«El banco de la amistad», la verdadera historia de la carta de una niña contra el Bullying

Durante las últimas horas, una supuesta carta encontrada en el buzón de sugerencias de un colegio de Viladecans está corriendo como la espuma por las redes sociales. La carta, escrita por una alumna de 4º de Primaria dice así: «Hola Ana, me gustaría que haya un banco de la amistad en el patio. Tiene que ser de colorines y un cartel que ponga «banco de la amistad» para quien se sienta solo se siente y alguien le ve sentado y le pregunta ¿quieres jugar conmigo?». Acompañado de un dibujo del banco con varios colores.

La carta ha sido alabada por muchos de los usuarios de Twitter y Facebook, que han indicado que es una muestra de que la educación debe servir para facilitar el desarrollo de las personas, que debería haber uno en cada patio o parque, y que un banco de la amistad es lo que nos hace falta a los adultos en esta sociedad polarizada, cada vez menos dispuesta a construir la diversidad, en la que nos estamos negando el derecho de hasta tener opinión propia.

Acacia Woodley nació sin la mano derecha y con la izquierda deformada

– Acacia Woodley nació sin la mano derecha y con la izquierda deformada

La mayoría de los comentarios son positivos y motivadores, pero lo es más las verdad era historia de esta carta. En realidad, la carta fue escrita en 2014 por Acacia Woodley, una niña norteamericana de 9 años que vive en Florida y que nació sin la mano derecha y con la izquierda deformada. Desde muy pequeña, Acacia tuvo que sufrir las burlas de sus compañeros por su aspecto físico, pero gracias a la educación de su madre la niña aprendió a ser diferente. De hecho, lo que más le gusta es ser diferente. En lugar de esconderse en el patio, jugar sola o deprimirse, le pidió a la directora hablar en público con todos sus compañeros para demostrar que era una niña más. En respuesta a ello, el colegio decidió instalar un «banco de la amistad», un lugar en el que buscar el consuelo, la integración y animar a los niños que se sienten solos. Así, pintado con tiras de madera de colores vivos y con un mensaje en cada uno de los listones como «respeto», «valor», «honestidad», «sonrisa» o la más importante para Acacia, «sueño».

El banco fue un rotundo éxito en la escuela y es muy usado por los niños y niñas que se encuentran solos. Allí, se juntan, conversan, ríen y tratan de resolver conflictos. De hecho, la directora lo utiliza para llevar a los niños que han tenido un problema para que lo resuelvan.

Desde ese momento, la iniciativa ha sido copiada por numerosos colegios. El año pasado Sammie Vance, de Louisiana, saltó a los medios por un cómic en el que dibujó su particular «banco de la amistad». «Si alguien está solo o si es nuevo en la escuela y no tiene a nadie con quien jugar, puede sentarse en el banco», explicó la niña de 9 años. “Si otras personas los ven en el banco, se les acercarán y les pedirán que jueguen. Y pueden jugar juntos».

Para poder construirlo, Sammie, con ayuda de sus compañeros del colegio de la escuela primaria Haley recolectaron tapones de plástico. Al final, lograron reunir suficientes tapones para poder hacer tres bancos, dos de los cuales los donaron a otras escuelas. El de la Escuela Primaria Haley tuvo un gran éxito Los profesores y estudiantes están pendientes del banco para asegurarse de que nadie pase sentado solo mucho tiempo.

Ahora que la iniciativa ha llegado a nuestro país, sólo falta por ver qué repercusión tiene porque la iniciativa, aunque muy sencilla, es una de las mayores contribuciones contra el acoso escolar que se pueden poner en marcha.