De los juveniles del Real Madrid al sacerdocio: «Ahora pongo el fútbol al servicio de la evangelización»

Está muy activo en redes, donde suma varios miles de seguidores, y ha dirigido la comunicación del obispado de Getafe. Ahora lleva un año en una parroquia: «Soy un párroco con la ‘L’», asegura

Tenía habilidad con el balón, y se abrió un hueco en las categorías juveniles del Real Madrid. Pero, además, era buen estudiante, y estudió Periodismo en la universidad Francisco de Vitoria de Madrid. De ahí se llevó dos premios: el Extraordinario de fin de carrera al mejor expediente académico, y la fe católica. Porque Julián Lozano no era especialmente creyente. O, al menos, practicante. La fe aún no le había alcanzado de lleno. La encontraría durante sus años universitarios. Y, junto a la fe, creció en él otra inquietud: la sacerdotal. Poco se podía imaginar el antiguo juvenil del Real Madrid que terminaría cambiando la equipación blanca por las vestiduras clericales negras. Pero así fue, tras varios años de formación en el seminario de Getafe (Madrid).

–Sacerdote y periodista. Ha colaborado en Radio Nacional de España, Radio María y Cope, y ha sido el delegado de medios de comunicación en su diócesis, además de tener mucha presencia en redes sociales. Desde hace un año, sin embargo, es el párroco de una nueva parroquia en Móstoles, la San Pablo VI. ¿Son más agradecidos los feligreses o los oyentes?

–El pasado septiembre le decía a la gente que era un párroco con la L, porque llevaba un mes en una parroquia bebé, ya que nació en mayo del año 2024. Ser párroco es estar constantemente contando la buena noticia a todo el mundo. No lo haces a través de micrófonos, a través de pantallas, sino cara a cara, y es precioso. El Señor nos mandaba lanzar las redes, pero vivimos una sociedad en la que hace falta, digamos, una pesca ‘de caña’. De persona a persona. Estar en la parroquia significa que te vas encontrando todos los días con personas a las que les puedes anunciar el Evangelio y ves el impacto que tiene acoger a Jesús en sus vidas.

Nunca había pensado que iba a ser párroco de una parroquia nueva, de una parroquia en la que hay que construir la comunidad. Ha sido una gozada ver cómo se comienza a generar comunidad, como las personas se acercan y empiezan a crecer en relación con el Señor, y eso significa más luz para su matrimonio, más luz para su vida laboral, más luz para educar a los hijos, para vivir su vocación. Eso es más tranquilo que tener que estar con un ojo mirando a la actualidad de los medios.

El sacerdote es muy activo en redes sociales

El sacerdote es muy activo en redes sociales Victoria Weil

–¿Y cómo vive esa cercanía, por ejemplo, con sus oyentes de Radio María, donde sigue colaborando?

–Hace un rato, he pasado para confesarme por la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, que está a 100 metros de El Debate, y una persona me ha dicho: ¿Es usted el padre Julián? Le escucho en Radio María y me ayuda mucho. Y bueno, pues los medios de comunicación tienen esta capacidad de difundir esa buena noticia que comentaba antes. Es una alegría poder sembrar una semilla.

Cuando estudiábamos periodismo nos hablaban del broadcasting, de lanzar, lanzar la semilla. No sabes dónde cae y confías en que esa semilla haga bien a las personas que la reciban.

A veces, en estos 13 años, a través de correos electrónicos, a través de cartas y de postales que nos envían los oyentes o de las redes sociales, alguien te escribe y te dice: Este testimonio que has compartido, o esta reflexión, o esta entrevista, me ha dado luz, me ha dado paz, me ha dado consuelo, me ha dado alegría. Algunas personas han vuelto a practicar, a vivir los sacramentos, a acercarse a la Iglesia. Entonces, tener la oportunidad desde hace 13 años en Radio María, es muy gozoso ver cómo una palabra, un gesto, un compartir, ayuda realmente a las personas.

–De hecho, hay testimonios de gente que no llegó a suicidarse por escuchar Radio María…

–Y es que con muy poquitos medios se consigue un impacto muy grande. Recuerdo en la época de la pandemia, personas que estaban aisladas y que esa fue su compañía y su aliento y su ayuda. También es un milagro el tema de la cobertura, es decir, que es capaz de sintonizarse prácticamente en todos los lugares. Es como el milagro de la semilla de mostaza, que es una cosa muy pequeñita, pero que da unos frutos muy grandes.

