Boris Johnson, el mejor (e inesperado) embajador del Museo del Prado

La cena celebrada anoche en el Museo del Prado con motivo de la cumbre de la OTAN en Madrid tuvo como protagonista inesperado al primer ministro británico, Boris Johnson, que demostró ser un apasionado y buen conocedor de la pintura. Mientras el resto de sus colegas departían animadamente en corrillos, él se perdía por los pasillos de la pinacoteca. Lo vimos deambulando solo por la galería central, por la sala 16B, dedicada a la pintura holandesa; se detuvo a admirar ‘La Familia de Carlos IV’, de Goya, que preside la rotonda al final de la galería… Pero si hubo un cuadro que llamó su atención nada más pisar el museo ese fue ‘Carlos V en la Batalla de Mühlberg’ (1548), de Tiziano.

El impresionante retrato conmemora la victoria de Carlos V sobre la Liga de Smalkalda en Mühlberg el 24 de abril de 1547. El cuadro está flanqueado por sendos retratos de Carlos V y Felipe II, retratados también por Tiziano. Los contemplaba, a buen seguro, con una mezcla de admiración hacia el pintor y, por qué no, cierta envidia hacia el imperio español de entonces. O acaso recordaba cuando el emperador estuvo pensando mandar tropas a Inglaterra cuando Enrique VIII quiso anular su matrimonio con su tía, Catalina de Aragón.

Boris Johnson admirando obras de Rubens en el Prado
Boris Johnson admirando obras de Rubens en el Prado – EFE

Dado que la visita al Prado comenzó con una hora de retraso, hubo que cambiar los planes sobre la marcha. En lugar de ser recibidos los invitados por Pedro Sánchez y su esposa (de rojo pasión) en la sala de pintura holandesa, como estaba previsto, se hizo en la galería central, a la que se accedía subiendo la escalera de Muguruza. Cuentan que nada más llegar a la galería, los ojos de Johnson se fijaron en el emperador, pintado por Tiziano. Lo señaló y hasta él se dirigió. Pero no solo tuvo ojos para Carlos V. También se detuvo en la galería central ante cuadros del siempre exuberante y sensual Rubens, como ‘El jardín del amor’, ‘Diana y Calisto’, ‘Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros’ y ‘Las tres Gracias’, ajenas a la mirada indiscreta del primer ministro. Ajeno al resto de los líderes presentes en el museo, seguía paseando por las salas. En la dedicada a la pintura holandesa pudo admirar obras de Jacques Jordaens, Rubens y Van Dyck. De este último, imposible no conmoverse con su ‘Piedad’.

El interés de Boris Johnson por la pintura no pasó inadvertido en las redes sociales. Twitter se incendió con mensajes jocosos y memes. En un tuit con mucha sorna leemos: «Boris Johnson paseando solo en una sala del Prado. Desde la Guerra Civil no había un peligro similar para el patrimonio histórico español». «Nos quedamos sin Velázquez y sin Grecos. Cuidado!», rezaba otro lacónico tuit, aludiendo a las ‘rapiñas’ británicas a lo largo de la Historia. Y si no que se lo pregunten a los griegos. Aún siguen reclamando los frisos del Partenón. Pero hay mensajes en la Red con más mala uva hacia el primer ministro: «Boris Johnson buscando el bar del Prado para tomarse unas pintas«. Sus célebres ‘parties’ durante el confinamiento le siguen persiguiendo como un mantra.

Pero no fue solo Johnson el único al que deslumbraron los tesoros del Prado. Cuentan que Emmanuel Macron y Mario Draghi también disfrutaron mucho su visita al museo. Quien tuvo más suerte fue el presidente de Irlanda, Michael Daniel Higgins, el primero de los invitados en llegar al Prado. Pudo hacer un pequeño recorrido por las salas acompañado por Andrés Úbeda, director adjunto del museo, y Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca de la pinacoteca, que andaban por allí junto al director del museo, Miguel Falomir. Fue precisamente Vergara quien poco después ejercía de cicerone de lujo (de madre americana, es bilingue, y además es un experto muy ameno en las explicaciones) por el museo con las nietas del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Durante unos 40 minutos, mientras tenía lugar la cena, pudieron admirar los principales tesoros del museo: las obras del Bosco, Velázquez, Goya… Finnegan y Maisy, de 22 y 21 años respectivamente, son hijas de Hunter Biden, primogénito del presidente de Estados Unidos, y su exmujer Kathleen Buhler. Maisy es artista. En las redes sociales muestra sus trabajos.

Johnson, ante 'Las tres Gracias', de Rubens
Johnson, ante ‘Las tres Gracias’, de Rubens – REUTERS

Abandonaron el museo acompañadas por su abuelo. Como curiosidad, Joe Biden fue el único que no accedió al Prado por la Puerta de Velázquez. Llegó en su ya popular coche, ‘La Bestia’, hasta el muelle de carga del museo (en la calle Casado del Alisal), donde habitualmente se cargan y descargan las obras de arte. Ya dentro del museo le recibió Javier Solana, presidente del Patronato del Prado y exsecretario general de la OTAN. Dicen que fue un encuentro muy cordial y que Biden estuvo encantador con Solana.

Tras el concierto de la Orquesta Sinfónica de Kiev y, antes de la cena, los invitados pasaron de la galería central a las salas dedicadas al Greco para dirigirse a la Sala XII y hacerse una foto ante ‘Las Meninas’. Lo hicieron en dos grupos a ambos lados de la obra maestra de Velázquez. Al parecer, fue el propio Pedro Sánchez quien explicó los pormenores del lienzo a los invitados. Y eso que andaban por allí grandes especialistas en la materia, que hubieran ilustrado mucho mejor a tan insignes visitantes. Los responsables del museo están muy satisfechos por el resultado de la visita.

Regalos

Los jefes de Estado y de Gobierno recibieron unas monedas acuñadas por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre con motivo del 275 aniversario del nacimiento de Francisco de Goya. Se trata de un cincuentín de plata con un fragmento de la obra ‘La Vendimia’ o ‘El Otoño’ y el autorretrato del pintor en el anverso. Los ministros que participaron en el acto fueron obsequiados con una onza de plata, que representa la pintura ‘El Quitasol’ y, en la otra cara, la obra escultórica de Goya realizada por Mariano Benlliure, situada delante de la puerta con el nombre del pintor español en el Museo del Prado.

Por su parte, los acompañantes recibieron los juegos de vidrio que vieron fabricar en la visita que el miércoles por la mañana hicieron a la Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia). Se trata de un juego de botellas, grabadas con el escudo de España, y un conjunto de vasos tallados por los maestros de la Real Fábrica.