Puig abre otro frente con Sánchez por la escasa financiación de Alicante

Lo primero son los intereses del territorio y no la jerarquía del partido. Y con elecciones autonómicas y municipales en el mes de mayo con mayor motivo. El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, se ha marcado esa filosofía como eje vertebrador de su acción política. Y eso está generando distensiones con La Moncloa.

Puig fue en los momentos más duros del PSOE, aquel ya lejano 2016, uno de los barones más críticos con Sánchez. Pero también fue de los que mejor recondujeron la relación cuando se abrió la nueva etapa. Su modelo de gobierno de coalición con Compromis y Podem era referente para la izquierda que Sánchez quiso representar tras su victoria en las primarias de 2017. Luego llegó la moción de censura (2018) y con Sánchez en La Moncloa la lealtad pasó a ser cosa obligada. La relación se recompuso en las dos direcciones. No en vano la Comunidad Valenciana es la región más importante en manos del PSOE desde que se perdió Andalucía a finales de 2018.

Los presidentes autonómicos tienen muy claro que al igual que en 2019 el arrastre de Sánchez fue un activo electoral para ellos, en el nuevo ciclo debe ser su marca y su gestión autonómica la que debe primar por encima de todo. Y eso explica cómo Puig se está moviendo en las últimas semanas. Primero fue una propuesta fiscal mucho más ambiciosa y transversal que la que defendía y finalmente planteó el Ministerio de Hacienda. Y desde esta semana se abre una nueva brecha a cuenta de la distribución de las cuentas públicas para 2023.

Desde la Generalitat Valenciana destacan que están conformes con el presupuesto global. Pero no ocultan un fuerte malestar por cómo el reparto afecta muy negativamente a la provincia de Alicante. Se recuerda que la financiación a la que es la quinta provincia de España lleva varios años siendo el peor de la historia. En los dos últimos presupuestos de Mariano Rajoy, por ejemplo, fueron 180 millones. Y este año son 160 millones. Los cálculos de los socialistas cifran en 400 millones la cifra que tendría que haber encima de la mesa para poder ajustarse al peso de la provincia. «Estamos descontentos con el trato que el Gobierno está dando a Alicante», se asegura estos días en el Consell.

El malestar era tan evidente que Puig decidió ponerle voz y no limitarse a tratar de negociar la cuestión con el Gobierno. El presidente aseguró el viernes que en Lis referente a Alicante el presupuesto es «manifiestamente insuficiente y difícil de justificar». Los socialistas valencianos quieren que la situación se revierta en el trámite de enmiendas en el Congreso de los Diputados.

Alicante además tiene una variable política especial. El candidato del Partido Popular, Carlos Mazón, es de Alicante y presidente de su diputación provincial. La infrafinanciación de la provincia se convierte en un argumento de oposición fuerte para los populares.

Además, en la provincia de Alicante tiene el PSPV uno de sus focos de división interna más evidentes. Pese a ostentar el Gobierno autonómico, la dirección no ha podido impedir que tuvieran que celebrarse primarias para elegir al candidato a la alcaldía. Puig ha impulsado la candidatura de la exconsellera de Sanidad y actual portavoz del partido en Les Corts, Ana Barceló, como apuesta fuerte para tratar de recuperar el bastón de mando. Pero pese a la designación de un perfil tan destacado la agrupación local tendrá que celebrar primarias el próximo 16 de octubre entre Barceló y María José Adsuara, que acumula tres legislaturas como concejal en el consistorio y que representa los intereses del aparato provincial que controla Alejandro Soler.