Francisco evita leer los discursos que lleva preparados y los confía a un colaborador que los lee en su nombre

Francisco condena el «cobarde» atentado en Moscú y alerta de una «crisis humanitaria» en Ucrania por los ataques contra centrales eléctricas

Preside la primera gran ceremonia de Semana Santa en la plaza de San Pedro y reza en voz alta algunas oraciones

El Papa Francisco ha preferido no leer la homilía que tenía preparada para la misa del Domingo de Ramos. No se recuerda que lo haya hecho en ninguna otra ceremonia de este pontificado.

El Pontífice, de 87 años, cumplió el pasado 13 de marzo once años como Papa. Desde hace un mes, Francisco evita leer los discursos que lleva preparados y los confía a un colaborador que los lee en su nombre. En este caso, ha optado por quedarse en silencio tras la lectura del Evangelio.

El Papa sí que ha dado la bendición inicial y leído las oraciones del principio de la misa, con voz un poco resfriada pero relativamente fuerte. Al final de la misa ha leído un breve discurso antes del Ángelus.

Unos 60 mil peregrinos han entrado en la plaza de San Pedro para la primera gran ceremonia de este año, y su primera misa pública en la plaza desde hacía varios meses. Entre ellos, había muchos jóvenes españoles, que esta Semana Santa participarán en el ‘Congreso Univ’, ligado al Opus Dei.

Unos 25.000 peregrinos han entrado en la plaza de San Pedro para la primera gran ceremonia de este año, y su primera misa pública en la plaza desde hacía varios meses.

En febrero celebró la misa del Miércoles de ceniza en la basílica de Santa Sabina en Roma, y unos días antes, en la basílica de San Pedro, la canonización de Mama Antula.

Cobarde atentado

«Aseguro mis oraciones por las víctimas del cobarde atentado terrorista perpetrado la otra noche en Moscú», ha clamado el Papa en la plaza de San Pedro este Domingo de Ramos. La condena ha tenido aún más peso simbólicamente porque el Pontífice no había pronunciado antes la homilía.

«Que el Señor las acoja a las víctimas en su paz y consuele a sus familias. Que convierta los corazones de quienes planean, organizan y llevan a cabo estas acciones humanas, que ofenden a Dios, quien ordenó: ‘No matarás’», ha añadido.

El Papa ha agradecido a continuación el regalo de las ramas de olivo regaladas para la ceremonia por católicos de varias ciudades del mundo, entre ellas, un grupo Neocatecumenal de España, y, separado de la condena al atentado en Rusia, ha pedido oraciones por la paz.

«Recemos por todos nuestros hermanos y hermanas que sufren a causa de la guerra», ha dicho. «Pienso de modo especial en la atormentada Ucrania, donde muchas personas se encuentran sin electricidad debido a los intensos ataques contra las infraestructuras que, además de causar muerte y sufrimiento, conllevan el riesgo de una catástrofe humanitaria aún mayor», ha alertado.

«Por favor, ¡no olvidemos a la atormentada Ucrania! Y pensemos en Gaza, que tanto está sufriendo, y en tantos otros lugares de guerra», ha concluido.

También Francisco ha mencionado el asesinado de una mujer y un niño en la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, un pueblo colombiano de casi tres mil habitantes cerca de la frontera entre Panamá, que se había declarado «zona de paz», y ajeno al conflicto entre gobierno, paramilitares y FARC. El asesinato ligado a grupos paramilitares es una violación de este estatus especial. El Papa ha recordado que en 2018 esta comunidad «fue premiada como ejemplo de compromiso con la economía solidaria, la paz y los derechos humanos».

Enlazándose a la ceremonia religiosa, el Papa ha recordado que «Jesús entró en Jerusalén como un Rey humilde y pacífico» y ha propuesto «abrir los corazones a Cristo», pues «sólo Él puede librarnos de la enemistad, el odio y la violencia, porque Él es la misericordia y el perdón de los pecados».

«Aprendamos de la Virgen María a permanecer junto a Jesús durante los días de Semana Santa, para llegar a la alegría de la Resurrección», ha concluido.