Juan Carlos Domingo, general en la reserva, sobre la rebelión de Wagner: «Era la típica crisis que se veía venir»

La rebelión de Prigozhin añade incertidumbre al conflicto ucraniano y abre la posibilidad de que comience una guerra civil en Rusia. Para conocer más sobre ello, en Vozpópuli hemos charlado con Juan Carlos Domingo, General de división retirado del Ejército de Tierra

El escenario en Rusia ha cambiado de manera radical desde esta mañana, cuando el grupo Wagner se ha declarado en rebeldía y ha tomado la ciudad de Rostov. Una situación que ahora, más si cabe, añade incertidumbre al conflicto ucraniano y abre la posibilidad de que comience una guerra civil en Rusia. Para conocer más sobre estos temas, en Vozpópuli hemos charlado con Juan Carlos Domingo, General de división retirado del Ejército de Tierra.

Domingo cuenta con un excelente currículum dentro de las Fuerzas Armadas españolas y es una voz autorizada para hablar sobre conflictos armados como el que se vive en Ucrania y Rusia, ya que posee una amplia experiencia internacional, de la que destaca su participación en la negociación de los acuerdos de coordinación de España con la OTAN y su paso por los Balcanes, primero en el cuartel general de los cascos azules de UNPROFOR, en plena guerra, y después como jefe de operaciones de la Brigada Multinacional ‘Salamandre’, en Mostar.

Pregunta: ¿Qué escenario se abre ahora?

Respuesta: El escenario en el que nos debemos poner ahora es el propio de una importante discrepancia (que muchos analistas habían avanzado anteriormente) entre quienes han estado luchando muy activamente en cooperación con el ejército regular ruso en la guerra de Ucrania y el propio Kremlin.

P: ¿Esa «importante discrepancia» qué perspectivas abre en Ucrania?

R: Quizá sea lo más difícil de valorar, porque Yevgeni Prigozhin, el jefe del grupo Wagner, había ya anunciado la retirada de tropas después de la conquista de Bajmut. Es decir, que eran fuerzas con las que ya no contábamos. Así que, en principio, el nivel o el volumen de tropas que se han retirado del frente no debería afectar demasiado a las operaciones que ahora mismo están llevando a cabo el ejército regular ruso. El problema está en que es más interno ruso ahora mismo que relacionado con la guerra de Ucrania.

P: Precisamente sobre el impacto en Rusia le quería preguntar: ¿Qué va a pasar en Rusia? ¿Podemos hablar incluso de una Guerra Civil?

R: No tenemos demasiada información ahora mismo para aventurar esa clase de juicios, a pesar de que conocemos mucho más de lo que está pasando en el lado ruso que en el lado occidental, lo cual nos debería hacer reflexionar también un poco sobre cómo se está diseminando la información por parte de Ucrania y Occidente.

Quizá sí puede decirse que era un problema anunciado, la típica crisis que se veía venir. Cuando un estado permite que se fragmente su capacidad de gestionar lo que conocemos como «violencia legítima estatal», el hecho de que se produjera una ruptura en ese frente era muy probable. Así que ahora Putin tiene que lidiar con un problema de inseguridad interno que veremos a ver si es capaz de gestionar.

P: ¿Puede provocar que Putin termine movilizando sus tropas de nuevo a Rusia?

R: No sabría decirlo con seguridad. Prigozhin y el grupo Wagner manejan unas cifras aproximadas, a juicio de la mayor parte de las fuentes, entre 40 y 50 mil combatientes, de los cuales solo un 20% son profesionales y han tenido muchas pérdidas durante todas estas operaciones. No parece que esa cifra hiciese que reconsiderase absolutamente toda su estrategia en Ucrania.

Pero veremos, porque la otra gran cuestión es por qué se ha retirado Prigozhina a Rostov-on-Don. Tengo que recordar que Rostov-on-Don y toda la zona entre el mar de Azodio y el mar Caspio, y después toda esa zona caucáusica de las estepas, tienen muchísimos problemas en toda la historia de Rusia por la discutible lealtad de las poblaciones que habitaban esas zonas, incluido entre ellos el Cáucaso.

P: Para poner en contexto, ¿por qué el grupo Wagner ha llevado a cabo esta rebelión?

R: Prigozhin, desde el principio, estaba entre los que discutían la autoridad del Kremlin. Ha sido una fuente de problemas permanentes para Putin. Estamos ahora mismo en un proceso en el que Vladimir Putin ha querido corregir esa clarísima anomalía intentando disciplinar a las compañías privadas militares, las PNC, estas de las que oímos muchas veces hablar, que no son solamente las de Wagner, sino también las organizadas por Gazprom.

Y estaban en un proceso de introducirlos en el ejército regular, o al menos como parte de las fuerzas disciplinadas por el Ministerio de Defensa. Y para Prigozhin, el enemigo público número uno es Shoigu, el ministro de Defensa, seguido después por Gerasimov, el general jefe del Estado Mayor Conjunto Ruso, que ahora mismo es el que lidera todas las operaciones en Ucrania. O sea que estamos, como siempre, en problemas internos mal gestionados.

P: ¿Qué papel juega en esta circunstancia Estados Unidos y la Unión Europea?

R: De interesadísimo espectador. No creo que hayan tenido en absoluto ninguna responsabilidad. Lo que es seguro es que ahora mismo desde Bruselas, fundamentalmente, desde los cuarteles generales estadounidenses en el territorio continental, están siguiendo muy de cerca cuál es el papel y cuáles son las acciones que va a tomar Prigozhin.

P: ¿Qué posibilidades hay de que prospere la rebelión?

R: No creo que podamos anticipar nada. Pero podemos arriesgarnos a hacer algunos juicios. No creo que las cosas vayan a seguir exactamente igual que habían estado hasta ahora, por lo menos para Yevgeni Prigozhin. No creo que el Kremlin pueda permitirse unas acciones que pueden encajar, con la información que tenemos ahora mismo, en lo que se conoce como un clásico ‘golpe de Estado’. Es decir, que aquí va a haber vencedores y perdedores.

Tampoco sabemos por qué Prigozhin se ha ido a Rostov-on-Don, aunque ya ha anticipado que podría ser porque cree que hay una población que podría ser más proclive a ayudarle a cooperar en aquello que tenga pensado. Hay que esperar. Tenemos que ver cómo pasan las próximas horas. Quizá esto (no hay por qué desecharlo) sea la primera ficha de un dominó que puede alcanzar hasta Moscú, con consecuencias perfectamente imaginables para la guerra de Ucrania.

P: He visto que usted ha escrito recientemente un libro, ‘Soldados’. Háblenos un poco de él.

R: Como diría cualquier autor, fueron miles de horas echadas en reflexiones y análisis. Y poner tanto esfuerzo en dos frases siempre cuesta. Pero en cualquier caso entra en un viejísimo problema que es el de la inexplicable indiferencia que en España hay por estas cuestiones de defensa de las que estamos hablando. Indiferencia de las que son objeto los propios militares, cuando no una clara animadversión. Pero no solamente eso. La primera parte del libro trata de cómo la sociedad española ve a la defensa y a sus militares. La segunda parte, cómo los propios militares ven a la sociedad española, con todos los problemas de actualidad, la representación política, el sistema democrático, las opciones o posibilidades o la historia de los golpes de Estado. Y la tercera parte hace un estudio sobre cómo todo esto se concreta en un sistema de defensa y cuáles son las fortalezas y las debilidades del sistema de defensa que nos hemos dado.