Julián Lozano, junto al Papa Francisco y otros sacerdotes de Getafe

Julián Lozano (derecha), junto al Papa Francisco y el obispo de Getafe

–Acaba de celebrarse por primera vez en la historia el primer encuentro de influencers católicos en el Vaticano. Usted tiene más de 11.000 suscriptores en YouTube, casi 18.000 en X… Se ha debatido mucho sobre si los sacerdotes deben estar o no en las redes, en los peligros que conllevan, etc. ¿A qué conclusiones llega usted, que lleva muchos años metido en ellas?

Hace más o menos 15 años que llevo planteándome la cuestión. Yo también tengo una vocación grande a la comunicación. Creo que la Iglesia, sin lugar a dudas, tiene que estar en las redes sociales, pero eso no significa que todos tengamos que estar en las redes sociales.

Digo esto sobre todo para relajar a muchísimas personas que tienen un celo apostólico pero que a lo mejor no se ven ni creándose una cuenta en TikTok, ni en Instagram, ni en Facebook, ni en YouTube. ¡Pues tranquilos, que la Iglesia es muy grande y hay mucha gente que tiene distintos carismas! No deja de ser llamativo que un Papa tan conservador –por utilizar una palabra que entienda la gente– como Benedicto XVI fue el que el 12 de diciembre de 2012 entrara en la red Twitter. Es decir, que hay una conciencia de que hay que estar presentes.

Yo sigo a algunos obispos, cardenales, sacerdotes, religiosos; a muchos laicos, a algunos medios, y a mí me hace bien escuchar esas reflexiones, esos criterios, esos testimonios. Hay que estar atento a los riesgos, que los hay, pero hombre, los riesgos… Si no entramos en la selva por los riesgos, pues no vamos a poder encontrarnos con las personas que están en la selva…

Tenemos que estar y tenemos que aprender a estar. Tenemos que pedir la gracia de la humildad, del discernimiento, de la prudencia, de ser fieles y de dar una una transmisión del mensaje ajustado de nuestra fe, sabiendo que también hay momentos de riesgo en los que uno presenta unas opiniones que pueden entenderse mejor o peor.

Al final de lo que se trata es de que aparezca el Señor y de que la gente pueda hacer experiencia de la Iglesia, no de una persona en concreto.

–Aunque, luego, cuando cae un sacerdote o una religiosa con muchos seguidores, y deja su vocación, es algo que hace mucho ruido…

–Ya sabes el dicho de que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece. Yo creo que tenemos que rezar por por los misioneros: por los que están en las periferias del mundo y por los que están en esta nueva periferia que son las redes sociales: Es el continente digital del que hablaba Benedicto XVI. Y pedir para que seamos sostenidos todos en la fidelidad, pedir por el dolor que supone ver caer a un hermano o una hermana con influencia, ya que es algo que a todos nos afecta. Nosotros seguimos a Cristo y las personas en la medida –como decía San Ignacio de Loyola–, en tanto en cuanto nos ayudan a unirnos a Cristo, a recibir a Cristo y a seguirle.

Fútbol y fe

–Cuéntenos algo de su pasado futbolista.

–¡El Señor te regala tantas cosas al vivir y, además, no desaprovecha nada! Yo he jugado al fútbol muchísimo: tuve el regalo de jugar en las categorías inferiores del Real Madrid; después pude jugar hasta subir a Tercera División y, bueno, luego ya con 22 ó 23 años decidí entrar al seminario y eso se acabó.

Ahora ya juego menos al fútbol porque van apareciendo los achaques… Pero he jugado muchísimo al fútbol: en el seminario, con jóvenes, con niños; torneos de fútbol para monaguillos… Es decir, que lo que te da el Señor, cuando después te llama –en mi caso, una vocación como el sacerdocio– sigue aprovechándolo para acercar a otros.

–¿Y cómo «aprovecha» el fútbol en su vocación?

–El otro día, en la parroquia, vienen unos niños; les pido un balón, les hago tres cositas y es como una especie de acercamiento para luego dar el siguiente paso que es: Oye, pues vamos un momento a la capilla y saludamos al Señor. Así que estoy muy agradecido por todo lo que es el mundo del deporte, por las relaciones generadas y porque luego eso el Señor te lo sigue dando para que sigas poniéndolo al servicio de la evangelización.

–¿Se atreve a hacer un pronóstico sobre la próxima Liga?

–Pues mira, yo, que soy madridista, muy madridista, no las tengo todas conmigo… O sea, hasta ahí puedo leer. No voy a hacer de profeta en este caso…