Fumata negra: la cristiandad seguirá expectante esperando al nuevo Papa

No ha habido sorpresa. Como era previsible, el humo que ha salido de la chimenea de la Capilla Sixtina no ha anunciado la elección de un nuevo Papa

Pasaban las 21:00 horas del miércoles y la expectación era máxima en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde miles de personas se congregaban. Sabían que, con casi total seguridad, el humo que desprendería la chimenea metálica de la Capilla Sixtina no sería blanco, pero aún así han querido ser testigos de esta tradición. «Habrá que volver mañana», ha comentado un turista venido de México.

Efectivamente, mañana jueves, los 133 cardenales electores volverán a reunirse para tratar de que uno de ellos aglutine los dos tercios de los votos necesarios para convertirse en el Romano Pontífice 267º de la Iglesia católica. La siguiente fumata, por tanto, se espera para mañana en torno al mediodía. Esa ya tendrá alguna posibilidad más de que sea blanca, pero es muy poco probable. Por la tarde, de nuevo en torno a las 19:00 horas, se produciría la tercera fumata.

Así seguiremos hasta que los cardenales se decanten por un candidato. Los cónclaves de los últimos cien años han sido rápidos: 2 o 3 días de media y alrededor de siete votaciones. En caso de repetirse este patrón, podríamos conocer quién será el próximo Papa mañana jueves o el viernes.

Pero esto son meras especulaciones; hasta que dos tercios de los purpurados no estén de acuerdo con un candidato, seguiremos en sede vacante.

Los cónclaves más rápidos

Desde principios del siglo XX, los dos cónclaves más rápidos fueron los de 1939, del que salió elegido Pío XII (un día y tres votaciones) y el de Juan Pablo I de 1978 (un día y cuatro votaciones). Las deliberaciones en las que salieron elegidos Benedicto XVI y Francisco también fueron muy rápidas: dos días en cada caso y 4 y 5 votaciones respectivamente. Para elegir a Karol Wojtyla –un desconocido cardenal polaco que se convertiría en Juan Pablo II en 1978– fueron necesarios tres días y ocho rondas de votaciones.

El ordenamiento de los cónclaves elaborado por Juan Pablo II establece que, después de tres días de escrutinios (12 votaciones), los cardenales realizarán una pausa de un día en el cónclave. En este caso, la primera pausa se produciría el próximo domingo tras trece votaciones infructuosas (la de la tarde del miércoles y las cuatro del jueves, viernes y sábado). Desde el momento de la pausa en adelante, el cónclave alternará ciclos de siete votaciones y recesos hasta elegir al nuevo Papa.