Las familias se preparan para el frenazo económico con más depósitos

Los hogares españoles prefieren ahorrar que gastar o invertir. De hecho, el ahorro en depósitos carentes de rentabilidad crece a una velocidad mayor que la renta disponible y contribuye al frenazo del consumo, lo que obliga a las instituciones a la revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento. Es decir, lo contrario de lo que persigue el Banco Central Europeo (BCE) con su agresiva política monetaria.

Los estímulos de la institución que presidirá Mario Draghi hasta noviembre, que incluyen tipos bajos o negativos y compras de activos, se traducen en represión financiera para el ahorro más conservador. Es decir, el rendimiento de los productos sin riesgo (o casi sin riesgo) es negativo en términos reales, ya que se queda por debajo de la inflación.

Esto es lo que sucede con los depósitos. Los bancos no trasladan el coste que soportan por su liquidez a las familias, evitando cobrar por el pasivo, y solo Jaime Guardiola, consejero delegado del Sabadell, abrió la puerta a plantearlo en el futuro. Aun así, los rendimientos se quedan lejos de la inflación. En promedio ponderado, el tipo que pagan los depósitos a la vista es del 0,03%, y a plazo del 0,05%, con un 0,04% hasta un año, un 0,07% entre uno y dos años y del 0,16% a dos años.

Pese a estos datos, el ahorro de las familias en depósitos creció en agosto, según el último dato disponible publicado este jueves por el Banco de España (BdE), en 1.100 millones, hasta los 834.500 millones. El aumento, del 0,1%, puede parecer suave. Pero es llamativo porque es la segunda cifra más alta de la serie histórica —que de forma mensual arranca en diciembre de 2002—, solo por debajo del récord de junio (843.248 millones), y porque en agosto el dato suele reducirse.

De hecho, solo ha aumentado en tres ocasiones en agosto: 2008, 2013 y 2019, ya que la tónica habitual es de descenso en un momento en que se incrementa el gasto por vacaciones o por el inicio del año escolar. No hay un patrón claro con estos tres momentos de repunte. Pero en 2008 se iniciaron la desaceleración económica y, sobre todo, la incertidumbre acerca de la fortaleza del crecimiento, mientras que en 2013 la economía salía con debilidad de la Gran Recesión. Ahora, hay signos de incertidumbre importada desde el extranjero, por la guerra comercial y la debilidad de economías como Alemania, Francia o Italia, y también internos, por la parálisis política.

En términos interanuales, el aumento de los depósitos alcanzó los 48.875 millones o el 6% interanual, un ritmo que supera al crecimiento de la renta disponible, que se situaba hasta el verano en el 4% anual. Es decir, los hogares están destinando su nueva renta y un poco más —suprimiendo consumo o con la disminución de deudas— al ahorro más conservador posible, ya que son depósitos que pierden poder adquisitivo.

En este contexto, “la incertidumbre no es la causa de la desaceleración pero desinhibe el consumo y retrasa las decisiones de inversión”, advirtió esta semana Óscar Arce, responsable de la división de economía y estadística del BdE, que recortó en cuatro décimas la proyección de crecimiento del PIB para 2019, hasta el 2%, y en ocho décimas la del consumo, hasta el 1%.

Sin embargo, la transmisión de la política monetaria peligra, y con ello los últimos esfuerzos de Mario Draghi al frente del BCE. El italiano anunció un nuevo paquete de estímulos con más compras netas —20.000 millones mensuales— y un recorte de la tasa de facilidad de depósito desde el -0,4% hasta el -0,5%, aunque introduciendo el concepto de jerarquización (‘tiering’), que en la práctica dejará en torno a la mitad de reservas sin penalizar, ahorrando cerca de 4.000 millones anuales a la banca italiana.

El objetivo teórico de la política monetaria es doble. Por una parte, reducir los costes de financiación para incentivar el crédito. Por otra, una represión financiera sobre el ahorro más conservador para promover la inversión o el consumo. En ambos casos, la meta es dinamizar la economía. Y también en ambos casos, el objetivo no se está consiguiendo en España.

El ‘stock’ de crédito aún continúa reduciéndose por el desapalancamiento de empresas y familias. De hecho, solo aumenta la deuda del sector público. Mientras que las familias siguen incrementando la cifra de depósitos, aunque basculen desde depósitos a plazo hasta depósitos a la vista. Incluso encuentran ofertas puntuales que rompen el mercado, como el 1% de EBN o el 0,8% de PiBank (Pichincha), así como cuentas nómina remuneradas con hasta el 5% el primer año.

Los banqueros han venido siendo críticos con la política monetaria de Draghi en los últimos años, por no dar marcha atrás con los estímulos. La última en sumarse ha sido Ana Botín, presidenta de Banco Santander, en la presentación ante analistas que organiza cada año Bank of America en Londres. El martes, después de que el banco admitiera un agujero de 1.500 millones por el Brexit contra resultados, la banquera criticó la política monetaria, tal y como recogió ‘Expansión’, al asegurar que los estímulos no están funcionando como se ve con el hecho de que no crezca el crédito.