Nadal se cita con Djokovic tras superar un martirio a cinco sets

Avanza Rafa Nadal a la segunda semana de Roland Garros con dudas, después de resistir a un martirio de cinco sets y casi cuatro horas y media ante Felix Auger-Aliassime, un portento al que no se le intuían tantas armas para presentar semejante batalla por más que ande instalado en el número nueve del ranking mundial. A la hora de la verdad el canadiense es un dolor de muelas.Se agarra a la pista con devoción y obliga a Nadal subir la exigencia al máximo para alcanzar los cuartos de final, donde le espera ya Novak Djokovic.El serbio gana su plaza tras arrasar al argentino Diego Schwartzman en un duelo completamente distinto, en tres sets y poco más de dos horas.

El Nadal-Djokovic será este martes en horario aún por determinar, el duelo 59 entre ambos. No hay un clásico igual en el circuito. Se vieron las caras por última vez justo hace un año, en este mismo escenario. Entonces fue en semifinales y la balanza cayó del lado del serbio en cuatro sets. Imposible predecir qué ocurrira esta vez, por más que el serbio vuelva a dar miedo y el español no haya vuelto a ser el de principios de temporada.

Cuesta entender lo ocurrido en la Philippe Chatrier, cómo se retuerce el partido para llegar a ese quinto set tan agobiante. Es cierto que Nadal no empieza bien, que el ímpetu juvenil de Aliassime le complica la vida hasta hacerle perder el primer set, el primero de todo el torneo. Pero es más un problema de afinación del español, que desperdicia hasta seis bolas de break que hubieran cambiado el rumbo de ese parcial.

También es verdad que hay un cambio evidente en el nivel de su rival respecto al plácido arranque de torneo (Thompson, Moutet, Van de Zandschulp). Aliassime es claramente otra cosa. Y su crecimiento en 2022 es brutal. Cuartofinalista en Australia, un primer título en Rotterdam y una campaña sobre arcilla más que aseada, con presencia en cuartos también en Roma, Madrid, Estoril y Barcelona. El siguiente salto de calidad era haber ganado un partido como este.

Mucho ha tenido que ver en ese crecimiento Toni Nadal, que empezó a trabajar con él hace poco más de un año. Esta vez, sin embargo, decidió quedarse al margen para evitar el morbo de estar en el palco contrario al de su sobrino. Vio el partido en directo, pero acomodado en el palco presidencial junto al presidente de la Federación francesa de tenis.

Lo tuvo cerca, Pero Nadal combate su descaro con experiencia y una dosis extra de energía. Mejora el español en la segunda manga, agarrado a un servicio impecable. Y aumenta aún más las revoluciones para darle la vuelta al marcador en el tercero. La derecha funciona, los ángulos aparecen y los errores se minimizan. Es el Nadal de siempre y todo el mundo espera ya un final más o menos predecible, porque también Aliassime empieza a dar síntomas de agotamiento. Pero hay sorpresa. El cuarto set no marcha según lo previsto. El canadiense rompe el saque a su rival a la primera oportunidad y no encuentra reacción a ese renacer. Otra rotura en el cuarto juego decanta el parcial a su favor.

Van más de tres horas y media de partido y todo está casi como al principio. El sol ya no da sombra en la Chatrier, pero el ambiente frío del principio se ha transformado en una tensión palpitante. De nuevo cuesta creerlo, pero es solo la tercera ocasión en la que Nadal tiene que afrontar un quinto set en París. En las dos anteriores, ante Isner en 2011 y frente a Djokovic en 2013, salió victorioso.

Será igual esta vez, por más que el potente saque de Aliassime sea un suplicio para Nadal. El balear, con la grada entregada a su favor, exhibe piernas para responder a una de las numerosas dejadas de su rival y lograr el quiebre necesario para acabar llevándose el partido.

Con honores se despide del torneo Bernabé Zapata, apeado en estos octavos por Alexander Zverev, que suda para derrotarle en tres sets (7-6(11), 7-5 y 6-3). El valenciano entrará el lunes por primera vez en el top 100 mundial después de sorprender en París llegando desde la previa.