Pablo Iglesias propone un referéndum en España sobre la prohibición de los toros

¿Se ha vuelto Podemos más complaciente y ha bajado el listón de exigencia con tal de dar estabilidad a Pedro Sánchez? Pablo Iglesias ha reconocido hoy que hay quienes no comparten al cien por cien el nuevo tono que ha asumido la formación morada en su apoyo al PSOE y que, entre otras personas, su madre, María Luisa, le ha pedido recuperar la vena más combativa. «Mi madre me dice a veces: ‘Te quiero ver más duro, hijo», ha confesado.

En una entrevista en El Programa de Ana Rosa, el líder de Podemos ha rechazado que su partido se haya «descafeinado» en su nuevo rol con el PSOE, como le advertía una activista del colectivo de los yayoflautas durante la entrevista, pero sí ha admitido que ahora que pretende «cogobernar» con Sánchez y ser su socio prioritario tiene que utilizar un tono «más sobrio». «No me puedo permitir el tono tan duro que tiene mi madre», ha insistido, pero ha apostillado que tomará nota de lo que tanto ella como la activista de los yayoflautas le están comentando.

«Quizá se ha podido dulcificar el tono pero cuando decimos no es no», ha defendido Iglesias, que ha apuntado que Podemos ha presionado mucho al Gobierno para moverles de posición, como el techo de gasto, o para que dimitieran los ex ministros de Cultura, Màxim Huerta, y Sanidad, Carmen Montón.

«Seguimos siendo muy duros y muy claros a la hora de marcar distancias», ha reivindicado. Y ha puesto como ejemplo las críticas contra la venta de bombas a Arabia Saudí o la «devoluciones en caliente» de inmigrantes en las fronteras españolas.

La relación con el PSOE, el eterno debate

Uno de los eternos debates en Podemos siempre ha sido determinar cuál debía ser la relación con el PSOE. Un asunto espinoso que explicaba en gran medida el enfrentamiento que tuvieron Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en Vistalegre II, y que surgió a raíz del voto en contra en el primer intento de investidura de Pedro Sánchez durante la investidura fallida de 2016.

Iglesias abogaba por una estrategia más dura y frentista -representada por aquel episodio de la «cal viva», en el imaginario colectivo- mientras que Errejón se situaba en una línea más posibilista o colaborativa. De hecho, basta con repasar los documentos políticos que uno y otro presentaron entonces para ver las enormes diferencias a la hora de relacionarse con el PSOE.

Sin embargo, las vueltas de la política han propiciado que se invirtieran las tesis y que tras el frentismo y la hostilidad que caracterizó la línea política de Iglesias en 2017 y la primera mitad de 2018 se haya pasado precisamente a la contraria. El pablismo se justifica en que sin esa estrategia de presión no se habría conseguido la moción de censura y llegar hasta aquí si se hubiese seguido una línea blanda. Mientras que desde el errejonismo se considera que lo que se ha venido a demostrar es que ellos tenían razón y que su camino era más eficiente para lograr los cambios.

Sea como fuere, el nuevo papel de Podemos pasa por conciliar sus exigencias al Gobierno y su afán por marcarle el paso sin comprometer su estabilidad. Puesto que más que nunca en estos días se está viendo que Pedro Sánchez necesita manos que lo agarren para no caerse.