a los productos básicos.

Moncloa no ha conseguido desactivar la batalla fiscal con la propuesta que improvisó la semana pasada para contener la presión del PP y de sus comunidades autónomas. En la oposición, Alberto Núñez Feijóo ve en la reforma del Gobierno «el marco perfecto» para ponerse al frente de una campaña nacional que tiene por objetivo «reclutar a la clase media» española y agitarla contra el Gobierno de coalición. Esta semana irá a Extremadura y Cantabria. La semana pasada visitó Galicia y Baleares, y al líder popular le preparan un apretado calendario de viajes por todas las comunidades con un programa de gobierno que disputa a Sánchez el lema de la «clase media y trabajadora». Un escudo en el que el presidente del Gobierno lleva buscando refugio desde hace meses frente al desgaste de las encuestas.

El IVA va a ser la gran batalla a partir de ahora, y el jefe del Ejecutivo verá cómo a derecha e izquierda crece el clamor por la bajada del IVA de los alimentos básicos. Sánchez se enfrenta a una pinza entre Feijóo y su vicepresidenta, Yolanda Díaz, que puede obligarle a tener que rectificar de nuevo, como ya ha ocurrido con las rebaja del IVA al gas y a la electricidad.

Pero, entre tanto, Feijóo se pone en campaña por toda España con un argumentario que, si cala, es corrosivo para los intereses de Sánchez. La reforma de Moncloa, que baja unos impuestos para rentas bajas, principalmente, y sube otros para rentas altas, deja fuera a esa clase media que sostiene la recaudación fiscal en España y que constituye también el núcleo del voto. Y es por ahí por donde quieren morder los populares sobre la base de un argumentario que ya tienen en sus manos todos los cargos públicos del partido y que se resume en cinco ideas: las medidas del Gobierno no bajan los impuestos en este ejercicio, no ayudan a las clases medias, no bajan el precio de los productos básicos, el Gobierno sigue quedándose con el exceso de recaudación y, además, invade competencias de las comunidades en el impuesto del patrimonio.

Feijóo contraataca con la acusación al Gobierno de que tiene margen para ayudar a las familias y a las empresas y no lo está haciendo: y el gran problema para Sánchez no está en el PP, sino en que en su poder territorial rumian la misma valoración y temen sus consecuencias.

No es cuestión menor que los barones del PSOE se sientan ninguneado por Moncloa. En la última reunión de Zaragoza, en la que se buscaba la unidad, ni siquiera trataron el tema de los impuestos: Moncloa no les adelantó sus planes ni tampoco les informó de la reacción al golpe del presidente valenciano, Ximo Puig, en el debate fiscal.

Sin coordinación, y con un malestar de fondo que ha ido a más en los últimos días, el PP tiene el terreno abonado para salir de Madrid y dar la batalla fiscal en el plano territorial. Los asesores de Feijóo sostienen que la rebaja fiscal de Sánchez sólo contenta a los votantes de Podemos porque está constreñida por el «sectarismo ideológico» de los morados. Tampoco les preocupa la campaña de la izquierda contra ellos con el eslogan de que favorecen a los ricos: «Nuestro espacio no está en demonizar la riqueza, sino en ofrecer soluciones inmediatas a la mayoría de la sociedad, que no se va a ver beneficiada por las medidas anunciadas por el Gobierno».

Podemos se felicita de que sus exigencias se hayan visto recogidas en tiempo récord, y sin esperárselo porque no estaban encima de la mesa de negociación que tenían abierta con el Ministerio de Hacienda. Pero el aplauso de Podemos choca con el escepticismo que dejan sentir en la organización socialista. En Moncloa, no obstante, siguen confiando en que el corte social de los Presupuestos sirvan para apuntalar la batalla ideológica contra el PP, clave en la pugna electoral.

Ayer, Elías Bendodo, coordinador general del PP, acusó al presidente del Gobierno de ser «más podemita que Podemos». «El PSOE no existe, pero hace falta y esperemos que vuelva. El Gobierno ataca a las clases medias porque se ha podemizado», sentenció en la clausura del Congreso del PP de Sevilla. En ese acto también aseguró que Sánchez busca arañar votos a la izquierda «radicalizando el mensaje».

En Génova se frotan las manos con la competencia entre el PSOE y Unidas Podemos. Y hacen justo el análisis contrario al que manejan en Moncloa. Los populares coinciden más con el sentir de los barones socialistas. Así, mientras que en la fontanería de Sánchez están convencidos de que deben dar aire a Yolanda Díaz, porque dicen que necesitan que aguante y que recoja votos para la coalición, los estrategas de Feijóo han llegado a la conclusión de que es al PP al que le interesa dar aire a Yolanda Díaz porque la división de la izquierda «terminará por destrozar a Sánchez».

«Yolanda Díaz debilita al PSOE. Cuanto más espacio tenga ella, más débil estará Sánchez», señalan en el «núcleo» que rodea a Feijóo. Justo esto mismo es lo que piensan Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) o Javier Lambán (Aragón).