Un Congreso casi desierto, imagen de la ruptura de la unidad política contra ETA

Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que el homenaje que cada año dedica el Congreso de los Diputados a las víctimas del terrorismo era uno de los actos más concurridos y emotivos en la Cámara Baja. Desde que el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos convirtieron a Bildu, heredera política de ETA, en uno de sus «socios preferentes», este acto ha devenido en la mejor demostración de que la unidad política a favor de las víctimas y en contra de los terroristas se ha roto por completo.

Así ha vuelto a quedar patente este lunes durante el mencionado homenaje con motivo del Día Internacional de las Víctimas. Sólo hacía falta echar un vistazo al hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo, prácticamente vacío porque los principales grupos de la oposición y asociaciones de víctimas han decidido no acudir en señal de protesta por la presencia de Bildu, sus pactos con el Gobierno de Sánchez y la política penitenciaria de éste con respecto a los presos de ETA.

La representación del PP se ha limitado a sus dos miembros en la Mesa del Congreso, Ana Pastor y Adolfo Suárez Illana, pero sin ningún diputado popular entre los escaños del hemiciclo. Tampoco de Vox, cuyo grupo parlamentario sí ha guardado un minuto de silencio en memoria de las víctimas en la Puerta de los Leones, fuera del Congreso. Su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, ha asegurado ante los medios que su grupo «no puede participar de ninguna manera» en lo que considera un «falso homenaje» a las víctimas.

Homenaje de 2012, con Rajoy y Rubalcaba al frente de PP y PSOE, respectivamente
Homenaje de 2012, con Rajoy y Rubalcaba al frente de PP y PSOE, respectivamente – Jaime García
Homenaje de 2022, sin la oposición ni ningún líder de los grandes partidos
Homenaje de 2022, sin la oposición ni ningún líder de los grandes partidos – EFE

Por razones similares tampoco han estado presentes la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), la Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (APAVT), Dignidad y Justicia o el Colectivo de Víctimas del Terrorismo ( Covite). Todos ellos rechazan la presencia de Bildu en las instituciones y la mayoría considera un agravio que el Gobierno de España tenga como uno de sus socios prioritarios a los herederos políticos de ETA, es decir, Bildu.

Marlaska y poco más

Con tantas ausencias en señal de protesta, la presencia en este acto se ha limitado a varios ministros, entre ellos el del Interior, Fernando Grande-Marlaska, muy criticado por la oposición y asociaciones de víctimas por su política penitenciaria de acelerar y aumentar los beneficios penitenciarios a los presos de ETA, como progresiones de grado, acercamientos al País Vasco y Navarra o el traspaso de las tres cárceles vascas al Gobierno de Urkullu (PNV).

También han acudido el presidente del Senado y el portavoz del PSOE en el Congreso, Ander Gil y Héctor Gómez, además del defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, y representantes del PNV y Podemos, como Aitor Esteban y Pablo Echenique, respectivamente. Y poco más. A diferencia de otras ocasiones, los líderes de los principales partidos han brillado por su ausencia, empezando por el propio presidente del Gobierno.

El que mejor ha resumido esa falta de unidad política ha sido el presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT), Tomás Caballero, durante su intervención. Y lo ha hecho con dos preguntas retóricas y directas a los presentes y ausentes en este acto: «¿Consideran que la memoria que las víctimas merecen es la que estamos construyendo? ¿Ustedes creen que nos acercamos a la justa normalización de la convivencia con un claro reconocimiento de víctimas y victimarios?»

Blanquear a ETA

Caballero, que es hijo de un concejal de Unión del Pueblo Navarro (UPN) en Pamplona asesinado por ETA en 1998, ha puesto voz a esa falta de «unidad democrática» que «hoy ya no existe», como ha sentenciado el presidente de la FVT desde el atril del Congreso. Igual de claro ha sido al pedir a los políticos que no caigan en «blanqueamientos y connivencias» con el relato que algunos pretenden construir sobre ETA y sus derivadas actuales.

Un relato de equidistancia entre víctimas y asesinos al que contribuyen los ‘ongi etorri’, manifestaciones y otros actos de homenaje a los presos etarras que se siguen produciendo en el País Vasco y Navarra y que Tomás Caballero califica de «objetivamente indignos e inmorales». El presidente de la FVT también ha lanzado otra pregunta a un Congreso casi vacío: «¿Por qué después de tantos años hay tantos asesinatos de ETA sin resolver», en alusión a los 379 crímenes de la banda terrorista que ni siquiera han sido juzgados.

Tras unas palabras de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, presumiendo de la «derrota» de ETA y un par de breves actuaciones musicales, los pocos asistentes han aplaudido, se han despedido y han ido desfilando del Congreso tras un acto que ha durado menos de 45 minutos. Hasta el próximo 27 de junio, a pocos meses de las siguientes elecciones generales y tras otro año de pactos entre el Gobierno y Bildu. Todo lo cual hace presagiar que este homenaje en 2023 será todavía más deslucido que en 2022.