Garuba y Tavares firman la séptima seguida del Madrid

Pablo Laso usa una expresión muy certera para hablar de Usman Garuba: «El baloncesto le cae». Parece que los rebotes le caen en las manos. Que el balón siempre pasa por su zona. Para explicarlo el entrenador vitoriano tira del refranero: ‘Al que anda, le pasa’. Y cuando Garuba está en la pista le pasan muchas cosas. A punto de cumplir los 18 años, el alcarreño empieza a acumular una buena hoja de servicios decisivos. El último, para sumar la séptima victoria seguida en la Euroliga contra el ASVEL Villeurbanne (87-78).

El partido de Garuba se resume en dos momentos. El primero, yéndose ofuscado al banquillo después de una carrera de esos errores tontos que revelan la edad. Negando con la cabeza y escondiendo el cabreo en la toalla. El segundo, machacando el aro y sacando bíceps. Ayudando al Real Madrid a enderezar un partido extraño.

Porque fue una de esas noches raras en las que las cosas no terminan de salir. Qué otra cosa siendo el tercer partido en cinco días de ese calendario de locos que ha dejado la ampliación de la Euroliga. Anotando bien de tres (10/23), pero cediendo demasiado en la pintura. Repartiendo 20 asistencias, pero perdiendo 16 balones. Y en ese tira y afloja, ese trantrán remolón y con las piernas cargas, el ASVEL subido a las barbas.

Con los deberes de la Euroliga todavía encima de la mesa (después del billete para los playoffs queda asegurar el factor cancha), Laso metió en el quinteto inicial a dos adolescentes, Garuba y Nakic. Ninguno destacó en un arranque gris, pero mientras que Garuba tuvo opción de resarcirse en la segunda parte, Nakic no volvería a entrar en el partido. No todos pueden ir a la misma velocidad que el alcarreño.

REBOTE Y DEFENSA

En una noche muy poco inspirada, el Real Madrid logró agarrarse al partido a base de un buen trabajo en el rebote, una mejora en defensa y tirones anotadores de Carroll (19), Causeur (15) y los impulsos de Rudy FernándezTavares Laprovittola. Por no estar del todo, casi no estuvo Campazzo, inspiradísimo en el último mes, pero al que la defensa francesa logró sacar de punto presionando muy de cerca el bote, forzándolo a ir hacia la izquierda.

Sólo en el último cuarto el Real Madrid pudo conjurar los esfuerzos y controlar a un ASVEL luchador, combinación de guerreros como KahudiJean-Charles o Yabusele con jóvenes con proyección como la joya Theo Maledon (12 puntos) o Strazel (11). Sólo ahí Tavares logró imponer al fin su ley y a Garuba, en plena crecida colectiva, empezaron a pasarle cosas. Un dos más uno, un triple o un mate para encarrilar la séptima victoria.