‘Efecto Ayuso’ en Lisboa: gana el conservador Moedas tras 14 años de dominio socialista

El ‘efecto Ayuso’ prendió en Lisboa y el conservador Carlos Moedas, que recibió el apoyo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, terminó con 14 años de dominio socialista en la capital portuguesa. Fue, sin duda, la gran sorpresa de las elecciones municipales al otro lado de la frontera, marcadas por una abstención superior al 46% y por un fallo estrepitoso de los sondeos.

En cuanto a Oporto, volvió a ganar el independiente Rui Moreira, aunque se quedó al borde de la mayoría absoluta. Era la crónica de una renovación anunciada, con escaso espacio para los socialistas y una derecha que solo podía estar eufórica.

De modo que se confirmó el vuelco electoral en el ayuntamiento más importante del país, donde el ya antecesor, Fernando Medina, fue de más a menos a medida que avanzaba un recuento de votos tan lento como que los resultados no se conocieron hasta bien entrada la madrugada. Y eso que se trata de un país con poco más de 10 millones de habitantes, de los cuales 9,3 estaban llamados a las urnas para definir el nuevo mapa del poder local.

La victoria del PSD (cuyas siglas significan Partido Social Demócrata, pero que sigue la línea del PP y encabeza la oposición) se extendió, además, a otros puntos importantes de la geografía lusa, sobre todo si tenemos en cuenta que desalojaron a los socialistas de corporaciones como Coimbra, Ponta Delgada o Funchal. Precisamente, en esta última, Pedro Calado protagonizó el triunfo y obligó a Paulo Cafôfo a dimitir una vez comprobado su fracaso.

No obstante, el primer ministro de la República de Portugal, el socialista Antonio Costa, salió a la palestra para reclamar el ‘éxito’ del Partido Socialista porque, dijo, «este país es mucho más que Lisboa».

Ni un atisbo de autocrítica, por tanto, y un intento de ocultar a los portugueses que la batalla de Lisboa constituye la de más valor en este tipo de comicios. Al mismo tiempo, no le hizo ninguna gracia perder el centro de mando de la ciudad que dirige los destinos de los portugueses.

Causas de la debacle

Pero, ¿por qué esta debacle del socialista Fernando Medina? Las alarmas llevaban sonando varias semanas y alcanzaron su cénit cuando se fraguó la firma de un manifiesto de apoyo a su figura por parte de algunos de los cantantes de fado más destacados, como Mariza o Camané. Era el recurso al sustento del mundo cultural que más toca la fibra sensible de los ciudadanos lusos.

En tiempos de pandemia, los debates públicos habían logrado que apenas se hablara de problemas de gestión sanitaria y sí, en cambio, de las ciclovías, tan en boga en vías capitalinas como Almirante Reis. «Es una frivolidad con la que está cayendo», señalaron algunas voces, visiblemente contrariadas.

También aprovechó Medina para hacerse una de las fotografías más esperadas por los lisboetas: la reapertura de la estación de Arroios, cuatro años cerrada por obras y puerta de entrada para uno de los distritos más emergentes de la ciudad.

Pero fue, probablemente, el oscuro asunto del traslado de datos personales el que más daño hizo a Fernando Medina. Sí, porque salió a la luz un escándalo impropio de una democracia europea: los manifestantes que protestaban en Lisboa contra Vladimir Putin vieron con estupor que el Ayuntamiento elaboraba una lista de opositores al régimen ruso.

Ahí comenzó a madurar la victoria de Carlos Moedas, quien ha sido capaz de realizar una campaña equilibrada en toda regla, ofreciendo una imagen de solvencia que ha encandilado a muchos lisboetas y puede convertirse en motor del cambio político a nivel del territorio nacional.

Los retos llaman a sus puertas y ahora la próxima cita electoral serán las legislativas en octubre de 2023, donde el actual modelo socialista se pondrá en entredicho.

En las municipales, estaban llamados a las urnas 9,3 millones de habitantes, con el fantasma de una elevada abstención: entre el 45 y el 50%, algo que finalmente se refrendó.

Las elecciones municipales de Portugal pusieron a prueba el liderazgo del Partido Socialista y, en efecto, se produjeron sorpresas, en vista de que el desgaste le dejó tocado, mientras el PSD, buque insignia de los conservadores, dio un vuelco a su errática reinvención más por deméritos ajenos que por méritos propios.

El recuento de votos volvió a mostrar que aun han de darse pasos en la rapidez a la hora de aclarar las incógnitas políticas de ámbito local. Otra cuestión: no se va viendo la evolución a medida que avanza el escrutinio.

Los colegios que albergan las urnas cerraron a las 21.00 (hora española) en la franja continental, así como en las islas de Madeira y Porto Santo, pero en el archipiélago de las Azores rige una hora menos (dos menos que en España), de modo que no puede comenzar el escrutinio hasta otra hora después.